Detrás de «La Pensadora Gaditana» está Beatriz Cienfuegos. Nació en Cádiz alrededor de 1700. De familia burguesa, tuvo una buena educación, aunque siempre encaminada a tomar los hábitos de monja. Desde pequeña, se mostró reacia a este destino, optando por la lectura y la escritura.
A Cienfuegos le tocó vivir en la época del Rey Carlos III, justo cuando inició una serie de reformas. Algunas de ellas encaminadas a la educación de la mujer, asunto que parecía preocuparle especialmente. De hecho, sin dejar el tono paternalista, afirmó que «las mujeres debían instruirse para poder formar parte de la vida política y económica».
En ese momento, Cádiz era un punto neurálgico en la Europa del momento. Su puerto era la vía de entrada de riquezas, pero también de personas venidas de todo el mundo. Eso convertía a la ciudad en un punto importante para el encuentro de conocimientos formales e ideologías varias, así como formas de vida. Cádiz se mostraba como un laberinto de calles y personas, que hacían de sus rincones, puntos mágicos.
En este contexto, Beatriz, muy cercana a los núcleos literarios gaditanos, comenzó a plantearse la creación de una publicación exclusivamente femenina. Fue cuando el periodista madrileño Clavijo y Fajardo sacó “El Pensador”, una publicación misógina que atacaba directamente a la mujer. Beatriz, sin ningún tipo de complejo, decidió publicar “La Pensadora Gaditana”, en respuesta directa a las publicaciones machistas que llegaban desde Madrid. Corría el año 1763.
Aunque son muchas las publicaciones de aquella época, son pocas las que se conservan y menos aún en el buen estado en el que está “La Pensadora Gaditana”. Era una revista de unas 20 páginas, de tirada semanal, y se llegaron a publicar un total de 52 números. La revista analizaba, desde un periodismo reflexivo y revisionista, la realidad social de las mujeres del siglo XVIII, en un tono literario y por medio de escritos que más bien parecían sermones, llamados “Pensamientos”.
Además, “La Pensadora Gaditana” contaba con el aliciente de que estaba escrito solo y exclusivamente por una mujer, algo que supuso un avance en el momento, siendo la primera revista de este tipo publicada en todo el Estado. En ella, Beatriz criticaba la sociedad machista del momento, donde el hecho de ser mujer te relegaba a un plano secundario: “Pues que hombres han de mandar, han de reñir, han de gobernar y corregir (…) No, señores míos, hoy quiero, disponiendo el encogimiento propio de mi sexo, dar leyes, corregir abusos, reprender ridiculeces y pensar como vuestras mercedes piensan.”
La pensadora referente
Pero no solo hablaba del machismo de la época, o la situación de la mujer. Los temas eran variados, comentando también situaciones políticas, haciendo críticas al Gobierno del momento, incluso tradiciones como la Semana Santa.
No fueron pocas las críticas que recibía, y terminó cerrando la revista en 1764. Tras ella, llegaron muchas revistas que siguieron la misma línea, como “La Pensatriz Salmantina”, creada en el año 1777 en Salamanca, con el mismo tono y críticas que “La Pensadora Gaditana”.
Aunque la “Pensadora Gaditana” nació en un contexto que parecía apropiado para su difusión, dado que reflejaba muchos pesares de la mujer de la época, lo cierto es que el alcance fue muy corto, debido en parte al analfabetismo de la población, incluidas las mujeres de su mismo rango social. Y a pesar de que no llegaba a tener el discurso revolucionario que sí tuvieron publicaciones posteriores, sí es cierto que denunciaba las injusticias que sufrían las mujeres, exigiendo una igualdad que quedaba muy lejos, algo novedoso en la Andalucía del Siglo XVIII.
También fueron muchos los rumores que contaban que Beatriz Cienfuegos era un pseudónimo (muy propio en la época) y que tras el nombre, se escondía un hombre, el eclesiástico D.N. Del Postigo, bulo que ella misma se encargó de desmentir.
Son pocos los datos que se tienen sobre Beatriz Cienfuegos. Más aún después de cerrar la revista, solo que murió en el años 1786, a la edad de 85 años, en Cádiz.
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