Analía Fernández Fuks: “El feminismo que señala que no podés querer a alguien no me interesa”
Analía Fernández Fuks: “El feminismo que señala que no podés querer a alguien no me interesa”

Rocío Santos Gil

2 febrero 2021

El fallecimiento de Diego Armando Maradona el pasado mes de noviembre en Buenos Aires, agudizó un debate que desde hace tiempo venía dándose dentro del feminismo argentino y del que buena parte del feminismo internacional y deportivo se había hecho eco. 

Casi un mes antes, la periodista deportiva del medio feminista argentino LatFem, Analía Fernández Fuks, periodista deportiva, escribía lo que fue la entrada más leída de 2020 de la revista: El Diego también es nuestro, en palabras de su directora, Flor Alcaráz.  Un reportaje  donde Fernández Fuks planteaba, junto a otras feministas, pensar a Diego Armando Maradona más allá de las la dicotomías y desde la apropiación también por parte del feminismo de una figura con la que muchas mujeres alrededor del mundo han crecido. 

Con el fallecimiento del Pelusa, muchas fueron las voces feministas que hablaron desde la conmoción de haber pedido al que, probablemente, ha sido el último mito popular vivo.  Pero no solo desde el dolor se vivió el acontenimiento mundial: también desde el movimiento feminista argentino e internacional hubo críticas al Diego por la violencia que ejerció contra sus parejas y otras mujeres.

¿Se puede ser feminista y maradoniana?

Mujeres que no fueron tapa afirmaban en sus redes sociales que no se podía permanecer callada por respetar el dolor popular cuando el respeto del dolor popular “implica convalidar la construcción de un sentido que dice que adoramos como ídolos a quienes expresan en sus prácticas al patriarcado, violentando a mujeres y niñes.  Justamente, necesitamos deconstruir la idea de “ídolos populares” ¿A quiénes idolatramos? ¿Por qué? ¿Qué mensajes y sentidos construye esa idolatría? ¿Qué enseñan? ¿A quién le sirve?”.

En España, la escritora Elvira Lindo habló en su columna del periódico El País que el pasado 25N fue el “día libre de sanciones por olvidar la violencia de género”, en relación a cómo muchos de los dirigentes hombres de España recordaban la figura de Maradona. La producción de información y de opinión fue infinita, tanto desde el dolor por la pérdida como del rechazo a ese dolor.  

Y aún así, hubo una diferencia abrumadora desde la perspectiva en que se estaba analizando el acontecimiento: mientras que las periodistas, comunicadoras, escritoras escribían sobre Maradona, problematizando y mencionando en algún momento sus episodios violentos y machistas, ellos reaccionaban tarde y mal, viéndolo como una mancha, una anécdota, una sombra en su vida o insisten en separar lo personal de lo profesional, en tener orígenes humildes, pertenecer a la clase obrera.

Carolina Spataro publicó, también en LatFem, una columna donde establecía un diálogo con su hija Malena, una adolescente de 12 años que le preguntaba cómo se podía ser feminista y llorar la muerte de Diego Armando Maradona, llevándola a reflexionar en un diálogo intergeneracional . 

“El Diego también es nuestro”

Para comprender el feminismo maradoniano y cómo ha roto la pérdida del Barrilete Cósmico en tristeza y dolor colectivo, hablamos con la periodista deportiva Analía Fernández Fuks, periodista de LatFem , galardonada en los #PremiosJuanaManso de la Secretaría de Género y Derechos Humanos de Rosario por su cobertura sobre fútbol feminista. Queremos comprender, desde este sur del norte, por qué una figura como la de Maradona despierta emociones tan fuertes y encontradas también dentro del feminismo.

He leído a Florencia Alcaraz, directora de LatFem, afirmar que tu artículo ha sido el más leído y visitado en 2020. Está claro que hay un interés por saber, por sentirse representada. ¿Busca el feminismo respuesta a sus propias contradicciones? 

Fue la nota más leída del 2020.  La noticia de Maradona y su muerte creo que generó justamente esa afluencia a la nota que había sido escrita en relación a su cumpleaños número 60, un mes antes de su muerte. No sé si estamos buscando como feministas respuestas a nuestras propias contradicciones. Sí me parece que lo que hacemos, por lo menos, es abrir debates. O a mí lo que me interesaba es abrir discusiones con esa nota, ponerlo sobre la mesa, generar diálogos, que creo que es algo que la nota generó. Reflexiones, diálogos, una puesta en común de distintas miradas. Hubo varias críticas y yo las bien recibo desde el lugar de poder también seguir pensando algunas cuestiones o algunas aristas y puntas, otras formas desde dónde también abordar nuestras contradicciones en este caso, a partir de la figura de Diego Maradona.

