Entrevista a la creadora malagueña Alessandra García, nominada en tres categorías a los Premios Max por su obra Mujer en cinta de correr sobre fondo negro
Esta obra es la radiografía que intento hacer en modo homenaje a mi barrio. No me puedo sentir más orgullosa de haber nacido dónde he nacido, de la familia que tengo, de los amigos que tengo, y de las cosas que he visto
Esta noche se celebran los Premios Max de las Artes Escénicas y una de las grandes sorpresas ha sido la nominación en tres categorías de la actriz, dramaturga y gestora cultural malagueña Alessandra García por Mujer en cinta de correr sobre fondo negro. Una obra independiente y autogestionada, que reivindica su barrio, el ya desaparecido Bulto de Málaga, además de los motes como elemento identificador dentro de una comunidad, la cultura que se gesta desde lo periférico, la conciencia de clase… y todo ello con mucha guasa e ironía, desde el humor y la reflexión.
Mujer en cinta de correr sobre fondo negro es una pieza escénica, autoproducida por Dos Bengalas, colectivo del que forman parte Alessandra junto a su pareja, la poeta y fotógrafa malagueña, Violeta Niebla. Esta obra hace una radiografía de un barrio humilde con reflexiones sobre la súper producción textil, el capitalismo, el entretenimiento, la cultura, los idiomas o el sector servicios, A través de la carcajada, Alessandra García nos hace pensar sobre elementos cotidianos. Con ella hemos hablado de las buenas junteras, las amigas, las mujeres de su familia, la identidad andaluza, el femichonismo y de otros avíos importantes que ella usa para hacer su puchero cultural particular. En La Poderío hemos querido saber qué atraviesa y remueve a esta creadora andaluza a la que deseamos mucha suerte esta noche.
¡Enhorabuena! ¿Cómo te sientes al estar nominada en los Premios Max en tres categorías?
Me siento abrumada, la verdad, porque tenía mucha ilusión de estar nominada al menos en una categoría, sobre todo por la ilusión de ir a la gala, pero cuando cuando me llamó Violeta (Niebla) en mitad de la clase del taller de teatro y me dijo que estaba finalista en tres, me quedé muy loca, porque es muy difícil. Escuchaba a una persona de la organización de los premios decir que era muy complicado, porque cada cual tiene que pasar tres jurados distintos para cada categoría. Y claro, pasar nueve jurados me parece una locura preciosa, muy bonita.
En alguna entrevista has confesado que, de todas las etiquetas que te definen profesionalmente (gestora cultural, artista visual, dramaturga…) te quedas con la de actriz.
Me siento actriz, claro, porque estudié interpretación y una siempre que ha estudiado una cosa de carrera se siente tranquila de ser eso que ha estudiado y para lo que se ha preparado. Yo soy todas esas cosas, pero es verdad que sí que me siento muy creadora, en realidad y en el fondo; y muy actriz por encima de todo.
Estás nominada a Mejor Autoría Revelación, Mejor Espectáculo Revelación y Mejor Actriz, ¿qué significa cada una de estas nominaciones para ti? ¿Qué hay detrás de cada una de ellas?
Para mí significa que no hay que tener pudor. A veces una tiene mucho pudor a hacer varias cosas en un proceso creativo, pero no hay más remedio cuando una obra es tuya como creación propia. Para mí cada nominación tiene un significado. Mejor Autoría Revelación me anima muchísimo a seguir escribiendo porque tengo cosas que contar y a la gente le gusta cómo las cuento. Hay muchas maneras de contar historias y la que yo tengo es una que es válida. Me dice que confíe.
Mejor Espectáculo Revelación me dice que he hecho muy bien contando con un equipo profesional, que he estado respaldada por estas diez personas absolutas. El espectáculo ha contado en cada fleco con un profesional. Es como la recompensa a esa inversión de tiempo y económica, esa confianza del equipo conmigo, y mía con el equipo, de que un espectáculo revelación siempre va de la mano de muchas personas. Me siento muy orgullosa de haber tenido esa nominación, sobre todo por mi equipo, por devolverle esa confianza que han tenido en mí.
