No hay ni una, ni dos Andalucías. Está la que sesea, cecea, jejea y la que lo hace todo a la vez. Pero hay algo en común en todas ellas: no hay ni una a la que no le hayan dicho “vo-ca-li-za”. Noniná.
No me seas carajote que el que no entiende es porque no quiere. Acercarse y conocer una cultura a través de sus lenguas y sus acentos es muy bonito y revolucionario. De hecho, lo hacemos más de lo que creemos. Nos imponen el inglés, por ejemplo. Desde chiquititas nos meten en la cabeza “los falses phrases” y repetimos las expresiones de un personaje colombiano como si no hubiera un mañana. Pero hay que ser muy malaje para meterse con la andaluza y con el andaluz, empezando por su forma de hablar y por las idiosincrasias de estas identidades.
Por eso, en Andalucía son muchas las que han dicho “quieto parao´, que hasta´quí hemos llegao´”. Una de ellas, es el equipo de Er Prinçipito andalûh (EPA), que desde su página en redes sociales, trabaja de forma colectiva en una propuesta ortográfica del andaluz. Las críticas no les tardaron en llegar “por parte de la Meseta, principalmente”, igual que tampoco lo hicieron con la publicación del libro Er Prinzipito, de Juan Porras, motivo por el que se creó este perfil. “Estas críticas no son nuevas. Históricamente al pueblo andaluz se le ha repudiado tanto social como política y económicamente. El objetivo de esta iniciativa es prestigiar las hablas andaluzas”, y a esto añade que “se reprime todo lo que tiene que ver con las hablas andaluzas y esto, por cierto, también beneficia al sistema capitalista que reproduce que somos unos vagos y otros estereotipos, cuando somos los más explotados o uno de los más explotados, y toda esta dinámica hace que nos lo creamos, nos infravaloramos y todo esto tiene una repercusión también en la habla andaluza”, explican desde EPA.
Llegar hasta el centro del asunto es algo relioso. Recopilar textos que lo demuestren es complicado “cuando se ve que el castellano va primero y luego el resto de hablas”. Lo mismo que ocurre con la literatura en la que se ve una jerarquía del andaluz, donde existe también una distinción entre el seseo, el ceceo y el jejeo. En diversos estudios se puede ver como «en sitios donde se cecea, las mujeres tienden a sesear, porque se acogen a lo que puede ser, digamos, más valorado. Los hombres suelen cecear más que las mujeres”. Todo esto crea también unos estereotipos sobre el pueblo andaluz que se reproducen en los medios de comunicación e incluso en las instituciones y cala en el resto de la ciudadanía.
Y, ¿cuántas veces no te han dicho que hables en “castellano neutro”? ¿Castellano neutro? ¿Eso qué’ lo que e’? Quizás no te hayas dado cuenta hasta ahora, pero puede que hayas sido una de esas personas a las que han corregido en el colegio cuando hablabas con tu acento o has notado que en la televisión pública andaluza lo que menos hay es eso: hablas andaluzas en un telediario que debería ser por y para esta tierra. De este modo, “nos han quitado nuestras raíces andaluzas castellanizándolas, quitándonos nuestra identidad. Básicamente es el imperialismo español persiguiéndonos y esas cosas se ven como por ejemplo en el libro de estilo de Canal Sur que intenta estandarizar el castellano, es decir, se prohibe el ceceo y el jejeo en Canal Sur, el seseo es preferible que no se use. En nuestra televisión se invisibiliza una de nuestras grandes virtudes que es la comunicación, nuestra habla andaluza”, aportan desde EPA.
En ese sentido, la identidad andaluza y sus hablas se construyen a través de una memoria muy viva y de reproducción oral. “La habla andaluza es muy inteligente. No es el castellano evolucionado o hablar coloquialmente. Como ha estado tan desprestigiada y se nos ha machacado tanto en el habla andaluza, tenemos que reivindicar nuestras raíces y nuestra identidad. En nuestras expresiones, somos capaces de simplificar una frase en una palabra, y eso es maravilloso. Por ejemplo espasnua, que es das más miedo que una espada desnuda, ¿hace cuántos siglos que se utiliza esa expresión?”.
Habla tu andaluz
Ante estas preguntas, Habla tu andaluz le busca respuesta. Son dos proyectos independientes, que no tienen nada que ver el uno con el otro. Bueno sí, una cosa sí tienen en común: el regomello por “los prejuicios que hay con lo andaluz, lo que tiene que ver con la cultura andaluza, con los andaluces y con esta tierra en general”, añade Piedad Bejarano, una de las componentes de esta campaña junto a Alejandro Cordero.
¿Quién no ha tenido esa experiencia en la que te han pedido un chiste o que bailes flamenco por el hecho de ser de Andalucía? El 99,9% de las andaluzas y andaluces, seguro. Bajo estas experiencias, y otras menos buenas, se forjó esta campaña como un proyecto fin de carrera para Cordero que se ha basado en la pega de carteles, primero de palabras andaluzas y fotografías de personalidades andaluzas importantes para todo el territorio español, bajo el título de “cateto” como una herramienta de ironía y denuncia. “Creemos que históricamente y con el paso del tiempo a Andalucía y todo lo que representa, no solo los acentos y las hablas, también la imagen en sí de la ciudadanía andaluza está muy dañada por una serie de valores que la menosprecian y la minusvaloran. Creemos que esto tampoco es casualidad, sino que responde a una serie de intereses hegemónicos de muchos ámbitos políticos, económicos, sociales,…muchas índoles. Creemos que en muchos momentos ha interesado que esta tierra sea una tierra olvidada y que no se valore su potencial. Por eso, hemos elegido lo que son las hablas, como nos gusta llamar al andaluz, un conjunto de hablas, para puntualizar o visibilizar esta preocupación”, aclara Piedad.