«Lo más interesante era poder salir de esa discusión o ese planteo dicotómico de “sos maradoniana o sos feminista”, “no se puede ser maradoniana y feminista”. […] Lo potente está cuando el debate se abre y no cuando nos señalamos con el dedo ,o nos cancelamos o nos clausuramos posibles intercambios».

No buscaba respuestas a las contradicciones. Sí, buscaba ir tirando de esos hilos que aparecen  y que se fueron tejiendo también alrededor del cumpleaños de Maradona y después de su muerte, en ciertos feminismos, en ciertos ámbitos feministas. Lo más interesante era poder salir de esa discusión o ese planteo dicotómico de “sos maradoniana o sos feminista”, “no se puede ser maradoniana y feminista”. Me parece que ir a responder a esa pregunta, o ir con esa frase taxativa, no nos lleva a ningún lado. Lo potente está cuando el debate se abre y no cuando nos señalamos con el dedo ,o nos cancelamos o nos clausuramos posibles intercambios.

¿Cómo se ha vivido en Argentina, dentro del periodismo argentino y dentro de este, el periodismo feminista, todo el fallecimiento y la cobertura? 

Ha sido para todes un acontecimiento social. Tal vez lo hemos vivido desde muchos lugares como la muerte del último símbolo popular, del último mito popular de la cultura argentina. Ha sido leído desde ese lugar o empezamos a hacer esa lectura. Lo hemos leído con mucha afectación,  pero sin duda, fue una noticia que afectó y que conmovió, y con este conmover me refiero a mover, a remover, a pensarnos y repensarnos, y todo eso atravesadas por la afectación.

Ha sido tapa de todos los diarios y creo que no hubo portal, radio o programa de televisión que no haya abordado a Maradona desde este lugar. Las periodistas feministas fuimos consultadas para hablar de las tensiones que genera Maradona dentro de los feminismos.

Lo interesante, me parece, a veces no es hablar y analizarnos desde ese lugar, sino también ver de qué forma cubrimos desde la praxis. Ahí está puesta también nuestra militancia, nuestro activismo feminista y el poder llorar tranquilas. También es una forma de activar.

Por otro lado, también pienso que nosotras, como periodistas feministas, buscamos hacer cobertura colaborativa, construir colectivamente y eso lo seguimos haciendo cuando fue la muerte del Diego. Fue muy interesante. Hubo algunas compañeras fotógrafas y periodistas que hicieron una cobertura conjunta en los lugares donde se despidió al Diego. 

En los medios hegemónicos ha habido cartas de muchísimos varones, cis, heterosexuales, periodistas, amigos del Diego o periodistas que le han seguido el rastro durante muchísimos años. Yo me tomé la tarea de buscar a ver cuántas fuentes de mujeres, lesbianas, travestis, trans, aparecían en esa despedida. Muy interesante la carta que apareció en Página 12 dos días después de la muerte de Florencia de la V, un  personaje público que contó cómo el Diego había recibido su noticia cuando ella logró el cambio de género en el DNI. El diario Tiempo Argentino sacó una tirada especial donde había periodistas deportivas y activistas también hablando del Diego. 

Se diversificó un poco la fuente. Por supuesto, siempre en los medios hegemónicos aparecen más las miradas de los varones cisheterosexuales de siempre, de las voces legitimadas para hablar. Pero han aparecido este año otras voces y otras miradas y creo que eso también es interesante a la hora de poder leer la complejidad de la figura de Diego.

«Prefiero hablar de feminismos y no de un solo feminismo. A mí por lo menos me cansó, me saturó, me parece que nos hablamos a nosotras mismas».

 ¿Hay discursos más autorizados que otros? ¿Existe autocensura? ¿Corremos el riesgo de estar construyendo un feminismo inquisidor? Se habla mucho de feministrómeto ¿Hay que decir qué vale y que no vale dentro del feminismo?

Entiendo el feminismo como movimiento bastante heterogéneo, gigante. Prefiero hablar de feminismos y no de un solo feminismo. A mí por lo menos me cansó, me saturó, me parece que nos hablamos a nosotras mismas, como en este juego medio chiquito que para mí cierra más que abrir, que no genera preguntas sino señalamientos con el dedo. “Estás cancelada porque bancás a Maradona”, “no podés bancar a Maradona porque sos feminista”, “Ah, Bancás a Maradona, pero después salís a decir, Ah, pero no reconoce a sus hijos, pero no estás diciendo nada de eso…” 

Bueno. Me parece que también quienes quieran llorar a Maradona lo lloran, o lo lloramos, nos sentimos afectadas y conmovidas. Evidentemente, quiénes no lo lloran también desde algún lugar se sienten afectadas, conmovidas, algo movió ahí las estructuras o por lo menos para salir a enojarse y a repudiar el despido a Maradona.

