Anouk lleva un año viviendo en Málaga, tras haber estudiado el grado de Periodismo y Ciencia Política y Gestión Pública en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Actualmente está trabajando en el proyecto Agenda Comadre 2022 y en la Editorial Avenate. Esta sampedreña de 23 años nos cuenta su experiencia de militancia en un centro social y cultural autogestionado como La Casa Invisible. Podéis encontrarla en Instagram con el usuario @graficaperversa.
Primer recuerdo que tienes de la invisible. Año aproximado
Yo estoy segura de que vine sobre el año 2013-2014 con unos 14 o 15 años. Mi hermana empezó a militar en la Casa Invisible en 2010 y durante esos primeros años me trajo en numerosas ocasiones. Actualmente, cuando estoy en la casa mucha gente me recuerda, aunque yo no les recuerde a ellos porque yo era mucho más pequeña. Mi primer recuerdo de verdad en la Casa Invisible fue en una feria hará como 4 o 5 años.
¿Qué actividad has desarrollado/desarrollas en La Invisible?
Yo empecé en la Casa Invisible en el grupo de trabajo de comunicación, concretamente en la parte de gestión de redes sociales y en la parte de diseño de cartelería y generación de contenidos a nivel gráfico. Posteriormente, también me he involucrado en el área de cultura libre, programando actividades.
¿Qué te ha dado la invisible como creadora/activista/persona…?
Como creadora, La Casa Invisible me ha dado la posibilidad de poder aprender muchísimo de otras compañeras creadoras también. Además, he podido poner en práctica muchísimos conocimientos que yo tenía muy en la teoría, y también aprender conocimientos nuevos, como entrar en la acción de la vida real, de lo que es comunicar a un público amplio y a un público muy específico. Como persona me ha dado muchísimas lecciones y mucha consciencia de cosas que pasan a mi alrededor, de las que no eres consciente hasta que no te involucras en un espacio y vives su cotidiano.
En una ciudad como Málaga, en la que la cultura y el arte están tan presentes, y que es referente en el resto de ciudades del estado español, ¿por qué es importante la existencia de un espacio como La Invisible?
Yo creo que se podría dividir en dos partes. La primera parte en cuanto a la actividad en sí misma de La Invisible, creo que es muy importante tener en cuenta que está muy sujeta a las amenazas externas y a las limitaciones que se ponen desde las instituciones. Yo he vivido momentos en La Invisible donde estaba súper viva y las puertas estaban súper abiertas. Había mucha confluencia de gente súper diversa.
Y, sin embargo ha habido otros momentos en ciertas amenazas de desalojo o toques de atención donde la casa estaba muchísimo más coartada y había muchísimo más miedo de desarrollar actividades de según que tipo. Ha ido por fases y por picos, según las amenazas externas y la fuerza interna.
Con respecto a la ciudad, es mi primer año viviendo en Málaga, pero por lo que he sabido de compañeras que llevan viviendo aquí muchísimos años, Málaga ha pegado y sigue pegando un cambio gigante en lo que tiene que ver con las prioridades en sí misma. Una ciudad que cada vez prioriza más al turista, el capital, el aspecto económico. Cada vez más, las vecinas, los cotidianos y las redes comunales tienen menos fuerza.
Esto a La Invisible le afecta porque cada vez son más fuertes las amenazas de desalojo para poder capitalizar el espacio, pero a la vez también lo revaloriza porque se acaba convirtiendo en un espacio más privilegiado en donde encontrar redes de resistencia ante toda esta gentrificación y capitalización de los espacios constante. Entonces es un arma de doble filo, una moneda de dos caras y creo que La Invisible cada vez tiene más responsabilidad por el devenir de la ciudad en mantenerse firme y seguir funcionando como pulmón de Málaga en todo este caos de turistificación y gentrificación.
En una ciudad como Málaga, en la que la cultura y el arte están tan presentes, y que es referente en el resto de ciudades del estado español, ¿por qué es importante la existencia de un espacio como La invisible?
Porque sigue siendo uno de los pocos espacios que se resisten a las dinámicas gentrificadoras y capitalistas en Málaga. Esto se puede aplicar perfectamente al plano cultural y artístico. Igual que en el plano urbanístico nos encontramos una ciudad que cada vez está más gentrificada, y cada vez destierra más a las vecinas, en aras del beneficio privado, creo que esto mismo se puede aplicar al arte, que cada vez hay menos espacios donde crear desde lo común, sin ningún tipo de interés ni de rentabilización, menos espacios donde manifestarse de forma diversa artísticamente.
En todo este momento, yo creo que un espacio como La Invisible es fundamental, con el gran potencial que tiene en términos estructurales, además de la cantidad de salas y espacios; y también el potencial, en relación a la cantidad de personas que hay detrás poniendo cuerpo, queriendo programar actividades culturales, queriendo facilitar lo máximo posible la creación y la cultura colaborativa y cuidando siempre la accesibilidad de todos los eventos que organiza. Un ejemplo perfecto para mí de esto es el mercadillo de artesanas que se celebra cada sábado. Me parece que sin La Invisible esas artesanas dejarían de tener ese espacio y creo que, junto a la Medusa, no hay otro lugar que pueda dar esa posibilidad a estas chicas. Es un ejemplo de tantísimos que hay.
Si la invisible fuera un órgano de la ciudad de Málaga, ¿cuál crees que sería?
Creo que la casa es un pulmón de la ciudad porque la hace respirar. Estamos hablando de un cuerpo que cada vez está más descuidado, cada vez fuma más, bebe más, se descuida y se desfasa más, sobretrabaja y, sin embargo, mantiene un pulmón que está limpio, que está sano, que quiere seguir funcionando, a pesar de que otros órganos no quieren que suceda. Me parece una buena metáfora.
¿Qué aporta el feminismo a la Invisible?
Sobre todo el poner los cuidados en el centro.
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