Por Rocío Santos Gil
Este artículo ha sido publicado en colaboración con el diario Público
La dirigente encabeza la coalición de izquierdas Por Andalucía para las elecciones del 19 de junio.
De la cosecha algecireña del 71, Inmaculada Nieto Castro forma parte de esa rara avis que no considera que los grandes recorridos deban cincelarse a golpe de exabruptos. No gritar no es una consigna para ella, ni siquiera forma parte de un plan de comunicación medido y consensuado en los despachos del Parlamento: es una forma de estar y hacer, es el corpus de un discurso natural que no necesita de voces alzadas y violencias súbitas. Pero que esto no lleve a engaños, aliquindoi porque no guarda esto relación con dar de lado a posturas y decisiones férreas.
Así ha ido macerando una carrera política que comienza en el Sur de Europa, en el mismo territorio que continúa siendo tristemente protagonista en el informe de Indicadores Urbanos del Proyecto Europeo Urban Audit. Un año más, la tierra que vio sus primeros pasos vitales y políticos, el Campo de Gibraltar, se encuentra entre las zonas con peores condiciones laborales y de vida de todo el país. Quizás porque como dice Nikolai Ostrovski en Así se templó el acero, nuestras patrias son diferentes.
Del Estrecho a los pasillos de San Telmo
Fue allí donde la algecireña de cabello mitológico comenzó su andadura en esto del asunto de las ciudades. Vinculada a Izquierda Unida desde joven, formó parte del gabinete de la organización en el Ayuntamiento desde 1997 y hasta 2007, momento en el que obtuvo la concejalía de Cultura y Feria y Fiestas de la ciudad y que mantuvo casi una década, compatibilizándolo con el trabajo de diputada en el Parlamento de Andalucía. Casi una década después, renunció a su acta de concejala para poner todos los sentidos a merced del trabajo autonómico. Eso sí, sin perder de vista las peculiaridades de su zona, porque admite que se entiende poco lo que significa pertenecer a un territorio de frontera, que no tiene la consideración que merece por parte de la administración autonómica y estatal.
Con esa calma que no cesa y que tanto se añora en el tablero político actual, sin prisa pero sin pausa, la politóloga estrecheña sigue formándose e incorporando conocimientos. A su licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada le sigue un máster en Administración Pública, entre otras titulaciones. La próxima incorporación en su curriculum académico será el grado de Derecho de la Universidad de Cádiz que cursa en la actualidad.
En su etapa como concejala recibió la Insignia de Plata del Sindicato Unificado de Policías (SUP) en reconocimiento a su aportación en la defensa de los derechos y libertades en el Cuerpo Nacional de la Policía (CNP). Dijo Nieto que «la insignia es un orgullo, viniendo como viene de una organización que defiende lo público y los derechos de los profesionales de la policía».
En 2012 se incorporó al trabajo parlamentario, y aunque la organización de izquierdas tiene en sus filas a mujeres incansables con sobrada y probada experiencia, no se ha dado el paso que dinamite ese mal endémico que padecen multitud de organizaciones y por el que tienden a que sean ellos los que ostenten cargos de dirección o coordinación general. La izquierda no se escapa y, en este caso, Nieto acumula tres legislaturas como parlamentaria donde el techo de azulejo cartujano, que es duro como el alcoyano y colorido para que engatuse, se mantiene intacto. Un trabajo riguroso y con buena letra que se ha desarrollado bajo las coordinaciones generales de tres hombres: Diego Valderas, Antonio Maíllo y Toni Valero.
El fuego cruzado sí será televisado
Nieto ha ganado visibilidad en los últimos años. Proponerla como candidata ha sido una decisión consensuada que ha costado un dolor de cabeza y fuera de juego a la coalición que encabeza, y llega en una coyuntura autonómica crispada donde la moderación brilla por su ausencia. Militante de Comisiones Obreras, fue durante su portavocía en otoño de 2020 cuando el grupo parlamentario de Adelante Andalucía comienza a resquebrajarse.
La algecireña encabezó la ruptura junto a la representante de Anticapitalistas, Teresa Rodríguez. Podemos e Izquierda Unida solicitaron la expulsión de ocho diputados que abandonaron las filas moradas por considerarlos tránsfugas, una de las respuestas fue intentar que Nieto saliese de la portavocía sin que aquello se materializase y el resultado de este cambalache vergonzoso de dimensiones mediáticas considerables fue actualizar el Pacto Antitranfugismo, que incluía, entre otras medidas, la eliminación de la asignación presupuestaria o la imposibilidad de presentar iniciativas legislativas. Y todo eso lo vivimos y lo vimos, minuto a minuto, vía redes sociales.
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