Resistencias desde la Comunicación Feminista en tiempos de COVID-19
En esta quinta entrega nos trasladamos a Yemen, país asentado en dos continentes, Oriente Próximo y África, donde se libra desde hace más de un lustro una guerra cruenta y olvidada que la sitúa a la cabeza de las crisis humanitarias peores del mundo.
Desde la ciudad de Taiz atiende a nuestras preguntas Muna Luqman, activista por la paz y una de las mujeres lideresas de Yemen. Muna, impulsa el grupo del Covid19 en Taiz, dirige la fundación de mujeres “Food4Humanity”, es cofundadora de la Women’s Solidarity Network y miembro de la Women’s Alliance for Security Leadership (WASL).
Sevilla es el otro escenario de esta entrega. Desde la capital de la Giralda nuestra compañera María Limón, feminista y comunicadora social, es impulsora de proyectos para la transformación social a través de la educación y la cultura. Directora y locutora de la emisora Radiópolis, de “El Limón Revoltoso” y otros programas de carácter social, cultural e informativos.
Muna Luqman nos relata en esta entrevista qué significa vivir en un país devastado por la guerra y olvidado por la comunidad internacional, con una población de 28 millones, 24,1 millones de personas se encuentran necesitadas urgentemente de asistencia humanitaria o protección. La escalada actual del conflicto en Yemen, la escasez de agua, el hambre, el desplazamiento y el hacinamiento dificultan la implementación de medidas de protección contra la pandemia.
La llegada del coronavirus no ha hecho más que sumar un mayor sufrimiento a las gentes de un país en el que las mujeres activistas cobran una tremenda importancia por su tesón y fuerza. Ellas, las mujeres yemeníes constructoras de paz, fueron las primeras en advertir de esta nueva crisis, exigiendo un alto el fuego para centrar todos los esfuerzos en esta pandemia.
El Covid-19, nos cuenta Muna, ha acrecentado las violencias físicas y sexuales hacia mujeres y niñas en el hogar y en los espacios públicos que ya existían en la guerra, reduciendo el acceso a la justicia de la víctimas y la protección social de éstas.
“Esta crisis pasará» dice Muna, «pero dejará sus cicatrices”. Y cuando pase este virus, ahí seguirán estas mujeres constructoras de paz trabajando, como lo vienen haciendo desde hace lustros, en el fomento de la cohesión social, en la lucha contra el racismo y el odio que según nos dice, ya está en auge.
“Las mujeres sostenedoras de la vida, en el amplio sentido del término, serán nuevamente las más castigadas por esta situación”, nos dice desde Sevilla María Limón, quien nos narra desde su experiencia las marcadas diferencias sociales que saca a la luz esta pandemia, con vidas y necesidades notablemente distintas en barrios apenas separados por una calle.
Esta comunicadora andaluza también nos habla del panorama mediático en estos tiempos de coronavirus que ha dejado al desnudo “los muñones partidistas” de los medios de comunicación. Frente a ello apunta, “existen ventanas de oxígeno y de esperanza en medios que tratan de informar y ofrecer luz” como es el caso de muchos medios comunitarios.
Veamos como se afronta el COVID-19 desde estas dos realidades tan diversas entre sí.
¿Cómo está afectando el COVID-19 a tu país/pueblo?
YEMEN / Muna Luqman – El sistema de atención de la salud en Yemen se ha visto diezmado por años de guerra implacable que ha impuesto un costo devastador a la población, lo que ha agravado las vulnerabilidades ya existentes.
A pesar de que había grandes expectativas de que Yemen permaneciera libre de este virus, esas esperanzas lamentablemente se desvanecieron después del primer caso confirmado de coronavirus el 10 de abril en Al Sheher, gobernación de Hadhramout (al este de Yemen), y los cinco casos nuevos más confirmados en Aden el 29 de abril.
El anuncio de estos casos ha disparado las alarmas y ha generado preocupación sobre cómo podría afectar la propagación del virus, dada la situación del sector de salud y la falta de recursos y de equipos médicos, a lo que se le suma una infraestructura dañada debido a la guerra y el conflicto.
Esto requiere la movilización de apoyo internacional para el país, ya que se enfrenta a una crisis humanitaria exacerbada, descrita como la peor del mundo, antes de la llegada del COVID19. A esto se suma que Yemen también sufre altas tasas de pobreza y desempleo con una actividad económica en declive.
