Un año de La Poderío
Un año de La Poderío

La Poderío

8 abril 2019

Un 8 de abril de 2018 paríamos esta revista digital de feminismo andaluz. Desde que nos adentramos en este proyecto hemos vivido un proceso de reconocimiento, empoderamiento y crecimiento muy bonito, pero también hemos topao con la realidad y con un sistema donde no tiene como prioridad ni al feminismo ni a los autocuidados.

Siempre he estado rodeada de mujeres maravillosas. La primera mi madre, que de una forma u otra ha hecho que me entere de que ante todo, soy feminista. También me he cogido de la mano de las mujeres de mi familia, de las de las plazas. No había quien me moviera de al lado de las que se sentaban en los rebates de mi pueblo las noches de verano o de las que llegaban con el barro hasta las orejas después de un día de lomo partio cogiendo los niditos de aceitunas en el suelo. Mis compañeras y amigas de la universidad con las que aprendí que las calles algún día y alguna noche serán nuestras (mientras yo iba todos los miércoles, sin faltar ni uno, en chandal aunque Rosalía no estaba para ponerlo de moda todavía). Me aferro a las mujeres saharauis de los campamentos de refugiadas y zonas ocupadas. A las que creen en los medios comunitarios y locales y sacan tiempo de su vida para ponerse delante de un micro a contar y a visibilizar los barrios más olvidados y se han agarrado a la radio como herramienta de empoderamiento. Admiro a las mujeres que deciden qué quieren hacer con su cuerpo y ser madres o no.

Estoy rodeada de mujeres que se han jugado la vida en patera a falta de vías seguras porque la violencia institucional no le ha dado otra opción y además luchan y se enfrentan al racismo y lo hacen de la forma más digna y humana que jamás he visto. Me hacen crecer las mujeres migrantes que trabajan de temporeras y su resilencia. Conozco a mujeres que se levantan y se acuestan las últimas de su casa y a desoles ponen en pie a un país y conozco a mujeres que si te van a desahuciar ellas ponen su pecho como barrera y sus manos abiertas como única arma. También mi círculo está formado por mujeres que plantarle cara al patriarcado es una tarea que a veces cuesta y para lo que todavía es un reto. Mujeres que nacieron con pene y hombres que nacieron con vulva y me han enseñado que elegir tu sexo y género es un derecho.

Todas esas mujeres y muchas más (pero muchas, muchas, muchas más) son hoy La Poderío. Por ellas, surgió y nació de una semilla de feminismo, sororidad y rebeldía las ganas de construir un medio de comunicación que tuviese cabida para todas, donde todas nos viésemos representadas y sobre todo que fuésemos capaces de recomponer nuestra historia que entre unos y otros han querido destruir. Donde la territorialidad también nos atraviesa y por eso, La Poderío pone el acento en el feminismo andaluz. Y para ello, jamás pude imaginar mejores compañeras de viaje y de jarana con más puro poderío: Rocío, un torbellino energía, directa y creadora del zasca en toa tu cara. Antonia, amiga, compañera, madre y de las de el agua clara y chocolate espeso. Lola, la sabiduría personificada y la referente de cada una de nosotras. Amal, calma y tempestad rifeña con la frescura de los pueblos y el trabajo del campo. Ruth, la mesetariana más andaluza que se ha pario en Valladolid. Auxi, canaria de nacimiento y folclórica de coñocimiento. Laura, la dulzura con más garra y si hace falta, desgarra. María, la hackerpoderío con una solución pa to y una paciencia infinita. 

Pero también hay muchas que se nos han quedado y se nos quedan en el tintero. La Poderío no solo es escribir. La Poderío se mete hasta lo hondo y no habla de temas, sino de vidas con esas cuestiones que nos atraviesan en cada uno de los puntos que recorren nuestra Andalucía.

Pero no todo son glorias, flores y lunares en La Poderío. Nuestra criatura no es para nada autónoma y la llevamos enganchaita a nosotras haciéndolo lo mejor que podemos para que crezca fuerte y sana. Dos años han pasado desde que nos reunimos en la Casa Invisible de Málaga para ponerle nombre a lo que empezaba a ser un huracán imparable y uno desde que se nos puede leer. Durante este año, el trabajo ha sido intenso, mucho más del que se ve en la página web y en las redes virtuales.

Es verdad que hemos escrito artículos que salen de nuestras vísceras, del estómago de la historia andaluza, que pone en manifiesto las realidades y los sentires de muchas en los que nos vemos reflejadas. Hemos hablado de vecinas que echan de nuestros barrios, de andaluzas que migraron huyendo de la guerra civil y la persecución franquista, de la explotación laboral en el campo, del derecho a parir como nos salga del jigo, de los cambios políticos. Muchas premas se han desahogado en nuestra corrala. Pero también hay muchas cositas que se nos han quedado y se nos quedan en el tintero. La Poderío no es hacer noticias como churros. La Poderío se mete hasta lo hondo y no habla de temas, sino de vidas con esas cuestiones que nos atraviesan en cada uno de los puntos que recorren nuestra Andalucía.

En este año hemos montado mesas camillas en toda Andalucía en ciudades, en pueblos, en sitios donde nadie se atrevía hablar de feminismo y el feminismo ha hecho que nos rejuntáramos alrededor de un bombo (mesa redonda con enagüillas) para contarnos nuestras experiencias. Nos han parado por la calle para darnos las gracias y un abrazo. Hemos dado talleres y cursos en el que el empoderamiento (no adoctrinamiento como dicen por ahí) ha sido mutuo. Nos han dado un premio y hasta hemos cruzado el charco. Fitetú las coas que nos han pasado.

Pero todavía no está to averiguao. El periodismo de La Poderío es puro activismo y está siendo muy complicado sacarle horas al día para sentarnos delante de un ordenador, movernos a los pueblos, autofinanciarnos y mantener los autocuidados. Recuerdo el día que parimos esta revista y como el miedo y el respeto nos recorría el cuerpo, pero aprendimos que aquí veníamos a eso, a aprender. Hoy, seguimos aprendiendo. Hemos aprendido que nuestra referentes están aquí, cara a cara, de las que podemos mirar a los ojos y hablarles de tú. 

Hemos aprendido que nuestras referentes están aquí, cara a cara, de las que podemos mirar a los ojos y hablarles de tú. 

Para hablar de poderío andaluz nos hemos salido de los libros, de las teorías, porque la mayoría de nuestras referentes no están en los libros. Andaluzas y feministas de poder no son solo la Lola Flores y Rocío Jurado (que las amamos locamente), también son aquellas de las que no se habla como la Manuela que limpia los hoteles a 3€ por habitación, la Roxana que ha venido desde Bolivia y cuida a personas mayores, la Rosario que raparon de chica que iba a un colegio franquista y en vez de enseñarla a leer, limpiaba los platos de las monjas y violaron. La Paqui y sus amigas que han montado la asociación de vecinas. La Rocío que es la primera niña de su pueblo que juega en un equipo de fútbol base o la Virginia que apoya a su hija, le hace entender a la gente que es una niña y no un niño como pone en el DNI. Somos muchas y seremos más.

Tenemos miedo a rozar lo jartible. Sí, lo confieso. Tengo miedo a rozar lo jartible porque el tiempo y el nivel de correndeo nos frene en seco. Por eso te necesitamos. Sí, te necesitamos también a ti que lees esto, que de vez en cuando aportas un eurillo o que te has hecho prema, que compartes nuestras cosas en redes y que usas el boca a boca en los chascarrillos para hacer más grande a La Poderío y que luces con mucho desparpajo las bolsas, chapas y pegatinas llenas de lunares de esta revista. Tú, también eres poderío. Y por eso, hoy también es tu aniversario. Gracias y que por mucho feminismo andaluz más.

Feliz Cumplepoderío.

La Poderío

La Poderío

Una revista parida en el sur, con los aires frescos, reivindicativos, inclusivos, diversos, plurales y feministas de Andalucía, pero sobre todo, con las ganas de visibilizar las historias de personas reales olvidadas en los medios de comunicación y de desgranar el sistema heteropatriarcal que las victimiza y/o criminaliza en la mayoría de los casos.

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