Sonia Vaccaro: “No son enfermos, son hijos sanos del patriarcado”
Sonia Vaccaro: “No son enfermos, son hijos sanos del patriarcado”

LolaFPalenzuela

20 julio 2021

Sí, la violencia vicaria existe. Ponerle nombre a esta violencia es reconocer que está ocurriendo, que está pasando y que la tenemos que parar, pero ¿qué es la violencia vicaria? Sonia Vaccaro, psicóloga clínica, inicia en 2012 un estudio, donde acuña este término que, por fin, en 2017 es incluido en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

 “Quisiera que de una vez por todas la amenaza a una mujer de “te daré donde más te duele” tenga el mismo impacto que si en un aeropuerto decimos “tengo una bomba en mi bolso”, nos dice Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y laboral, perito forense y experta en victimología y violencia contra la mujer, trabajo que desarrolla desde hace más de 30 años. 

Hablamos con ella en esta entrevista, aprovechando su paso por Granada, donde ha sido invitada por la asociación de Mujeres de Psicología Feminista con las que va a desarrollar un proyecto sobre “Violencia vicaria, un golpe irreversible contras las mujeres” cuyo objetivo es avanzar en el conocimiento de esta violencia dirigida a hijas e hijos de mujeres que sufren violencia machista. En estos días también ha visitado a Juana Rivas «Lo de Juana es una historia de injusticias, porque todas las que se podían dar se han dado y alguna más también que no podíamos imaginar«.

¿Qué es la violencia vicaria?

Es aquella violencia contra la mujer que se ejerce sobre los hijos e hijas por parte de un hombre maltratador y violento, siempre en un contexto de violencia contra la mujer. En el momento en que la mujer comunica el divorcio o su intención, o en el divorcio mismo, el hombre violento, al no tener acceso a la mujer, continúa el maltrato a través de los hijos. Vicario, la definición como adjetivo, se refiere a aquello que se ejerce por interposita persona, o que coge el lugar o sustituto de otra persona. Por eso lo denominé “violencia vicaria”. 

La violencia vicaria o violencia por sustitución se da también en otros casos, pero ¿cuáles son las características particulares de este tipo de violencia cuando es contra las mujeres? 

Hay una historia denunciada o no, de violencia contra la mujer y el maltratador además lo dice: “ya verás lo que te pasa”, “te voy a dar donde más te duele”. Otra característica que vemos es la falta de empatía de este individuo con los hijos, aunque pareciera que los cuidase, pero en realidad nunca se ocupó de ellos.

La displicencia es uno de los factores que vemos siempre, la intención de hacerle saber a la madre lo que hace él, hacérselo ver ya sea por mensajes o por cosas solapadas como cuando los devuelve a casa de la madre después de las visitas de la custodia por ejemplo descalzos en invierno y sin abrigo, detalles que nos hablan de una displicencia y de un descuido, pero exclusivamente dirigido a que la madre lo sepa para dañarla. No es el maltrato sobre los niños per se que vemos en otras ocasiones, entre comillas, es que esto está dirigido a que la madre lo sepa.

Foto: Charo Valenzuela Tomás.

En 2013, se inicia el registro de casos de violencia vicaria en España y en este tiempo se han contabilizado 39 menores asesinadas y asesinados.  El pasado mes de junio el Ministerio del Interior detectó 471 menores en riesgo de sufrir violencia vicaria. ¿Cómo se detecta este “riesgo” de sufrir violencia vicaria?

No sé cuáles son los indicadores que tiene el Ministerio, pero para nosotras lo primero es la amenaza del mismo asesino. Esto rompe con el mito de que “si lo dice, no lo hace”. Todos estos individuos que asesinaron a sus hijos lo habían dicho previamente. Por lo tanto, creo que ya es hora de darle la importancia que esto tiene.

«Esa amenaza está muy normalizada lamentablemente y por lo tanto, está muy subcalificada o subponderada, si es que podemos llamarlo así».

El primer indicador que vemos es la amenaza de “te quitaré a los niños” en el momento de plantear el divorcio. Esa amenaza está muy normalizada lamentablemente y por lo tanto, está muy subcalificada o subponderada, si es que podemos llamarlo así. Nos está diciendo dos cosas, primero que el individuo coge a los niños como objeto, porque tú no amenazas con quitar a una persona, tú amenazas con quitar una cosa y ese “te quitaré a los niños” que le dice a la madre, está indicando que los asocia directamente a ella. Con lo cual esa amenaza tendría que ser una señal de alarma para que se abra un dispositivo específico de prevención. 

Creo que el riesgo también puede venir dado no solo en la denuncia de las amenazas, sino en que este individuo sea también evaluado como alguien violento con amenazas previas a la madre y, a veces, incluso, con intentos de asesinato de los niños, porque no todos terminan logrando su intención. En algunos casos, por suerte, estas criaturas sobreviven. 

Manifiestas que la violencia vicaria es el daño más extremo que puede infringir el maltratador a la mujer. 

