Si hay mujeres enigmáticas en Andalucía, la ganadora por excelencia sería nuestra Dama de Baza. Rodeada de simbología, silenciada durante milenios y, luego, invisibilizada completamente, es una mujer íbera que parece que anda gritando secretos de hace miles de años.
La Dama de Baza es una escultura en posición sedentaria del S. IV a. C., de piedra caliza policromada, que muestra a una mujer sentada en un trono con dos alas a los laterales y unas garras de león como patas, de una altura de 133 cm. Su utilidad hace referencia directamente a la muerte, pues en su interior contiene los restos quemados de una mujer.
La escultura fue encontrada en los años 70, en la localidad de Baza, Granada, en una antigua necrópolis de la ciudad íbera de Basti. El sepulcro funerario en el que se encontró era de unos 3 metros cuadrados y 1,8 metros de profundidad y el ajuar que la acompañaba estaba compuesto de varias piezas de guerra, urnas y otros objetos cargados de simbología, típicos en los sepulcros íberos. Todo ello, hizo determinar, en un primer momento, que quien se encontraba en el interior de la urna era un guerrero importante de Bastetania, quien habría sido enterrado con grandes e importantes honores. Hacia los años 80, empezaron a surgir algunas voces que reclamaban lo contrario: era una mujer a quien se albergaba. La discusión, que ha durado más de treinta años, se dio por finalizada ya en 2007, cuando las diversas pruebas de ADN determinaron, por fin, el sexo de quien descansaba en el interior de aquella dama: una mujer.
Pasemos a hablar de esa mujer que yace dentro de la escultura, tan enigmática a día de hoy y que aún guarda diversos secretos sobre aquella civilización tan importante, que rondó la alta Andalucía: los Íberos. La Dama rondaba los 30 años cuando murió, y todo lo que rodeó su muerte otorga un significado nuevo. Fue una mujer, de alta cuna, enterrada en una parte privilegiada de la necrópolis, con un ajuar importante que la coloca en igualdad con otros grandes guerreros: armas (algo un tanto extraño cuando la tumba es de una mujer), una urna a la que no le falta todo tipo de detalles, donde aparece una mujer con ropas de calidad y joyas, con los tres collares que nos dicen que la Dama era una mujer importante en Basti. Quizá fue una reina que lideró a su pueblo en los momentos difíciles, que tuvo implicación política y económica, y que pudo tener cierto poder, siempre acaparado por los hombres. Pero también se relaciona la tumba con aquello sagrado, con la comunicación entre los dioses y la civilización íbera.
Quizá lo más interesante de esta Dama de Baza, es cómo enlaza con dos momentos históricos, cómo ha roto los esquemas de una arqueología acaparada aún por los discursos androcéntricos. Y sobre todo, cómo demuestra que sí, que estuvimos, que estamos y estaremos en la historia, porque no se trata de que no estuviésemos, se trata de que existe un discurso que no quiere reconocer que estuvimos. La Dama fue descubierta en el año 1971 y hasta 2007 no se convencieron de que era una mujer, treinta y seis años después. Hicieron falta muchas pruebas para determinar, finalmente, que era mujer, pero ninguna para que se la reconociera como hombre.
Por último, la escultura se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid . En Baza, lugar donde se encontró y de donde era la mujer, solo hay una réplica. Ojalá las andaluzas y andaluces podamos recuperar también nuestra arqueología, para poder disfrutar y reconocer nuestra identidad, para poder visitarla en su entorno y que las bastetanas y bastetanos tengan cerca a quien fue señora del lugar durante mucho tiempo ¡Por la devolución de nuestra Dama!
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