La pandemia presenta un riesgo excepcionalmente alto para Yemen, y la probabilidad de propagación es alta a medida que los casos en los países vecinos continúan creciendo. La infraestructura del país ha sido devastada debido a cinco años de conflicto, dejando poca capacidad de respuesta institucional.
Solo el 51% de los centros de salud son completamente funcionales. Hay disponibilidad limitada de medicamentos, de equipamientos y equipos de protección individual (EPI), y solo unos pocos sitios realizan la prueba. Las medidas adoptadas para paliar el COVID-19 sustraerán recursos ya escasos a otras respuestas sanitarias que salvan vidas de enfermedades prevalentes como el cólera y el dengue.
Desafortunadamente, la escalada actual del conflicto, la escasez de agua, los desplazamientos internos y el hacinamiento dificultan la implementación de medidas de protección (distanciamiento social, lavado de manos, etc.). Además, los servicios de medios de comunicación son deficientes y la falta de confianza en las instituciones públicas dificultan la difusión de mensajes de cambio de comportamiento entre la ciudadanía.
La crisis también está dando a las partes en el conflicto yemení un pretexto para imponer nuevas medidas de control sobre la acción humanitaria y los grupos vulnerables y marginados, como las restricciones de acceso a las poblaciones que huyen y la evaluación de proyectos en lugares más alejados.
SEVILLA / María Limón – A mí el estado de alarma me pilló en la casa de mi madre en Sevilla porque ella estaba mala, necesitaba cuidados. Así que estaba pasando unos días allí con mi hijo de casi 14 meses por entonces. Y el barrio donde está ubicada su casa está limítrofe de una zona muy adinerada de la ciudad, con otra que es justo lo contrario.
Eso supuso ver dos realidades opuestas, donde apenas va a afectar a los bolsillos de nadie, y donde la mayor motivación a las 20.00 horas era no solo aplaudir a los y las sanitarias, sino también y, sobre todo, sacar la bandera con el crespón negro y los himnos. Por otro, en el Tiro de Línea, barrio de clase trabajadora, esta pandemia mundial afectará muchísimo, ya que hay mucho pequeño comercio, gente humilde y economía sumergida.
Tras un mes y pico de encierro en un salón casi todo el día, conseguimos autorización médica, y nos trasladamos a la casa de mi madre del pueblo, en el Aljarafe, y todo cambió para mejor. Allí se respira otro ambiente más relajado, sin el enorme estrés que suponía ir a la farmacia o al super en una gran ciudad. A pesar de ello, el vecindario de este municipio ha seguido las indicaciones del gobierno.
No obstante, hace poco fui al centro de salud para vacunar a mi hijo. Había colas y personas agobiadas porque sólo se pueden atender, aún hoy en fase casi 2, urgencias. Y esto traerá consecuencias en cualquier escala de concentraciones de población en todo el país. Y más si hay un rebrote. Al sistema sanitario, tan precarizado y privatizado en la última década, le tocará afrontar ahora una atención de muchas situaciones postergadas.
¿Qué incidencias sociales y económicas, o de otro tipo, destacarías de esta pandemia en los distintos colectivos de mujeres?
YEMEN / Muna Luqman – Después de cinco años de guerra, ha habido muchos daños y destrucción en miles de hospitales, sistemas de agua y saneamiento. Además de eso, Yemen ya se estaba recuperando de otras enfermedades como el dengue y el cólera. Tenemos muchas personas desplazadas que no tienen acceso al agua ni a la atención médica. Incluso lavarse las manos es muy difícil cuando se vive en campamentos de refugiados, superpoblados y desérticos. No es posible el autoaislamiento. En Yemen, los altos niveles de inseguridad alimentaria son uno de los problemas crónicos.
Los datos sugieren que las medidas introducidas a raíz de la COVID-19, así como la suspensión del trabajo por parte de muchas personas autónomas e instituciones gubernamentales y privadas, provocarán un impacto drástico en los servicios de protección social dirigidos a los grupos más vulnerables durante esta crisis.
Mientras tanto, los datos humanitarios de 2019 para Yemen muestran que aproximadamente 24,1 millones de personas necesitan algún tipo de asistencia humanitaria o de protección, incluidos 14,3 millones de personas con necesidades urgentes.
Las medidas destinadas a limitar la propagación del virus COVID-19 agravan aún más la pérdida de ingresos y la pobreza, y aumentarán la vulnerabilidad de las personas afectadas. Del mismo modo, las necesidades relacionadas con la alimentación darán lugar a la inseguridad alimentaria, al aumento de las enfermedades generalizadas y de falta de vivienda, entre otras cosas, y también a riesgos y consecuencias relacionados con la falta de protección específica.