Exactamente, porque él sabe que de ese golpe no se va a recuperar nunca, porque el asesinato de los hijos es el golpe más fuerte contra las mujeres madres. Y, además, con el agravante de que todas estas mujeres denunciaron previamente y que, además, el sistema no les respondió porque creo que todavía se sigue minimizando este delito de la violencia contra las mujeres.

Primero porque se disocia respecto a los hijos, osea, es como que un maltratador puede tener acceso directo a las criaturas, incluso en casos de maltrato extremo como es el intento de homicidio o algo así con la misma madre. Y a veces, hasta con el asesinato de la madre, que ya no estamos en violencia vicaria, pero lo digo para que tengamos una idea de cómo se disocia este delito. Incluso se han organizado u ordenado judicialmente visitas de las niñas y los niños en la cárcel a este individuo que asesinó a la madre. 

Entonces, eso nos está mostrando que, en el imaginario colectivo, de al menos estas instituciones, el delito se disocia, cosa que en ningún otro delito se hace, porque un ladrón es un ladrón, un violador es un violador, un terrorista es un terrorista. Pero parece que un maltratador contra la mujer no supone ningún riesgo para el cuidado de las criaturas. Y eso es lo que intentamos que algún día se vea, que un maltratador no puede ser un buen padre. 

En este punto podemos hablar del Síndrome de Alienación Parental (SAP), que se sigue utilizando sin estar reconocido ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni por asociaciones de Psiquiatría y Neurosiquiatría, ni por el propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que ya en 2016 recomendaba la no utilización de esta teoría a la que denomina «pseudo-científica».

Sí, el CGPJ y también la nueva ley que se acaba de aprobar, la 8/2021 del 5 de junio, también lo prohíbe ex profeso.

Pero, se sigue utilizando.

Sí, claro. Lo que subyace es la ideología de base que sostiene el SAP, que es lo mismo que estoy relatando respecto a la violencia vicaria, el tema de que parece ser que un individuo que es malo, o agrede o es violento, es sólo para la mujer, pero no para nadie más. Esta disociación que pondera al pater familias. Y con la ideología SAP pasa lo mismo, aunque no se lo nombre así, sigue los mismos mitos que sostienen el SAP de la mujer pérfida, la mala madre… Siguen estando allí en todos los informes y lo vemos a diario, lamentablemente. 

Llama mucho la atención que se admita como prueba judicial con legislación y recomendaciones en contra de su utilización. 

Bueno, yo acabo de venir de un juicio que fue muy mediático, y no estoy revelando ninguna incidencia porque ya ha salido en los medios de comunicación. El juicio de Irene Costumero, en el País Vasco, donde la fiscal, fiscal de una Audiencia Provincial, en sala dijo alto y claro que el SAP existía. Esto fue hace dos meses. 

¿Qué papel otorgas a los medios de comunicación en cuanto a su actuación en temas tan delicados como estos de maltrato y violencia vicaria? 

Los medios de comunicación tienen un papel importantísimo. Y si bien han tenido avances importantes en el tratamiento de la violencia hacia las mujeres, todavía vemos que pervive el sesgo machista y patriarcal en muchos de ellos, donde se sigue hablando de “muertes” y no de “asesinatos”, hablando de que la violencia vicaria puede ser tanto del hombre como de las mujeres…

«No debemos tener duda que la violencia vicaria se da en un contexto de violencia contra la mujer. Punto».

Cuando ocurrió el caso de las niñas de Tenerife, que me entrevistaron en muchos medios, varios medios me llamaron diciendo que había habido un caso de una mujer que asesinó a su hija. Entonces, volvemos otra vez al hombre que muerde al perro. No debemos tener duda que la violencia vicaria se da en un contexto de violencia contra la mujer. Punto. Lo otro que se llame como quiera de quien lo investigue. Lo digo porque fui yo quien acuñó el término y lo sigo investigando. 

Yo quisiera que, de una vez por todas, la amenaza a una mujer de “te daré donde más te duele” tenga el mismo impacto que si en un aeropuerto decimos “tengo una bomba en mi bolso”. El día que suceda esto en el mismo sentido yo voy a creer que se ha comenzado a hacer algo para evitar todo esto. 

¿Qué apuntes darías para abordar el tema de la violencia vicaria informativamente?

Yo no llamo filicidio ni parricidio, porque para mí estos no son asesinos de sus hijos. Para mí, ellos matan un objeto. Asesinan un objeto y así lo dicen. En el caso Itziar Prats, el caso de Castellón de hace tres años (las dos hermanas de seis y dos años que fueron asesinadas por su padre) el individuo le dijo a la madre “ya verás lo que le harás a las niñas”, como desplazando la responsabilidad en ella. Eso no se está diciendo. Yo como psicóloga tengo que interpretar el discurso, pero no se está diciendo que ahí hay un desplazamiento clarísimo. 

«Son hijos sanos del patriarcado, sin duda. Seres que no admiten perder el control y el poder y están dispuestos a cualquier cosa para no poderlo».

