Por Lola FPalenzuela
Este artículo ha sido publicado en colaboración con el diario Público
Es conocida sobre todo por los continuos espectáculos de mala educación a la que nos tiene acostumbradas, con increpaciones, insultos y desprecios hacia los que no son de su formación.
Granada. 00.40h. Viernes, 3 de junio. Inicio de la campaña de Vox en Granada con su candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía en los comicios del 19 de junio. Hay apelotonamiento de personas, la mitad periodistas, en el estrecho espacio que rodea la estatua de Isabel la Católica, en la confluencia de la Calle Reyes Católicos y la Gran Vía de Granada.
Anunciado el acto para las 00.00 horas, su furgoneta color verde militar con pegatina de su rostro bien grande llega al lugar 40 minutos tarde. «Es que viene de Sevilla», apuntan desde el público congregado para recibirla. Suenan gritos aislados de «Pre-si-den-te» y «Pre-si-den-ta». «Es la mejor, indiscutiblemente», se oye decir. «Pero le esperan muchas zancadillas, sobre todo de los medios, cada vez que la nombran es para atacarla», contesta otro de los fans, que apenas pueden ver ni oír nada de lo que Olona le está diciendo al nutrido grupo de periodistas. «No se ve ni se oye, vaya unos cojones», dice uno que ha venido del pueblo para a verla.
Se alzan algunos gritos: «¡Guapa!», «¡Viva España!». Ella, con aire de virgen ayusiana atiende al gentío en un espacio superreducido, mientras se abre un huequecito por el que respirar y atender a la prensa. Un encuentro que transcurre sin banderas, para sorpresa de las varias decenas de periodistas allí concentrados, pertrechados de cámaras y micros.
Tras pegar un cartel con su foto en el panel que le han dispuesto, dice a los periodistas que Vox sale a ganar, y reivindica Santa Fe, Granada, Andalucía y España como cuna de la Hispanidad: «Reivindicamos nuestro glorioso pasado… podemos cambiar por completo el rumbo de Andalucía y de España». No responde pregunta alguna tras esta escueta declaración, pegada a su jefe de campaña, Álvaro Zancajo, el ex director de informativos defenestrado de Canal Sur. Para no pocos, él es el autor intelectual de la incendiaria declaración de Olona horas antes, asegurando que su medida prioritaria es cerrar Canal Sur.
El acto es un visto y no visto para los periodistas que habían esperado 40 minutos a que llegara la de Alicante (¿o era de Salobreña?). Pero ahí están para prolongar el encuentro sus admiradores, que esta noche no son muchos, pero sí harto entusiastas. Un público variopinto entre el que hay algunos jóvenes. «Ya la he visto. Por lo menos la he visto de cerca. ¡Qué fuerte…!», dice fuera de sí un chaval que no pasaría de los 20 años. Otro, con camiseta del Graná de fútbol posa con ella en una foto que tiene sabor de victoria. «Que vengas a Churriana», se oye más atrás. El momento tiene algo de místico y algo de cómico a la vez. Sin banderas y sin verla a ella en el centro del remolino, el instante hubiera podido pasar por la cita de una youtuber con sus fans.
Mientras recogen, un periodista le dice a otro: «Vaya mierda de rueda de prensa». Pero eso carece de interés para los suyos, que la siguen hasta el último momento en que sube de nuevo a la furgoneta y la despiden como es de esperar: «¡Viva España!», «¡Viva el rey!», «¡Viva el Ejército!», «¡Y que vivan también la Policía y la Guardia Civil!», añade alguien de entre los presentes.
La de Alicante que es de Salobreña pero se dice de Santa Fe
Provocadora, sarcástica y muy mal educada, la de ¿Alicante? (estoy en duda, creo que no es de Alicante al final, que es de Salobreña, aunque la otra noche dijo ser de Santa Fe, Granada, España. Qué lio). Bueno, pues eso, Macarena Olona Choclán, vecina del mundo, pero ante todo andaluza, andaluza, es licenciada en Derecho por la Universidad Pública de Alicante y de profesión abogada del Estado desde 2009, profesión que ha ejercido en la que se describe de la siguiente forma: «Yo soy soldado y como siempre he hecho estaré donde me demande el honor, la responsabilidad y el amor por Andalucía y desde luego por España». Inicia su carrera política como diputada nacional de la formación de ultraderecha en 2019, año en que se presentará, también como ahora, como cabeza de lista por Granada. Una insistencia que sin embargo no ha devenido en una preocupación por esta provincia ni por Andalucía, en lo que a su quehacer diario en el Congreso se refiere.
De su actividad en el Congreso de los Diputados, decir que es portavoz de su grupo parlamentario además de ser vocal de la Diputación Permanente y portavoz adjunta de la Junta de Portavoces y de la Comisión de Interior y Comisión Mixta de Seguridad Nacional.
Todas estas portavocías han hecho de ella una cara conocida. Conocida sobre todo por los continuos espectáculos de mala educación a la que nos tiene acostumbradas, con increpaciones, insultos y desprecios hacia los que no son de su formación. En alguna ocasión, la presidenta de las Cortes ha tenido que echarla de una comisión parlamentaria, tras las tres amonestaciones de rigor, ante una actuación de pura chulería barriobajera.
Pero eso parece no le importarle. De hecho, en esta precampaña, en unas declaraciones a la prensa realizada a las puertas del Ayuntamiento de Granada, dijo: «Los andaluces han decidido, por dos veces, que yo esté en el Congreso de los Diputados representando a todos los españoles», y añadió: «A mí me ven en el Congreso de los Diputados, ¿verdad?, algunas intervenciones [dijo riendo y satisfecha], han sido bastante vistosas».
0 comentarios