Y el de Mejor Actriz es muchísimo. Yo sé que estos son unos premios de teatro, pero que yo no soy conocida, ¿sabes? Yo no he hecho ni tele, ni películas ni nada. A mí no me conocen, no saben quién soy. Y estar nominada como Mejor Actriz me da mucha, mucha confianza. Me da mucha tranquilidad saber que una puede ser actriz de teatro y hasta hacer un espectáculo propio y poder estar ahí nominada. Hoy me ha tocado a mí, pero si le llega a tocar a otra persona, me encanta que eso pase, que las personas que estén nominadas a Mejor Actriz también sean completas desconocidas.
Mujer en cinta de correr sobre fondo negro es una radiografía de un barrio humilde donde vemos reflejada la cuestión de clase, el feminismo, la diversidad sexual, ¿qué atraviesa y remueve a Alessandra García?
A mí me remueve y me atraviesa el humor. El humor desde la verdad, del día a día, de lo cotidiano. El humor cotidiano desde la verdad invisible. Eso a mí, ‘me caigo pa’ atrás’, me enamora eso. Esa cosa de poder destacar lo pequeño, lo que está ahí y se muestra y se dice. Para mí es la radiografía que intento hacer en modo homenaje, porque yo no me puedo sentir más orgullosa de haber nacido dónde he nacido, de la familia que tengo, de los amigos que tengo, y de las cosas que he visto. Yo he visto muchas cosas desde pequeña y esas cosas me las ha dado el barrio. Y la verdad es que es orgullo lo que intento transmitir en la obra. Es una realidad, pero siempre contada desde el homenaje y desde el orgullo.
Tengo entendido que es la primera vez que escribes una obra, ¿qué tal la experiencia?, ¿estás escribiendo más proyectos?
En realidad no es la primera obra que escribo. He escrito muchas más obras. Lo que pasa que esta cosa que te decía antes del pudor hace como que una no las tenga en cuenta, pero sí que he escrito muchas obras, muchos textos, dispositivos escénicos, obras para los talleres de teatro y obras de teatro. Pero es verdad que esta es como la más teatral, para un escenario grande, para caja negra, y en el sentido de convocatoria de la palabra. Es la primera vez que hago una obra de teatro escrita por mí, que habla de mí, y que está interpretada y dirigida por mí.
Por supuesto que voy a escribir más proyectos porque, si ya escribía con timidez y ahora he escrito este con un poquito más de empoderamiento, y si está gustando tanto, la gente se está comprando el libreto, que lo pueden comprar en la librería Rayuela, y me han nominado como mejor autoría, pues claro que tengo que escribir. No puedo dejar de escribir. Tengo que seguir escribiendo.
En este trabajo te abandera la etiqueta de chica de barrio. En La Poderío reivindicamos el femichonismo. ¿Hace falta más femichonismo, más feminismo merdellón para repensarnos desde el feminismo?
Claro que sí, me parece maravilloso el femichonismo. El feminismo es algo transversal, que está en todos los sitios, en toda la sociedad. Está donde tú estés sentada, ahí esperando el autobús, ahí hay feminismo, si tú quieres. Por eso creo que es muy, muy, muy, muy necesario el feminichonismo, sobre todo en estos barrios, en estos lares, en las periferias, en los lugares que parece que no puede ocurrir. Ahí es donde me parece el lugar más interesante para tu empoderarte y para tu reivindicar la igualdad.
Yo creo que una merdellona es muy, muy feminista. Hay de todo, pero ¿quién no recuerda esa merdellona que se metía en mitad del recreo a defender al más débil y a decirle tú no sé cuánto y era la primera que levantaba la mano para decir lo que le apetecía en la clase? Yo creo que la merdellona tiene esa virtud de estar. Tiene muchas cosas malas, como todo el mundo, pero yo creo que la merdellona, lo positivo que tiene es que se le nota, se le hace notar. Estoy muy a favor de La Poderío.
¿Por qué el color naranja como protagonista en el espacio escénico de Mujer en cinta de correr sobre fondo negro?
Yo quería color en la obra porque soy una persona muy colorista. Al principio quería tres, pero al final Beatriz Ros, que es la persona que se encargó del espacio escénico, me dijo que no, que ‘tres no, que eligiera uno’. Y elegí el naranja por todo lo que para mí simboliza. Para nada es mi color favorito; bueno, ya un poquito sí. Pero no lo es, en realidad es el verde. Dicen que el naranja es un color que tiene que ver con la creatividad, también con la espiritualidad.