Los ínsumos necesarios para limitar la propagación de la pandemia afectan de manera desproporcionada a mujeres, a población adolescente e infantil, a personas mayores y con discapacidad, así como a otros grupos vulnerables y marginados y aquellos socialmente excluidas con necesidades especiales. Asimismo, se ven afectadas personas jornaleras y empleadas cuyos salarios se han suspendido.
SEVILLA / María Limón – En este tiempo me he preocupado como madre de un niño tan pequeño, que además empezó a andar en el confinamiento, de estar conectada con grupos de madres, algunas monomarentales. Y es dramático comprobar el nivel de ansiedad, de estrés y angustia que ha supuesto para la mayoría de mujeres, que en muchos casos han perdido el trabajo.
La consecuencia de estar encerradas en casa con niños y niñas tan pequeños ha conducido a pesadillas e hiperactividad. En otros casos, han tenido que sumar el teletrabajo. Y es inadmisible que el gobierno ni mencione esas situaciones y no las tenga en cuenta como prioridad, tanto desde la presidencia como desde el Ministerio de Igualdad, para poner sobre la mesa medidas de urgencia de apoyo. La respuesta ha sido tardía y aún es muy insuficiente.
Las redes vecinales y las iniciativas autogestionadas como RAMUCA en Sevilla y diferentes pueblos con las que he estado en contacto, han sido y están siendo cruciales para atender a madres, y a personas mayores que viven solas. Al principio, como todas, estaba tan impactada con la situación que se me saltaban las lágrimas cuando leía en los grupos de Whatsapp por las noches (era el único momento del día en el que tenía hueco) cómo se organizaba la gente, como ofrecía, daba y cómo sigue haciéndolo.
¿Cómo afecta esta pandemia y la situación que genera en la violencia hacia las mujeres. ¿El gobierno local ha tomado alguna medida o puesto a disposición de la población algún mecanismo para poder denunciar o ser atendida por violencia de género?
YEMEN / Muna Luqman – La guerra está magnificando las desigualdades de género y de poder existentes que se encuentran en la raíz de la violencia de género (VG). La imprecisión y la escasez de estadísticas de referencia sobre la VG en Yemen complica los esfuerzos por identificar las tendencias; sin embargo, la incidencia de múltiples formas de violencia física y sexual se ha incrementado durante el conflicto en el hogar y en los espacios públicos.
Se han producido incidentes de violaciones de niñas y niños, en el seno de las familias, en las escuelas y por hombres armados de las fuerzas de seguridad y las milicias. Defensoras de derechos humanos han informado del aumento de los secuestros, los manoseos y el acoso verbal hacia mujeres y niñas. La ausencia de un Estado que funcione ha reducido el acceso a la justicia de las víctimas de la violencia física y sexual. Además, ha disminuido la protección social contra la violencia de género.
SEVILLA / María Limón – No. Ni a nivel local, ni por parte de la Junta de Andalucía he escuchado o leído que se haya reforzado ningún dispositivo de ayuda, salvo los teléfonos que se han puesto a disposición de denuncia y la visibilización del lazo negro. Como comenté antes, es indignante que un ministerio de izquierdas esté callado como es el de Igualdad ante el incremento obvio de la violencia machista. Indudablemente, y como siempre, las mujeres sostenedoras de la vida en el amplio sentido del término serán nuevamente las más castigadas por esta situación. Y eso es una obviedad para todas las personas feministas.
¿Cómo están actuando los colectivos de mujeres?
YEMEN / Muna Luqman – Como constructoras de paz yemeníes fuimos las primeras en advertir de la crisis y en exigir un alto el fuego para centrar los esfuerzos en la lucha contra la pandemia de COVID-19. De hecho, las organizaciones dirigidas por mujeres están llenando el vacío institucional, en la prestación de servicios esenciales y asistencia humanitaria.
Cabe destacar que los hospitales de Yemen no están preparados para responder a COVID-19, y los trabajadores de la salud carecen del equipo de protección necesario y no se les ha pagado durante mucho tiempo. A esto se le une que las personas de las que se sospecha que tienen COVID-19 han sido rechazadas de los hospitales.
A pesar de esta situación, hay organizaciones como Food4Humanity que comenzaron a prepararse desde el principio de esta crisis apoyando a los laboratorios y hospitales con suministros de equipos de protección individual, incluyendo equipo médico, combustible y oxígeno. También se ha capacitado a 250 médicos jóvenes para que sean los primeros en responder en caso de un brote.
