Por Antonia Ceballos Cuadrado
Este artículo ha sido publicado en colaboración con el diario Público
El candidato socialista a las elecciones andaluzas ha optado por lo que mejor se le da: el discreto segundo plano de hombre tranquilo y sereno que no entra al barro político.
Hay muchas formas de ganar una guerra. Una de ellas es evitarla a toda costa. «Cuando seas capaz de luchar, finge que no lo eres», aconsejaba Sun Tzu en El Arte de la guerra, allá por el siglo V aC. Esa parece ser la máxima de Juan Espadas, el candidato del PSOE a la Junta de Andalucía, de cara a las elecciones del próximo 19 de junio. «Antes de que empiece la guerra, primero ve a palacio y calcula las fortalezas y debilidades de cada bando», decía Sun Tzu y, sin duda, Espadas, curtido ya en esto de la política, ha hecho este balance y ha optado por lo que mejor se le da: el discreto segundo plano de hombre tranquilo y sereno que no entra al barro político.
Del PSOE «de toda la vida»
Espadas es, sin duda, un hombre de partido. Epítome de lo que ha sido el PSOE en Andalucía desde que llegara al poder hace cuarenta años (se cumplió esta efeméride el pasado lunes, 23 de mayo). La suerte quiso que naciera en el Hospital de las Cinco Llagas, el hermoso edificio renacentista que alberga hoy el Parlamento andaluz, en 1966. Se crió en Miraflores, un barrio obrero de la capital hispalense, y con 22 años acabó su licenciatura en Derecho por la Universidad de Sevilla. Prácticamente desde entonces milita en el PSOE.
Desde muy pronto ocupó cargos técnicos en distintas consejerías. Diplomado en Derecho Comunitario por la Universidad de Sevilla y en Alta Dirección de Empresas por el Instituto San Telmo, máster en Política y Gestión Medioambiental por la Universidad Carlos III de Madrid, estuvo muy vinculado al área de medioambiente tanto de la Junta como del partido. Fue consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio entre 2008 y 2010, los años más duros de la crisis producida por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Desde 2011, candidato a alcalde de Sevilla por el PSOE, cargo que obtuvo en las elecciones de 2015, gracias al apoyo de Participa Sevilla y de Izquierda Unida, que revalidó en 2019 y que ha abandonado este año para dedicarse de lleno a las elecciones andaluzas.
Hombre de la confianza de Sánchez, consiguió dos cosas que parecían imposibles: ganar a Susana Díaz de manera holgada en unas primarias y conseguir que el relevo en el mando del PSOE andaluz se hiciera desde la calma y el sosiego, sin esos escándalos tan ruidosos a los que nos tiene acostumbrada la izquierda y que tanto gustan a la prensa de derechas.
El alcalde del arboricidio
De su trayectoria política, Espadas se enorgullece especialmente de haber impulsado la elaboración de la Ley Reguladora del Derecho a la Vivienda de Andalucía. Una ley que pretendía garantizar el derecho a la vivienda, pero que nació con grandes déficits: trasladaba el peso de la responsabilidad a los Ayuntamientos sin dotarlos de recursos, lo que no resolvía el problema sino que ralentizaba su solución.
Pero, sin duda, es su gestión como alcalde de Sevilla donde mejor podemos ver quién es Espadas políticamente. Espadas ganó la alcaldía en 2015, el año de los ‘ayuntamientos del cambio‘. En ese momento, se hablaba de cosas que hoy están vacías de contenido y que han sido arrasadas por el avance del fascismo. Espadas, que lleva mucho en política, se quiso sumar al carro y entró en el Ayuntamiento hablando de «rescate ciudadano». Un rescate que en una ciudad con tres de los barrios más pobres de España (el Polígono Sur, los Pajaritos y Amate) consistió en una consulta sobre la celebración de la Feria y poco más.
Aunque el episodio por el que Espadas será recordado como alcalde es el «arboricidio«. Desde que asumió la vara de mando y hasta marzo de este año, más de 6.000 árboles han sido talados en una ciudad que ha superado los 40 grados este mayo y que, por efecto del cambio climático, cada vez tiene más días de calor al año. La movilización ciudadana ha sido fuerte para proteger a los árboles de la ciudad, pero la actitud de Espadas ha sido de cerrazón absoluta, negando información que debería ser pública y escudándose en supuestos informes técnicos que, ya sabemos, pueden servir para justificar una cosa o su contraria. Incluso en un pleno se dejó abierto el micro y se le escuchó «había que haberlos matado» después de la intervención de una representante de la Plataforma Salva tus Árboles Sevilla.
0 comentarios