Irene Viedma Requena y María Rodríguez Rodulfo. / Cafés Feministas Almería.
Ahora que llega el calorcito y los turistas a nuestras costas, es de vital importancia pararse un momentico a pensar en la conservación de nuestros espacios naturales, tan especiales y únicos en la península. Desde Cafés Feministas este mes hablamos con Beatriz Salazar y Cristina Expósito, integrantes de un proyecto, como ellas mismas lo definen, de activismo llevado a cabo entre amigas. Se han hecho su hueco dentro del discurso ecologista con un enfoque fresco, político y feminista. Naturaleza con Cabeza es el espacio que ha surgido del esfuerzo de compañeras jóvenes y concienciadas que sentían que faltaba su voz en los espacios ecologistas institucionalizados.
“Fue un poco encontrar nuestro lugar en el mundo ecologista, el querer hacer algo y siempre ver que a las asociaciones que ya había les faltaba ese enfoque político y al final no querían ir más allá porque no querían problemas con el Ayuntamiento”, nos cuenta Cristina sobre el nacimiento de Naturaleza con Cabeza.
Ellas insisten no sólo en poder llevar a cabo actividades que tengan un impacto directo en las almerienses, sino en tener un enfoque integral, que conjugue estas dinámicas ecologistas con la crítica al sistema que destruye nuestro medio. Como se pregunta Cristina, “¿de qué te sirve un ecologismo si no es anticapitalista? Es muy importante interrelacionar todas las luchas y aunar fuerzas, ser conscientes de que lo que te causa el mal es lo mismo, si no es por mujer, es por pertenecer al colectivo LGBTI+ o porque tratas de proteger la naturaleza que destrozan, pero al final es el mismo mal”. No gritamos en vano en las manifestaciones la consigna patriarcado y capital, alianza criminal.
Ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista
En las luchas, las referentes van haciendo camino, y en la rama ecofeminista no podía ser de otra manera. Esta, como nos explica Bea, plantea que «existe una relación profunda entre la subordinación de la mujer a lo largo de la historia y la dominación de la naturaleza”.
Yayo Herrero ha sido una de las referentes para el proyecto de Naturaleza con Cabeza, ya que ella señaló cómo se interrelacionan la lucha ecologista y la feminista, mientras que otras históricas, como Petra Kelly, denunciaban el sexismo dentro del movimiento ecologista y la relación entre las pautas machistas y las pautas de devastación del terreno natural, tal y como nos lo expone Bea.
Las jóvenes de Naturaleza con Cabeza han tomado el testigo de un ecofeminismo crítico y muy consciente de la necesidad urgente de cambios. Un camino que es difícil comenzar a andar porque hay mucha mitología entorno a la mujer cuidando de la madre tierra. “Precisamente una crítica ecofeminista es que las mujeres somos las que más cuidamos de la tierra y nos preocupamos por ella, de hecho, en cualquier convocatoria ecologista la mayoría son mujeres. Las mujeres estamos más preocupadas por la tierra, pero porque nos han hecho creer que estamos llamadas a cuidarla. Hay teorías ecofeministas que señalan más estos vínculos naturales y los avalan, pero yo soy un poco crítica con eso. Yo veo que no existe este vínculo, es igual que con los cuidados: nos han hecho creer que somos las responsables, pero la responsabilidad es de todos ”, afirma Bea. Un claro ejemplo que nuestras compañeras exponen es que el grueso (más del 80%) de la población que sigue una dieta vegana en España son mujeres.
A pesar de la mayor implicación de las mujeres en modos ecológicos de vida, se cuestiona su capacidad para convertirse en iconos de este movimiento: “las grandes figuras, quienes alzan la voz dentro del movimiento ecologista, son los hombres. Es así, pero como en todos los movimientos”, plantea Bea. Cristina nos relata lo que sucede cuando se les da un mínimo espacio para hablar: “te presentan como esa niña tan joven y tan guapa. ¿Qué tipo de presentación es esa? A mí me ofende, ¿qué están diciendo? ¿Tú presentarías a un hombre como ese tan joven y tan guapo va a dar un discurso? No puede ser que mi físico sea lo que me describa”.
Jóvenes, futuro y capitalismo
El movimiento Fridays for Future iniciado en el año 2018 puso el foco de atención sobre la juventud y las futuras generaciones. En ese momento y aún hoy, parece que el ecologismo vende y está de moda. “Por desgracia, está de moda el ecologismo capitalista. A mí me gustaría pensar que las nuevas generaciones están más despiertas, pero a la vez pienso ¿lo estarán lo suficiente como para ir más allá de este ecologismo superficial que nos están vendiendo ahora? Mucha gente se queda en la superficie, el sistema está moldeando el pensamiento y a veces puede ser un poco difícil discernir”, señala Cristina. Bea coincide en que el movimiento a menudo “se queda muy en la superficie, luego nadie se plantea un decrecimiento dentro del capitalismo. Hay muchos estudios que afirman que no es suficiente. Con el crecimiento verde no vamos a sobrevivir. Necesitamos hacer más”.
Al igual que el pinkwashing con el colectivo LGBTI+ y el purplewashing con el feminismo, el ecologismo tiene su propio lavado de cara por parte del sistema llamado greenwashing. “No puedes llamar ecológico a un producto sobreenvasado que está recorriendo miles de kilómetros. Eso es engañar a la gente y cargar en la clase obrera, en los consumidores, una culpa que no es nuestra. El greenwashing lo utilizan para eso, para responsabilizarte a ti por no reciclar”, explica Cristina.
Esta dinámica hace que no se lleguen a plantear los problemas de base, como la sobreexplotación del medio, la producción desmesurada de plástico (por mucho que no sea de un solo uso), la obsolescencia programada o el impacto de una economía que hace que en Almería haya aguacates de México y no de Motril.
El Algarrobico y otra serie de catastróficas desdichas
El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar se extiende por más de 60 kilómetros en la costa “totalmente protegidos”. Pero, ¿es esta protección real? Y lo más importante, ¿es suficiente para evitar desastres naturales? El hotel declarado ilegal en la playa de El Algarrobico y las movilizaciones para impedir la construcción de nuevos hoteles en la playa de Los Genoveses son claros ejemplos de cómo la normativa medioambiental es vulnerable. “¿De qué nos sirve tanta ley si luego no se aplica nada? Al final queda todo en papel mojado. Declarar algo parque natural solo sirve para añadir presión turística, ganar un cierto prestigio y de manera conservacionista no se protege el espacio”, puntualiza Cristina. Las compañeras ven la solución en aplicar mecanismos de control y una regulación eficaz.
Pero, para desastres naturales, el que da nombre a esta sección es el más preocupante: nuestro mar de plástico. Cristina subraya la necesidad de que la gente tiene que conocer esta barbaridad medioambiental. “Te dan ganas de llorar, sobre todo por lo que hay detrás del impacto visual: la contaminación real y los químicos que hay ahí. ¿Qué solución le damos a eso? Al fin y al cabo la economía de la provincia depende de ello”, se lamenta Bea.
Desde Naturaleza con Cabeza lo tienen muy claro: “hay que cambiar el sistema, hay que organizar la apropiación, la extracción, la producción, la distribución, el consumo y el desperdicio de manera diferente. Hay que revolucionar Almería”.
0 comentarios