Pero para mí sobre todo tiene que ver con esas cosas que están a punto de de explotar, como una bombona de butano, como esas señales naranja de cuidado-atención-prohibido, esos conos. Creo que todo lo que está naranja te está diciendo alerta-cuidado. Y eso es lo que yo digo en la obra, ¡reivindico que alguien me saque de aquí ya! Creo que el color naranja es ese color que inunda la alerta. La obra y el texto son tan realistas y descriptivos, que queríamos que todo lo que acompañara a lo que no fuera el texto fuera muy visual, muy contemporáneo, muy abstracto y muy simbolista. Que no fuera realista. Y por eso ese color lo impregna todo.
¿Es posible hacer teatro (y arte y cultura en general) desde la periferia?
Pues yo creo que es posible levantando el coño del sofá. ¡Chimpón! Y yo creo que que se puede hacer teatro desde la periferia, siendo más complicado y más incómodo, porque no tengo esta sala de 9 metros por 8 metros con una luz increíble, con una persona que me abre la puerta y que me trae agua para el ensayo, ni que me dan las cosas técnicas… Más incómodo por ese aspecto, porque me tengo que buscar la vida, porque me tengo que buscar un sitio donde ensayar, porque no tengo el dinero para hacer la obra que quiero, porque no puedo contar con gente profesional que me haga todas las cosas.
Todo el mundo que está empezando y que quiere hacer algo empieza desde la periferia. Muy poca gente no empieza desde ahí. Me parece que ahí está el talento.
Creo que hay tanto talento en el suburbio. Nada más hay que ver cómo la instituciones babean cuando ven un proyecto que ha nacido en la periferia, que es tan interesante, que tiene tanto concepto, que tiene tanta vida, que es tan orgánico, tan natural, que cuenta con gente de público impresionante, que cuenta con gente que está ahí, en ese proyecto, maravillosa. En esta ciudad, en Málaga, están pasando muchas cosas periféricas que son absolutas y son maravillosas. Y mucha gente haciendo mucho trabajo cultural de barrio, de puerta. Eso me parece muy de agradecer. La Medusa, Las hermanas Vontrier, La Casa Amarilla, Villa Puchero Factory… Hay muchos espacios que están saliendo, espacios de bares: La Polivalente, El Chispazo… Hay muchos lugares que están haciendo muchas cosas y son tan necesarios, que de verdad, chapó y gracias.
¿Cómo han recibido la obra desde otras comunidades y acentos?
La reciben muy bien. A la gente le gusta. ¿A quién no le gusta probar un buen potaje vasco de estos de habichuelas, que te ponen el bacon y la guindilla, las gildas en el platito alrededor para que tú te las cortes y te las comas? ¿A quién no le va a gustar una buena paella? Pues claro. A todo el mundo le gusta lo que viene de fuera, que está bien hecho.
La gente acoge muy bien esta obra porque ve que hay mucho respeto en lo que se está contando, con todo el cariño y la identidad del mundo, porque no se cuenta nada que no sea verdad. Siempre decimos que la obra, si supiera a algo, sabría Málaga. A todo el mundo le gusta probar cosas de fuera y degustarlas, y que te vengan a tu casa y te la pongan por delante. La verdad es que se está acogiendo súper bien.
Hablando del acento, en el maravilloso libreto de la obra, diseñado y editado por Tiquismiquis Club, utilizas las normas ortográficas del EPA, ‘propuesta ortográfica no oficial que se adapta a las particularidades lingüísticas de Andalucía y que destaca el valor lingüístico de nuestra tierra’. ¿Reivindicas con esta obra tus raíces andaluzas?
Sí, los Tiquismiquis Club han hecho un trabajo de edición increíble, bárbaro. Es un libretito tan chiquitito, tan coquetillo. Violeta Niebla propuso que se escribiera en EPA y Jose, es el que ha corregido el texto. Es un viaje increíble, que tú cuando leas el texto puedas hacerlo de la misma manera que yo lo voy diciendo en la obra. Yo algunos textos los hago en castellano y otros en andaluz. Así también lo puedes leer en el libreto.
