“Es una paradoja que nuestro principal reclamo nos eche de nuestras casas”
“Es una paradoja que nuestro principal reclamo nos eche de nuestras casas”

Antonia Ceballos Cuadrado

25 febrero 2020

Esta charla es la tapa de atrás (o la primera para quienes empiecen por el final) de las premas El Salto Andalucía en papel con la que colaboramos en toda regla cada 30 días.

Cádiz es una ciudad de apenas 120.000 habitantes con 1.346 viviendas de fin turístico (VFT). Alquilar para vivir es prácticamente imposible. Desde hace unos años, el colectivo Calle Viva defiende el derecho a vivir en la ciudad. Hacen un trabajo de difusión, asesoran a las vecinas, promueven debates, tejen alianzas y hacen propuestas concretas a las administraciones. Dina El Ghoulbzouri Torres tiene 34 años y es diseñadora gráfica, además de integrante del colectivo Calle Viva que cuestiona la sobreexplotación turística en la tacita de plata.

¿Cuáles son las consecuencias en el día a día de las vecinas de la turistificación?

Una de las consecuencias más visibles quizá sea la saturación de los espacios. Cádiz es una ciudad pequeña que concentra gran parte de su actividad en torno al casco histórico. La masificación de estos espacios hace que sea complicado atravesar determinadas calles o plazas o dirigirte al mercado de abastos a realizar la compra, ya que estas zonas causan gran expectación entre los turistas. También es llamativo las colas interminables en algunas tiendas y supermercados (es más barato comprar aquí en comparación a otros puertos) cuando hay cruceros atracados en la terminal, y que afectan al tiempo que le dedicas a las tareas diarias.

Pero hay otras consecuencias que no son tan visibles y también afectan a las vecinas que sí tienen que convivir con viviendas de fin turístico: ruidos nocturnos, mal uso de las zonas comunes e inseguridad. Que te despierten todos los días a las 2.00 de la mañana porque se han equivocado de telefonillo, encontrarte basura en la escalera, cerraduras rotas, música alta a cualquier hora del día y de la noche son algunas de las cosas que dificultan la convivencia.

La sobreocupación incontrolada de este tipo de alojamientos también es un problema. Hace unos meses vino una vecina del barrio del Mentidero a contarnos que en febrero del año pasado, por Carnavales, la vivienda turística que está encima de su casa estaba tan abarrotada que se le desplomó el techo de la cocina. A parte del lógico susto, ha estado meses sin cocina esperando una solución y soportando las incomodidades de unas obras con un boquete de dimensiones considerables en su casa.

Y por último, la importante pérdida de identidad de la ciudad como consecuencia directa del turismo masivo que desplaza y expulsa a las vecinas. Una paradoja, que nuestro principal reclamo turístico nos eche de nuestras casas, de nuestros barrios.

«No podemos tener edificios gigantes expulsando gases contaminantes en el centro de nuestras ciudades cuando hay mecanismos para reconvertir estos buques y que usen combustibles y/o energías menos contaminantes».

Cádiz acoge cada vez a más cruceros, ¿qué impacto medioambiental tiene eso?

Prácticamente tenemos un crucero diario atracado en la terminal (en 2019 hemos llegado a tener 5 barcos en un mismo día), y actualmente en nuestra ciudad, uno de cada nueve días se superan los índices de contaminación permitidos. Además, cuando estos macroedificios llegan al puerto de Cádiz, aprovechan para aprovisionarse con el incremento de polución que provoca el transporte de mercancías.

Es significativo ver las bandadas de autobuses llegando a la terminal del Puerto de Cádiz para trasladar a los cruceristas a otras ciudades como Jerez o Sevilla. Lo que supone un tráfico más denso y mayor contaminación.

Desde nuestro colectivo, hemos realizado algunas acciones sobre la concienciación de estos hechos, y hemos instado a la Autoridad Portuaria a buscar soluciones: no podemos tener edificios gigantes expulsando gases contaminantes en el centro de nuestras ciudades cuando hay mecanismos para reconvertir estos buques y que usen combustibles y/o energías menos contaminantes.

¿Qué trabajo venís haciendo desde Calle Viva?

Somos un colectivo que defiende el derecho a vivir en la ciudad y trabajamos varias áreas al mismo tiempo. Desde el principio, nuestra principal actividad es el derecho a la vivienda y su función social por encima de cualquier actividad comercial o lucrativa.

En primer lugar, pusimos el debate sobre la vivienda turística en la mesa y su brutal aumento en tan poco tiempo. Desde Calle Viva hacemos un trabajo de difusión del problema que está expulsando a las vecinas para dejar paso a un modelo de negocio depredador y precario: actualmente tenemos 1.346 viviendas de fin turístico en una ciudad pequeña con un problema de suelo endémico y que las diferentes administraciones no han querido atajar, y hay menos de 10 viviendas para alquiler residencial por debajo de 700 euros ¿dónde te vas si tu casero decide poner una VFT? Tratamos de informar a las vecinas, a través de diferentes acciones, para que conozcan porque las echan de sus casas, o porque ya no pueden alquilar una vivienda en Cádiz por la espeluznante subida del alquiler, ya que muchas veces no somos conscientes de la correlación de los hechos.

