Por Lola FPalenzuela
Este artículo ha sido publicado en colaboración con el diario Público
Si Andalucía fue en 2018 el laboratorio de pruebas de la entrada de la ultraderecha en un parlamento autonómico español, Juan Manuel Moreno Bonilla fue el científico de bata blanca y gafas antisalpicaduras que con probeta en mano efectuó el «milagro VOX», haciendo caso omiso al cordón sanitario que desde Europa se hacía a las formaciones políticas de extrema derecha.
Fueron 37 puntos. Muchos de ellos en contra claramente de los derechos de las mujeres. Acordados y firmados en Madrid entre las direcciones nacionales de PP y Vox. 37 puntos han marcado la vida política de Andalucía en estos últimos tres años.
Pese a que ha sido Vox el que ha marcado el paso político en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla consiguió la ansiada presidencia de la Junta de Andalucía gracias al pacto de gobierno que firma con Ciudadanos y al beneplácito de la formación de ultraderecha VOX desde la votación de investidura. A esta formación política se le otorgará el puesto de tercer secretario de la Mesa del Parlamento y representación en distintos consejos de administración como el Consejo Audiovisual o la RTV de Andalucía, entre otros.
Ante estos pactos, Moreno Bonilla contará desde el minuto cero con movilizaciones de las organizaciones de mujeres. Así, tres días antes de ser nombrado presidente, la Coordinadora Feminista Andaluza sacaba a las calles a mujeres, y también a hombres que suscribían la convocatoria: «Ni un paso atrás en nuestros derechos y libertades, de todas las mujeres, vengan de donde vengan. Ahora es Andalucía, pero en unos meses esta amenaza de involución se puede hacer realidad en todo el país». Y qué razón tenían. Luego vendrían muchas más convocatorias, como los Trenes de la Dignidad de Andalucía en 2020, protesta masiva contra los recortes a las asociaciones de mujeres por parte de la Junta de Andalucía.
Mejor sin siglas
Al más puro estilo Feijóo, Moreno Bonilla ha optado por hacer caso a los estudios demoscópicos y presentarse ante el electorado con una señalética sencilla: «Juanma. Presidente». Así se presenta él, «sencillo» y «cercano». Para ver las siglas de su partido te tienes que acercar una mijilla, pues aparecen a cuerpo -5 en la esquinita inferior derecha.
Pero eso está más que justificado. Según explicó él mismo a primeros de mayo en una cadena nacional de televisión: «Parece que la figura del presidente tiene la posibilidad de superar la trinchera ideológica y es mucho más fácil votar a Juanma Moreno que votar al PP, es lo que nos trasladan los estudios demoscópicos, por lo que vamos a centrar la campaña en la persona que puede agrupar a distintas sensibilidades en Andalucía». La persona a la que se refiere es él mismo, y el partido, el PP, en el que milita desde joven y que parece que, todo según los estudios demoscópicos, hay que ocultar un poquito, vaya, que se vea lo menos posible. Luego ya, cuando gane las elecciones, lo lucirá en grande.
Barón de peso en el PP
Moreno Bonilla, que quiere una campaña con pocos y elegidos desembarcos de su partido en Andalucía, actualmente es uno de los barones fuertes del PP. Tras alcanzar la presidencia de la Junta, acciones en su contra como el haber apostado públicamente por la rival de Pablo Casado, Soraya Sáez de Santamaría, en las primarias de 2018, evitaron su caída en desgracia y propiciaron su ascenso como líder.
Su buena sintonía con el actual presidente de su formación política, Feijóo, se ve en hechos como el nombramiento como coordinador general del PP nacional de su hombre fuerte, Elias Bendodo, o el importante número de andaluces y andaluzas que ha colocado en la ejecutiva nacional del partido.
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