Y claro que sí, reivindico mis raíces andaluzas. Creo que no hay nada más valioso que una tiene que la manera de hablar, de expresarse, de comunicarse y de estar en el mundo. Para mí la raíz andaluza es como mi mano o como mi codo. No lo puedo evitar, forma parte de mí. Creo que es muy importante sentirnos orgullosas, cada cual de donde sea, y yo me siento tan afortunada de haber nacido en Andalucía que es como si me toca el oso más grande en la tómbola. Contentísima yo con mi Pikachu gigante, vaya.
¿Quiénes son las referentas de Alessandra García?
Por una parte están las referentas de tu vida, de cómo estás tú sentada esperando para entrar al médico. Ahí tus referentas son tu familia: tu madre, tu tía, tu abuela… estas personas que te han criado y te han educado y de las que has aprendido a saber estar de una manera tan bien, tan humilde, tan educada, tan llana y tan divertida a la vez. Para mí está ese lado de mi vida, de cómo yo soy, cómo me comporto, cómo me tengo que enfrentar a una situación, ahí están las mujeres de mi familia.
Luego están las mujeres en mi día a día, que son mis amigas y con las que a la vez comparto esa manera de crear. María del Mar Suárez La Chachi, Ximena Carnivale, Rosa Romero, Violeta Niebla, por supuesto, Beatriz Ros, Luz Prado… son mujeres que tengo alrededor… Bárbara Sánchez, que no somos tan amigas, pero también la admiro muchísimo. Referente me suena como algo muy lejano y que no puedo alcanzar y para mí es un disfrute seguir aprendiendo de ellas. Y cada vez que las veo actuar o estar me enseñan cosas. Me inspiran. Para mí son muy importantes esas mujeres, aparte de amigas, que me miman y me cuidan todos los días, como Mónica Valentina, como Marta Howard, como mi amiga Fanny.
Y y luego están esos referentes planetarios como son Lola Flores, Mercedes Milá, Björk,
Rosalía también, ¡me encanta! La veo y me muero. Como es La Paquera, me emociona mucho. La Mala Rodríguez, Najwa Nimri… Tengo un montón de mujeres a las que mirar. Y luego también están mis referentes laborales, que no tienen nada que ver con lo artístico. Mis jefas Tecla Lumbreras y Eugenia Navas. La verdad es que no puedo estar mejor rodeado de mujeres que me inspiran muchísimo. Muchísimo. Cada una me aporta mucho en cada momento.
¿Pensamiento y humor van de la mano en tu obra?
Sí. Para mí pensamiento y humor van de la mano porque no sé otra manera, la verdad. Soy una persona que siente la comedia muy cerca de la inteligencia. Para mí el humor es esa burbuja de aire que hace que no nos tiremos por la ventana, que nos mantiene vivos. Creo que cuanto más cerca está una de lo que cuesta trabajo, más humor tiene alrededor. Hay mucho humor en la tragedia y en el drama. Yo he vivido mucho humor en mi casa, en mi barrio, en las cenas de Navidad… El humor está ahí.
Yo creo que el humor es esa esponja que te permite decir y hacer lo que te da la gana y siempre acompañado del pensamiento, no como algo bobalicón, escatológico o algo que no te lleva a ningún lado. No ese humor, sino un humor que te lleva a pensar, que te da vergüenza reírte, que no sabes si ‘me río no me río’, que te pone la mano en la boca, que no quieres reírte, pero te estás riendo. Es esa pregunta abierta que se te lanza. Me parece una obra de arte y quiero que pase todo el rato, pero es muy complicado.
¿Estás ya preparando el discurso de agradecimiento en el caso de resultar ganadora de la manzana plateada? ¿Nos adelantas un cachito de las cosas que dirías?
Pues yo te puedo adelantar que diría “muchas gracias” y ya no te puedo decir más nada porque creo que esto da mal fario. Seguro que mi hermana Ana me diría, ‘anda, eso no lo digas, que da vahío’. Como tengo todo el rato la palabra gracias en la boca, seguro que si me lo dan saldría, pero no te digo nada para que no me dé vahío.
*Fotografía destacada de Violeta Niebla
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