La Invisible ha visto pasar por sus salas a personas de diversas generaciones. Algunas de ellas eran niñas cuando la casa abrió sus puertas. Es el caso de Selma Benazzouz, que tenía unos 9 años cuando empezó a ir al patio con sus padres. Recuerda los teatros, los mercadillos artesanales y el hummus que por aquel entonces ponían de tapita. Hablamos con ella en plena organización de la cadena humana en defensa de La Invisible del próximo 12 de febrero, a las 12:30 h. 

Entrevista: Marta Caballero y Laura Rueda

Actividad que desarrollas en La Invisible

He acudido a diferentes talleres, como el de lengua de signos, que se hicieron varios; a algún sábado de ‘Filosofía en los Bares’; y, sobre todo, voy a la oferta cultural que existe y a disfrutar del patio tomando algo en buena compañía.

¿Qué te ha dado La Invisible como creadora/activista/persona…? 

Me ha dado un espacio donde me siento segura y cómoda. Un espacio de crecimiento personal, pues tienen siempre ofertas interesantes de charlas, talleres… Actividades donde eres bienvenida. Un espacio de “contrapoder” donde poder reunirme, pasar un buen rato fuera de las dinámicas limitadas de la oferta que tiene ahora Málaga, donde vayas donde vayas, por lo general, siempre existe el mismo ambiente. En La Invisible es diferente, siento que es un lugar humano lleno de gente muy diferente. Esa diversidad me encanta.

Haciendo balance de estos casi 15 años, ¿cómo crees que ha cambiado la actividad de la invisible el paisaje-la radiografía de la ciudad de Málaga?

Creo que ha abierto y mantenido de forma constante un espacio donde tejer redes de apoyo y que ha generado una posibilidad de relacionarnos en una ciudad que no ofrece espacios para ello fuera de las dinámicas de consumo. La Invisible ha potenciado la cultura de lo común, algo que Málaga necesita. Está ciudad está un poco más completa con lugares como este, que de forma prácticamente ininterrumpida ofrece actividades y cultura para las personas que la habitamos y buscamos un poco más de humanidad en una Málaga que está volcada hacia el turismo de masa.

En una ciudad como Málaga, en la que la cultura y el arte están tan presentes, y que es referente en el resto de ciudades del estado español, ¿por qué es importante la existencia de un espacio como La invisible? 

Porque aporta arte y cultura libres. Málaga tiene gran oferta cultural, pero a veces se cae en pensar que el único arte que tiene valor es aquel que está albergado en grandes espacios (teatros, museos…). Sin embargo, existe oferta más allá que deseamos explorar, y creo que eso nos lo ofrece La Invisible. Cualquier creador tiene cabida, en otros espacios eso es más complicado. 

Si la invisible fuera un órgano de la ciudad de Málaga, ¿cuál crees que sería?

Iba a decir el corazón, pero creo que me quedo con la médula espinal, porque La Invisible vertebra la ciudad para muchas de nosotras, le da sentido a encontrar una vida en común en un espacio para todas. También creo que podrían ser las cuerdas vocales, porque La Invi nos da voz, la expande, y difunde mensajes al mundo. 

¿Qué aporta el feminismo a la Invisible?

La invisible ofrece al feminismo un verdadero refugio, da espacio a colectivos feministas, reuniones, talleres, actividades donde ampliar la formación y donde compartir vivencias y apoyo. Creo que el feminismo aporta a la invisible una parte fundamental, la hace más real, más completa, más reflexiva y más combativa. El feminismo llena a la invisible de razones por las que continuar luchando por un mundo más habitable.