Además, a través del programa Water4peace se han arreglando pozos de agua y estaciones de lavado de manos, proporcionando conciencia de la higiene, porque en Yemen no se puede aconsejar a la gente que se lave las manos con agua y jabón, ya que no hay ni suficiente jabón ni garantía de acceso al agua.
Las mujeres que forman parte de organizaciones solidarias han estado facilitando las negociaciones para la liberación de los detenidos, la apertura de corredores humanitarios, la desmilitarización de las escuelas y la mediación en los conflictos armados sobre los recursos naturales.
Esta crisis pasará, pero dejará sus cicatrices. Las mujeres constructoras de paz aportarán experiencia en el fomento de la cohesión social, en la lucha contra el racismo y el odio que ya está en auge, y arrojando luz sobre la importancia de la unión de la comunidad.
SEVILLA / María Limón – El comedor del Pumarejo, gestionado por el colectivo de Mujeres Supervivientes son algunas de las amigas activistas que están haciendo una labor impagable en la zona norte del casco antiguo de Sevilla. En otras líneas, y por la reciente vinculación que tengo de trabajos pendientes en colaboración con ONGs, sí que se han replanteado los proyectos en marcha que tenían el foco puesto en la desigualdad. Este es el caso de Alianza por la Solidaridad, que ha reiniciado una iniciativa muy potente en relación a la estigmatización y dificultades de mujeres africanas que migran a nuestro país.
El racismo que hay se multiplicará y serán las mujeres las mayores víctimas de ello en estas circunstancias. Recomendar sin duda, para aquellas personas que quieran saber de cómo está afectando esta pandemia a las mujeres, tanto vuestro medio como en Sevilla La Giganta Digital, con excelentes artículos, reflexiones, e informaciones imprescindibles para visibilizar a las mujeres.
¿Cómo se está informado a la población de la pandemia desde los medios de comunicación y la situación de las y los periodistas?
YEMEN / Muna Luqman – La desinformación durante una crisis de salud ha dejado a las personas desprotegidas y vulnerables a la enfermedad a la vez que ha divulgado el miedo y la estigmatización. A esto se le suma que periodistas y medios de comunicación se han centrado por completo en la reciente escalada de los combates en Yemen, descuidando la importancia de crear una conciencia masiva para movilizar a la población hacia los métodos de prevención.
SEVILLA / María Limón – En primer lugar la estrategia comunicativa del gobierno es nefasta. Una rueda de prensa diaria donde intervienen tantas personas es un acierto, por un lado, para visibilizar un trabajo en equipo, pero por otra parte te expone innecesariamente ante una situación tan compleja, poliédrica y cambiante como la que estamos viviendo. Sobre todo, al exponer a la población a una gran incertidumbre constante y diaria; y más en las primeras semanas, donde la sobredosis de información de los medios genera altos niveles de saturación y angustia.
Los medios, como el resto del sistema, han quedado al desnudo mostrando sus muñones partidistas en un esperpento difícil de soportar aprovechando que nada se daba por cierto y contrastado, porque el virus aún hoy es un gran desconocido. Se ha hecho escarnio con un ataque feroz al gobierno, olvidando en muchos casos que en estos momentos se trata de informar, y que la noticia se está convirtiendo (ya lo era) en un dinosaurio del periodismo para ocupar miles de millones de líneas de texto en los medios con opinión, y más opinión.
En un estado de alarma, esa práctica es una irresponsabilidad con unas consecuencias devastadoras para la población, ya que se trataba de servir de herramienta de apoyo para salir de esta de la mejor forma posible. Esa, entre otras en la función de los medios de comunicación, informar. Y está pasando justo lo contrario. Se ha generado crispación, enfrentamientos, incitación al odio. En una situación de desesperación, estás predispuesta a creerte según qué cosas con más vehemencia, y eso es de manual básico. Y por lo que leo, a través de fuentes solventes, e incluso directas de personas que viven en otros países europeos, algunos de mi familia, esto solo está pasando aquí. Desolador.
El acoso a periodistas ha sido y está siendo tremendo a través de las redes sociales, y también a través del despido, o prescindiendo de profesionales que tengan una voz disidente del pensamiento único de la línea editorial del medio en cuestión, pero que antes trataban de disimular con cierta pluralidad.