Por eso hablo de violencia vicaria, porque la diana es la mujer. Los niños son objetos. Aparte, el tipo de asesinatos de los que hablamos, tú no puedes hacerlos si empatizas mínimamente con esa persona. Estamos hablando de criaturas muertas a hachazos, con una sierra radial, criaturas como este otro de Tenerife, envueltas en bolsas con pesos, con piedras, pensado para que no floten,… 

Ante estos hechos tan tremendos se sigue escuchando eso de que “estos individuos son unos enfermos”. 

Ojalá, porque se podrían curar. Pero estos individuos no son enfermos para nada. Son hijos sanos del patriarcado, sin duda. Seres que no admiten perder el control y el poder y están dispuestos a cualquier cosa para no poderlo. Son individuos, extremadamente narcisistas que no toleran que, en su prole, al mejor estilo pater familias, pueda otra persona o situación indicar que pasa. Él es el dueño de quien vive y quien muere, él decide. 

Mira, el caso Jimeno (de Tenerife), muy bien interpretado por la jueza, lo pasa a un juzgado de violencia contra la mujer, porque ella dice que todo fue tramado de forma tal para sumir a la madre en el peor de las desesperanzas. Porque este individuo no quería que la madre supiera siquiera qué había pasado con sus hijas. Ósea, que la quería sumir en una incertidumbre eterna. ¿Tú sabes lo que es eso? Yo celebro que haya juezas y jueces que interpreten este tema tal como es. 

Atendiendo a la situación actual y a todos los esfuerzos que se vienen haciendo, ¿cómo ves el futuro más inmediato?

De mucha lucha. Creo que tenemos que seguir en este camino. Nos queda mínimamente cien años más. Bueno, antes decían trescientos, vamos a creer que quedan cien pues es que el patriarcado tiene cinco mil años. No es tan fácil quitarlo y ya lo estamos viendo. Es más, con la violencia vicaria el grave problema fue con el término porque no quieren que sea algo solo para la mujer. 

«No solo le he cuestionado el derecho supremo al patriarca, sino que además le he cuestionado el hecho de nombrar algo».

Se me cuestiona porque dicen que no es científico, que de dónde saqué yo el término, que también hay mujeres que matan… Lo mismo que dijeron cuando empezamos a hablar de violencia de género o contra la mujer, que también decían que había mujeres que maltrataban, que pegaban, bla, bla, bla.

Ósea, feminismos cero y vamos otra vez a lo del hombre que mordió al perro. Pero claro, ¿sabes qué pasa? Aquí hay algo más grave. Le he tocado la prole al patriarca. Sí, porque ¿quiénes somos nosotras las mujeres para cuestionar al patriarca su derecho omnipotente para decidir sobre la vida de su prole? No solo le he cuestionado el derecho supremo al patriarca, sino que además le he cuestionado el hecho de nombrar algo, pues el que nombra es el pater, si no, no existe. 

Foto: Charo Valenzuela Tomás.

Este fin de semana en Granada has estado con Juana Rivas. ¿Qué nos puedes apuntar sobre su caso?

Juana Rivas tiene una sentencia firme de violencia donde su maltratador fue condenado. Tiene papeles, tiene la sentencia en la mano. Él salió y dijo una sola vez: “yo tuve que decir que sí y por eso me condenaron”. No puso ninguna prueba sobre la mesa y, sin embargo, todo el mundo le creyó a él. Juana, con papeles y elementos empíricos que demostraba que había sido víctima de violencia, fue borrada y todo el mundo se subió al discurso del maltratador diciendo que lo que pasa es que él tuvo que aceptar para poder seguir viendo a los hijos. 

Me parece que el caso de Juana Rivas tiene todos los tipos de violencia conocidos y por conocer. Evidentemente es una causa de la cual algún día tendrá que salir a la luz todo lo que sucedió y sucede todavía. A Juana, con todas las pruebas sobre la mesa, nadie la escuchó.

Lo de Juana es una historia de injusticias, porque todas las que se podían dar se han dado y alguna más también que no podíamos imaginar, así y todo, ella está entera y fuerte. Juana va a seguir luchando por lo que ella sabe que es la verdad. Y yo en ese sentido la felicito y me alegro.


En el momento de la publicación de esta entrevista, Juana Rivas ha tenido que volver a ingresar en el Centro de Inserción Social, al ser admitido el recurso que la Fiscalía ha interpuesto contra la concesión del tercer grado. Juana Rivas se encontraba en su casa desde el pasado 15 de junio cumpliendo la condena, con control telemático, que se le había impuesto de dos y años y seis meses de prisión, seis de pérdida de la patria potestad y 12.000 euros de indemnización por un único delito de sustracción de sus dos hijos. 

LolaFPalenzuela

LolaFPalenzuela

Obrera de la palabra, que ama las causas justas aunque sean difíciles y a veces perdidas, y que sabe que el arma más poderosa de transformación social es la palabra pensada, escrita, hablada, compartida. Creo en el periodismo comprometido y riguroso y abomino de la manipulación en todas sus formas y contextos.

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