«Desde Calle Viva hacemos un trabajo de difusión del problema que está expulsando a las vecinas para dejar paso a un modelo de negocio depredador y precario».

Hace varios meses empezamos a atender a vecinas que buscaban ayuda con los problemas de convivencia que generan este tipo de alojamientos. Hacemos recomendaciones para que las propietarias e inquilinas pueden sostener sus vidas en estos espacios que se vuelven hostiles. Tradicionalmente hemos sido una ciudad de lazos comunitarios que están desapareciendo porque las personas que se alojan en frente de tu casa cambian cada 3 o 4 días.

Hemos organizado debates abiertos con gran acogida por parte de otros colectivos sociales de la ciudad y ciudadanas a título individual. En el mes de noviembre de 2019 debatimos sobre la tasa turística o ecotasa, un modelo que ya llevan a cabo otras comunidades autónomas como las Islas Baleares y que reporta millones de euros que se revierten directamente en proyectos de empleo, vivienda, transporte y medioambiente.

Tejemos estrategias y alianzas con otros colectivos de la ciudad. Como ejemplo, en una reunión con el AMPA de un colegio local, nos comentaban que había familias que se trasladaban a otras poblaciones por la imposibilidad de mantener un alquiler en Cádiz. Si las familias se van, hay menos alumnas en las aulas lo que provoca el cierre de líneas escolares.

¿Cuál está siendo el papel del Ayuntamiento?

Nos hemos reunido varias veces con el Ayuntamiento de Cádiz, para nosotras la situación es realmente alarmante. Hay en torno a 5.200 demandantes inscritos en Procasa, que es la agencia municipal de vivienda; la administración local tiene que tomar cartas en el asunto, ya que la legislación autonómica al respecto no lo hace, por ser muy blanda.

En un reciente estudio encargado por el Ayuntamiento sobre este nefasto fenómeno, se ha vislumbrado cierta voluntad de regulación, aunque para nosotras no es suficiente porque el modelo propuesto desplazaría el problema a barrios que ahora mismo no están sometidos a la presión que sufre el casco histórico de Cádiz, como ya ha ocurrido en Madrid o Barcelona, y lo malo es que nosotros no tenemos extrarradio, nos tenemos que ir a otros municipios.

«Si el turismo no crea oportunidades y nos aboca a una situación de precariedad y explotación, no es el camino que tenemos que coger».

Mucha gente justifica o incluso aplaude la turistificación porque «crea empleo». ¿Hay algo de cierto en eso? ¿Qué otro modelo productivo es posible en una ciudad como Cádiz?

Hay mucho de mito en el trabajo que crea el turismo, porque está vinculado al sector servicios y la hostelería no es, por lo general, un trabajo bien pagado.

Cádiz, a través de una imposición de la Junta de Andalucía, desde agosto del año pasado, ha sido declarada como Zona de Gran Afluencia Turística, lo que supone un gran beneficio para las grandes superficies ya que pueden establecer los días y horarios en los que abrir con total libertad, condenando a las empleadas a trabajar todos los días de la semana y la gran mayoría de los festivos.

Luego tenemos el trabajo que se crea a través de las viviendas de fin turístico: limpieza, mantenimiento y entrega de llaves. Un trabajo que suele ser en negro, precario, sin respetar los derechos laborales ni la seguridad en el trabajo, y donde los horarios se adaptan a las entradas y salidas de las inquilinas; y que además, sufrimos más las mujeres por ser las que menos oportunidades laborales tenemos.

Calle Viva apuesta por un modelo sostenible donde las personas sean la parte más importante de la ecuación. Creemos en un modelo de ciudad que brinde oportunidades reales y dignas de empleo y vivienda. Que mantenga la importancia de una comunidad que transmite valores de respeto, solidaridad y confianza.

Las administraciones tienen responsabilidades al respecto, y todos los partidos políticos que conforman el Ayuntamiento de Cádiz tienen la obligación de proveer de herramientas a las vecinas para defender su derecho a vivir y disfrutar de Cádiz en unas condiciones dignas. Si el turismo no crea esas oportunidades y nos aboca a una situación de precariedad y explotación, no es el camino que tenemos que coger.

Antonia Ceballos Cuadrado

Antonia Ceballos Cuadrado

Confieso: odio dormir siesta. La vida es tan corta que me la quiero beber a versos y comer a besos. Así que de pequeña me enfundaba la sábana como si fuera una bata de cola y dedicaba mis siestas a cantar la Encrucijá de la gran Marifé de Triana porque, digan lo que digan, la copla empodera. Estudié periodismo para cambiar el mundo, pero la experiencia profesional me enseñó que antes hay que darle la vuelta como un calcetín al oficio, y en eso andamos. Soy coplera, muy de aquí, pero culo inquieto. Nací en un pueblo de Córdoba que se llama Adamuz y mi historia está unida a los sitios que me han acogido: Sevilla, Londres, Padova, Stará Lubovna, Lebrija, París o Madrid; y a las mujeres poderosas que me he ido encontrando en cada uno de ellos. Ahora veo el mundo desde la esquinita de Cádiz enredada en la comunicación corporativa. Casi ná.

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