Como contrapartida existen ventanas de oxígeno y de esperanza en medios que tratan de informar y ofrecer luz. Este es el caso de los medios comunitarios. Algunos ya emitiendo en FM, y antes desde casa en remoto. Cabe destacar una iniciativa estupenda realizada en modo colaborativo con un programa desde la Red Estatal de Medios Comunitarios (ReMC), El otro coronavirus, que se emite los domingos de 11 a 13.00 horas y que puedes escuchar en las webs de muchas de las radios de la red. Grandes compañeras. Y yo que me he dedicado a la radio comunitaria, tanto en la gestión de un medio, como en la dirección de programas, he disfrutado muchísimo de este trabajo on line en equipo.
Destacar también la labor ingente y a contracorriente de muchas personas dedicadas a la información esencial, de denuncia. Hay muchas, pero se me viene al corazón y a la mente los reportajes de Patricia Simón en La Marea sobre personas mayores. Así como de fotógrafos y fotógrafas mostrando la luz de tantas personas anónimas que ofrecen lo mejor de sí mismas, como es el caso de Stefania Scamardi y Lolo Vasco en Sevilla.
¿Cuál es el papel que están jugando las noticias falsas o fake news en esta alerta sanitaria?
YEMEN / Muna Luqman – Cada parte beligerante está culpando a la otra. No hay esfuerzos de coordinación y eso está contribuyendo a la catástrofe. El pueblo ha perdido la confianza en todos los bandos, por lo que no se toma el asunto tan en serio como debería.
SEVILLA / María Limón – Esto ha sido tremendo. A mi madre le llegaban, como a tantas personas mayores, o de cualquier edad, whatsapp de acoso y derribo al gobierno, desinformando con bulos de partidos de ultraderecha, y derecha que prefiero no nombrar, porque el objetivo es sacar rédito a esta situación. La imagen de la Gran Vía llena de lápidas es para poner una querella criminal.
Indudablemente, toda esta vorágine continua en las redes ha provocado mayor desconfianza, y todas sabemos los tiempos que se avecinan reforzando discursos ya muy bien apuntalados a base de banderas y constitucionalismos. Esto no ayuda a una población a salir de un shock postraumático, sino todo lo contrario. Agitar el odio nos puede sumergir en una ratonera emocional, social y económica peor aún que la de 2008.
EL SISTEMA DESNUDO Y OPUESTO A PONER LA VIDA EN EL CENTRO // María Limón
Hay muchas cosas que me han conmocionado y se me quedarán en la retina para siempre, como es el caso de los ancianos muertos en sus casas o que haya comunidades que hayan tratado de ocultar a tantas personas fallecidas en residencias de personas dependientes.
Además de esta cuestión, he estado bien informada con la impagable labor de denuncia de un colectivo muy querido para mí, VI Andalucía, que defiende la asistencia personal como herramienta para conseguir una vida independiente, y no que las personas estén hacinadas y en malas condiciones en los centros como ha quedado de manifiesto en muchos casos.
El sistema educativo también ha desvelado sus enormes carencias con ratios de alumnado imposible de asumir, y maestros y maestras agotados en estos momentos, y defendiendo que no son las personas responsables de la conciliación del país. Tengo amigas profes muy quemadas. Y qué decir de la brecha digital.
Deja atrás a tantísimas personas que no han podido pedir ayudas ni hacer nada porque no tienen acceso ni conocimientos. Lo dicho, el sistema al desnudo y opuesto a poner la vida en el centro. Y las mujeres como pilar para resolver estas situaciones de precariedad que se han dado, y más que se darán en mucho tiempo.
La gran pregunta es que si a este espejo que se nos pone delante somos capaces de sostenerle la mirada, una mirada sincera para preguntarnos si esta vida es la que nos hace felices. En vistas que la delegación de urbanismo de mi ciudad ya ha acelerado permisos para ampliar terrazas de bares, y otros tantos gestos políticos a nivel autonómico como nacional. Rentabilizar muertos, hacer campañas de la vuelta al turismo al estilo Fraga para atraer personas extranjeras. Es evidente que la respuesta es que seguiremos en ese limbo, zona de confort de no querer modificar este sistema capitalista depredador con nosotros mismos, y lo peor, con la naturaleza, que se ha rebelado de la forma más bella posible, ofreciéndonos la mejor primavera desde hace lustros mientras estábamos confinados.
La entrevista en inglés de Muna Luqman las puedes leer AQUÍ.
En este enlace puedes leer el informe que acaba de salir sobre «The Role of City Society in Peacebuilding in Yemen» de Abdulkareem Qassim, Loay Amin, Mareike Transfeld y Ewa K. Strzelecka.
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