¿Y dentro del feminismo como movimiento? ¿Cómo se ha vivido este diálogo entre las que abogaban por despedir y llevar el duelo del fallecimiento, frente a las que defendían que no se puede honrar a alguien que ha ejercido violencia machista o no ha reconocido a sus hijos? 

Nadie puede andar señalando con el dedo a quién llorar y a quién no. En la nota justamente de LatFem, Julia Hang decía que para eso está el patriarcado desde hace años, diciéndonos lo que podemos y lo que no podemos hacer. No estoy esperando a que los feminismos me vengan a decir a quién puedo querer y a quién no. En todo caso surgirán preguntas o dudas. 

 «A veces hay un movimiento feminista muy punitivista para mi gusto, un feminismo muy moralista que va bajando línea y va con la vara del feministrómeto […] Por lo menos esto nos tiene que hacer un llamadito de atención, para repensarnos desde donde queremos construir nuestro feminismo, o con qué feminismo nos vamos sintiendo interpeladas. A mí el feminismo que señala que no podés querer a alguien, de verdad, no me interesa».

En cualquier caso, no fue la manera adecuada de algunas compañeras de salir a señalar a quienes lloramos a Maradona o a quiénes estábamos tristes, a decirnos que no podemos ser feministas. Volver a esa discusión no abre nada. Está bueno empezar a pensar más allá  de donde construimos las idolatrías, cómo queremos que sean nuestros referentes populares, qué nos pasa con las contradicciones, con los errores, qué le exigimos a los ídolos populares, a nuestros referentes y referentas. 

Y también como feminista, nos queda la tarea de pensar si podemos superar estas discusiones que cierran y que no abren. Me parece que todo esto demostró que a veces hay un movimiento feminista muy punitivista para mi gusto, un feminismo muy moralista que va bajando línea y va con la vara del feministrómeto, si haces esto o esto otro. Por lo menos esto nos tiene que hacer un llamadito de atención, para repensarnos desde donde queremos construir nuestro feminismo, o con qué feminismo nos vamos sintiendo interpeladas. A mí el feminismo que señala que no podés querer a alguien, de verdad, no me interesa.

¿Qué diferencias ha habido a la hora de narrar entre el periodismo más mainstraim y hegemónico (y masculino) y el periodismo feminista? 

La diferencia está en ser militantes feministas, periodistas feministas, desde dónde abordamos, desde dónde leemos, cómo lo hacemos. Por eso decía que no por estar hablando y diciendo la palabra feminismo o violencia de género se hace a una cobertura feminista. Es por la mirada atravesada por los feminismos que tenemos, por nuestro activismo.

«No estoy esperando a que los feminismos me vengan a decir a quien puedo querer y a quien no. En todo caso surgirán preguntas o dudas». 

A mí me llamó una compañera que está en un medio de televisión para ir a cubrir el recorrido del féretro de Maradona de Casa Rosada a Bellavista, que más o menos fue una hora por autopista. Quería que hiciéramos una cobertura en moto y me llamó a mí y a mi compañera, mi novia, y a otras compañeras más que forman parte de las motoqueras que se organizaron el año pasado para ir al Encuentro Nacional de Mujeres. Tomamos como referencia la de compañeras que llaman a otras compañeras para hacer esa cobertura para un medio televisivo y que no sean chongos en motos, varones cisheterosexuales, machos en moto. Ya hay una mirada ahí. Quiénes son las que van a cubrir, quiénes son las que van contando, quiénes son las que están eligiendo el foco de la foto, que sean compañeras feministas. Eso está buenísimo. 

También, un mea culpa o una revisión. Estuvimos poniendo mucho el acento en casi excusarnos de cubrir a Maradona, de querer al Diego, de llorarlo. Me he pasado días y días mirando vídeos de Diego, repasando fotos, repasando historias, llorando, compartiendo con mi familia, con mis amigues. De repente lo que sentí es que salíamos en todos lados como teniendo que explicar.

Tenía ganas de hablar de lo que Maradona fue para mí, qué se yo, de cómo me atravesaba la historia del Diego. O de repasar el Mundial. En el 86 yo tenía un año. De poder mirar algunas etapas de Maradona y hablar futbolísticamente. O de pensarlo como actor social político.  Y creo que, algunas que dimos notas, hemos logrado correr el foco de ese lugar. Eso también es feminista.

Entradas relacionada

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies