La Corrala
Ser caucásica en Andalucía

Ser caucásica en Andalucía

María cuenta su experiencia como migrante en otro país y los recuerdos que le vienen a la cabeza de cuando las andaluces y los andaluces también salieron de su tierra caracterizados por el color de nuestra piel.

Un año de La Poderío

Un año de La Poderío

La Poderío cumple un año como revista digital de feminismo andaluz. Desde que parimos este proyecto hemos vivido un proceso de reconocimiento, empoderamiento y crecimiento muy bonito, pero también hemos topao con la realidad y con un sistema donde no tiene como prioridad ni al feminismo ni a los autocuidados.

Cuando viajar no es lo que nos contaron

Cuando viajar no es lo que nos contaron

Este texto está en la sección La Corrala, el patio de vecinas de La Poderío donde cada una charlotea, cascarrilla y pone colorá lo que sea mientras le da el fresquito o el sol en la cara. Más agustito que te quedas, oú. Eso sí, La Poderío no se hace responsable de lo...

FemZine: Feminismo, cúter, grapas,…¡Y acción!

FemZine: Feminismo, cúter, grapas,…¡Y acción!

Los femzines nacieron como protesta a un movimiento que, nuevamente, quería relegar la voz de las mujeres a un segundo plano. Lejos de lo que parecía, las mujeres y las personas disidentes usamos un formato tremendamente empoderador para, a través de él, elevar nuestras voces y generar lazos.

8M: instaladas en la insurgencia

8M: instaladas en la insurgencia

Ahora, por fin, todo tiene sentido. «Si nosotras paramos, se para el mundo». Ese fue el lema con el que acogimos nuestra primera huelga feminista el año pasado. Si nosotras berreamos, jodido [inserte aquí su blanco preferido], juzguen ustedes mismos.

¿Madrid será la tumba del fascismo?

¿Madrid será la tumba del fascismo?

Este texto está en la sección La Corrala, el patio de vecinas de La Poderío donde cada una charlotea, cascarrilla y pone colorá lo que sea mientras le da el fresquito o el sol en la cara. Más agustito que te quedas, oú. Eso sí, La Poderío no se hace responsable de lo...

Ni puta, ni calienta pollas

Ni puta, ni calienta pollas

Había sido una semana interminable. Llevaba un par de meses viviendo en una ciudad a la que se había adaptado muy bien. Manuela estaba más que feliz porque venían sus amigas a visitarla. Patearon los bares, comieron, bebieron, bailaron. Como la palabra no se le niega...

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies