La vida y obra de Acilia Plecusa nos llega difusa y a cuentagotas. Las referencias de su historia han llegado hasta nosotras gracias a los trabajos realizados en su ciudad natal, la desaparecida Singilia Barba, y del mausoleo que albergó sus restos, actualmente en el Museo de Antequera.
Acilia Plecusa nació sin este nombre a mitad del siglo II, en el seno de una familia esclavizada por el régimen romano ¿Cómo pudo una mujer que, además era esclava, dejar su impronta en nuestra historia? Pues con el único recurso que hemos podido utilizar las mujeres hasta hace bien poco: el matrimonio. Y es que resulta, que la familia de Acilia pertenecía a una de las casas más longevas y poderosas de toda Roma: La familia Acilio. Y más concretamente, a un miembro destacado de la aristocracia de la Bética romana, Manio Acilio Frontón.
¿Y quién era el tal Manio Acilio, el de la frente amplia, que tanto poder tenía? Manio perteneció a una importante familia que contó, a lo largo de sus más de setecientos años de historia, con varios cónsules, tenientes del ejército de César y destacados poetas y abogados de las leyes romanas. Nuestro Manio era prefecto de ingenieros, un alto rango con poder de decisión en la creación y ordenación civil. La influencia de esta familia en toda la Península y en la metrópoli romana fue más que notoria.
De esclavitud a la aristocracia
Desde muy joven, Acilia se relacionó con su patronus Manio, y pasó lo que pasa, que se quedó embarazada. Esta situación, bastante normal en todos los tiempos y tipos de esclavitud, solía conllevar situaciones muy violentas, tanto para la madre, como para el hijo, que asumía la situación legal de la progenitora. Para que la familia del patronus no pasara la vergüenza de ver criar a un familiar en situaciones de servidumbre, era común vender a la madre y al hijo, que pasaban a ser propiedad de otras familias,con el desarraigo y la vulnerabilidad consecuentes que ocasionaba.
En algunos casos, los señores de las casas podían conceder a la madre la libertad, pasando esta a ser una liberta (y con ella, su hijo), lo cual estaba un poco mejor visto en la sociedad romana. Y esto último es lo que sucedió con Acilia. Manio, además de liberar a la joven, se casó con ella. Y aquí es cuando tomó el nombre de la familia del patrono, Acilia, junto con el sobrenombre de Pletusa. Su hijo también fue nombrado con el nombre de la familia paterna, Manio Acilio Phlego, lo cual no deja dudas de los intentos de su padre para que alcanzara el título de “decurión”, lo que permitía a un nacido liberto optar al rango de aristócrata.
Acilia pasa de ser esclava a tener un notable papel en la aristocracia local del momento. Sabemos que tuvo una segunda hija cuando ya estaba afianzada en la sociedad romana y que fue reconocida por su trabajo como matrona.
Sin orden patriarcal
Gracias a las excavaciones arqueológicas, podemos saber que Acilia enviudó y que su hijo murió. Esto le permitió financiar proyectos y construir estatuas que homenajeaban a su patronus et maritus (tal y como ella lo nombra en uno de estos homenajes) y a su hijo, así como a otros personajes de la aristocracia romana, lo que también deja constancia del poder económico que llegó a alcanzar Acilia y la libertad con la que obró. Sus restos descansaron durante mucho tiempo en la necrópolis romana en Bobadilla, dentro de un mausoleo que ella misma financió, junto con toda su familia.
Las inscripciones encontradas en las distintas tumbas, que mencionan a los yacentes como familiares de Plecusa, saltándose el orden patriarcal, nos da una clara referencia de la figura que Acilia Plecusa representó y su reconocimiento en la sociedad romana del momento.
Singilia Barba
Su vida transcurrió en su ciudad natal, Singilia Barba, que actualmente se encuentra dentro de la propiedad del Cortijo de Castillón, en Antequera. Entre los restos de esta ciudad, que tuvo también un importante desempeño en la organización territorial romana, se encuentra un teatro y un circo, con un aforo estimado de 2.200 personas, por lo que podemos estimar que tuvo un importante número de habitantes.
La ciudad, que además posee evidencias de población desde el Neolítico, con restos íberos y andalusíes, se encuentra hoy en día en una situación de abandono absoluto por parte de las autoridades, dentro de la lista roja de lugares patrimoniales en situación de abandono y con alta probabilidad de desaparición. La mayor parte de ella se encuentra aún bajo tierra, a la espera de que los trabajos arqueológicos en la zona continúen revelando la vida y la obra de Acilia Plecusa y de tantas otras que como ella, pudieron existir.
Otras referencias
- Legión Novena Hispana, 2016, Acilia Plecusa
- Museo de Antequera, Acilia Plecusa
- Espinal, A. 2022, La tumba de Acilia Plecusa, una esclava que se convirtió en señora de la Bética romana
- Lista Roja del Patrimonio, Hispanianostra.org, Singilia Barba
0 comentarios