Para Habla tu andaluz, lo que empezó como un trabajo formativo, acabó siendo una implicación. La reivindicación, también pasa por la divulgación para conocer la identidad andaluza “con una mezcla de riqueza cultural muy interesante, como la andalusí, que nos define como tierra”. Y en esa tarea, pasa por no olvidar la historia, por lo que “hablar de personajes relevantes o lo que significó salir a la calle un 4 de diciembre para llegar hablar de la autonomía andaluza, va más allá de las hablas”.
Pero si este proyecto se centra en las hablas es porque “también forman parte de la historia de nuestras madres y de nuestras abuelas y hay que recuperar las palabras y expresiones que las nuevas generaciones no saben a veces de dónde vienen y corren el riesgo de perderse”, aclara Pilar. Por supuesto, los acentos en este proyecto también son importantes “por la parte identitaria de los andaluces y de cada zona. El acento por zona es una de los valores y matices que hace que el andaluz sea un conjunto de habla y riqueza y dependiendo de las palabras que subimos, que lo central en esta campaña visual, explicamos que en una zona se dice de una forma y en otra diferente”.
Una Andalucía que sí se reconoce en estos proyectos y que además se acepta tal y como es, capaz de decir alto y claro “aquí, se habla un perfecto andaluz”. Tanto EPA como Habla tu andaluz trabajan en un glosario de palabras y expresiones andaluzas que llenarán los chascarrillos en los parques, alamedas, redes virtuales y hasta cuando se vaya a comprar el pan. Pronunciarse en voz alta es reconocerse y reconocerse es existir dignificando esta tierra olvidada y expoliada.
Andalugeeks y Memê Andaluçê
A las ideas y reivindicaciones, también hay que darles formas para que estén en continuo movimiento. Basada en la propuesta de Er Prinçipito andalûh, Andalugeeks, una comunidad de desarrolladores de aplicaciones informáticas de código libre relacionada con las hablas andaluzas, creó en 2019 el primer transcriptor del castellano al andaluz: el Trâccrîttôh EPA. “La idea es que la gente pueda hacerla suya ya la empiece a utilizar”, apuntan.
Da igual de que provincia, de que núcleo rural o urbano seas, estés al ladito del mar o encima de una montaña, que ahora traducir las palabras a tu habla no será un problema, ya que la propuesta ortográfica de EPA tiene 27 grafemas, 10 para las vocales y 17 para las consonantes: Aa, Ââ, Bb, Cc, Çç, Dd, Ee, Êê, Ff, Gg,Hh, Ii, Îî, Ll, Mm, Nn, Ññ, Oo, Ôô, Pp,Qq, Rr, Tt, Uu, Ûû, Xx, Yy.
Pero por si fuera poco, este año, lo último que han mostrado al mundo ha sido el Teclado Andalûh EPA que se podrá usar en plataformas móviles, “desarrollado específicamente para facilitar simultáneamente tanto la escritura en Andalûh EPA como en castellano estándar”, tal y como se lee en su web. “Todo esto también es político. Estas reglas ortográficas también son un vehículo para llegar a otros espacios políticos, o sea, es la visibilización de que hay un problema y nos lleva a ponernos delante del espejo y ver que no estamos suficientemente valorados. Hay una serie de estereotipos que destruir”, señalan desde EPA.
Como reivindicación política en todos los espacios y con el humor, surgió Memê Andaluçê, una página en Facebook que con toda la identidad andaluza por delante el mensaje «abarca muchas más luchas que van más allá de la cultura andaluza blanquiverde. Se trata de un andalucismo donde quepan muchas luchas como el feminismo, contra el racismo, la transfobia, el fascimo, el clasismo. Esta forma tiene mayor acogida que un manifiesto político, por ejemplo, porque se difunde a través de redes más allá de que te haga reír”, comenta una integrante de Memê Andaluçê.
No hay ni una, ni dos Andalucías. Está la que sesea, cecea, jejea y la que lo hace todo a la vez. Pero hay algo en común en todas ellas: no hay ni una a la que no le hayan dicho “vo-ca-li-za”. Noniná. Cateta y cateto llaman a la riqueza y diversidad lingüística de esta tierra. En Andalucía no se habla castellano neutro, porque el castellano neutro no existe. Aquí se habla un perfecto andaluz, herencia del legado andalusí que nos quisieron arrancar. Se habla un perfecto andaluz de nuestras ancestras, de nuestras corralas de vecinas, de niñas y niños jugando en las calles, de nuestra huerta para toda Europa. Hablar andaluz es la filosofía de María Zambrano, la poesía de Federico García Lorca, la sabiduría de Victoria Kent o la sensibilidad de Paco de Lucía. Pues eso, habla bien, habla andalú.
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