Esta charla es la tapa de atrás (o la primera para quienes empiecen por el final) de las premas El Salto Andalucía en papel con la que colaboramos en toda regla cada 30 días.
Susana Moreno dedica su vida a observar y analizar la realidad. Es antropóloga y desarrolla su actividad científica y docente en la Universidad de Sevilla con la multiculturalidad y las políticas migratorias como eje de sus investigaciones. Desde la Academia lucha por construir una sociedad más justa y solidaria en Andalucía. Con ella compartimos nuestros sentires sobre los resultados autonómicos en las elecciones del 2 de diciembre.
Mirando los resultados electorales en Andalucía parece que esta tierra es de derechas de repente, ¿reflejan esos resultados la realidad?
Creo que la pregunta es peligrosa pues da a entender que el gobierno del PSOE en Andalucía ha sido un gobierno de izquierdas, cuando los 40 años de gobierno socialista si algo han demostrado es, justamente, que su proyecto y sus políticas no han sido de izquierdas. ¿Cómo se explica, si no, que 3’1 millones de personas en Andalucía estén en situación de pobreza o que en Andalucía estén 12 de las 15 ciudades con índices de desempleo más alto del país? Alguna responsabilidad tendrán después de cuatro décadas de gobierno…
Pareciera que en el nombre va el contenido, y sabemos que esto no funciona así: ¿es de izquierdas apostar por un modelo económico que nos condena a la dependencia y a la devastación de nuestra tierra? ¿Es de izquierdas no decir nada como gobierno andaluz ante los miles de muertos en nuestra frontera intentando llegar a Europa? ¿Es de izquierdas presionar al Gobierno central para que mantenga el contrato de venta de armas con Arabia Saudí y así garantizar el empleo en la Bahía de Cádiz? Desde luego, nada de esto es de izquierdas, como tampoco que se permita el desahucio de 29 familias al día en Andalucía o que conviertan nuestras ciudades en mercancía para el consumo del turista.
Si la pregunta es por la suma de votos conseguidos por PP, Ciudadanos y Vox, y, sobre todo, por la irrupción en el panorama político de estos últimos, un partido de ultraderecha abiertamente racista y misógino, que ha sido apoyado con cerca de 400.000 votos, evidentemente refleja una realidad o, mejor dicho, varias realidades. Por un lado, que ha habido un trasvase de votos del PP tanto a Vox como a Ciudadanos (es decir, gente que ya se definía de derechas); por otro, que han votado a estas opciones personas que antes no habían votado o personas que habían votado al PSOE-A u otras opciones políticas en elecciones anteriores, lo que nos hace pensar que en algunas cosas son coincidentes.
¿Qué lectura podemos hacer de la abstención? ¿Es un castigo al PSOE? ¿Es desconfianza en la política como herramienta para cambiar las cosas?
La abstención sería lo más interesante a analizar. ¿Qué ideología tienen quienes no votan? Desde luego, no podemos despacharnos con “gente que pasa de la política”, como se está escuchando desde algunos medios intentando responsabilizar de los resultados a quienes se han quedado, legítimamente, en sus casas. De hecho, si sabemos algo desde los movimientos sociales es que no pocas personas implicadas en organizaciones de base deciden no votar, bien por no legitimar este teatro político, por pensar que el cambio no va a venir del sistema de partidos o por pérdida de ilusión en los partidos surgidos a partir del 15M. Por supuesto que muchísima gente está harta –por decirlo de una manera cordial- del PSOE en Andalucía y no han encontrado ningún otro producto que les convenza en el mercado del voto. De quienes han seguido votando al PSOE, estoy segura que gran parte ha sido por ese miedo a que gobierne la derecha declarada.
Adelante Andalucía proponía una alternativa al PSOE por la izquierda, de manera solidaria e inclusiva, ¿en qué ha fallado a la hora de conectar con los andaluces y andaluzas?
Ahora creo que andan desde esa candidatura analizando esto. A mi parecer, Adelante Andalucía no se presentaba con pretensiones reales a gobernar, sino a conseguir que no gobernara la derecha (insisto, ¡como si el PSOE tuviera ideología de izquierda!), por lo que los posibles pactos con el PSOE –aunque afirmaran que no con Susana Díaz- eran más que posibles. Esto sin duda habrá propiciado pérdida de votos. Además, Adelante Andalucía es la suma de Podemos, Izquierda Unida y algunos grupos más que, por supuesto, han sido invisibles en toda la campaña. El problema es que IU ya ha gobernado con PSOE, y ante la posible deriva en este mismo sentido de Adelante Andalucía, han preferido no votarlos.
En este sentido, la imposibilidad de pacto entre PSOE-A y Adelante Andalucía creo que podría beneficiar a corto-medio plazo a esta última.
¿Qué papel han jugado los medios y las redes sociales en el ascenso de Vox? ¿Han sido los medios irresponsables?
Realmente, los mensajes de Vox, en gran parte compartidos por PP y Ciudadanos, concuerdan perfectamente con la visión que los medios de comunicación de mayor cobertura llevan trasladando desde hace mucho tiempo sobre temas como Cataluña o la inmigración. Pero Vox lo hace en un lenguaje mucho menos políticamente correcto. ¿De dónde, si no, gente que no se ha relacionado en la vida con ninguna persona inmigrante va a tener una imagen formada de ella, de lo que representa, de su país…? Tanto en los telediarios de todas las cadenas como en los informativos y demás programas de las principales radios como en la mayor parte de la prensa, escuchar cualquier cosa sobre Cataluña da vergüenza –siempre hay excepciones para que parezca que existe una pluralidad-. Los medios de comunicación son empresas financieras que se mueven por intereses concretos.
De todas formas, tampoco podemos cargar de toda la culpa a los medios, la educación reglada también tiene una gran responsabilidad, tanto por las presencias, como por las ausencias. El empleo ahora por parte de Vox del término “Reconquista” tiene mucho que ver con esto. Y otra responsabilidad viene, por supuesto y como ya he comentado antes, de los discursos políticos, que lanzan el mensaje que les parece aunque cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia.
¿El resultado de Vox es tan sorprendente como parece o tenemos que leerlo en un contexto más general de auge de la extrema derecha en todo el mundo?
Siempre hay que leer también en clave más general y, efectivamente, el fenómeno de Vox creo que hay que conectarlo con ese auge de la extrema derecha en todo el mundo, con Marie Le Pen en Francia o con Trump en los Estados Unidos. Sin embargo, esto no puede significar perder de vista la derechización en Andalucía y el estado español del resto de las candidaturas políticas. Últimamente, escuchamos muchas comparaciones del líder de Vox con el presidente actual de los Estados Unidos, por ejemplo en su relación con los medios de comunicación. Sin embargo, me hace mucha gracia que este paralelismo se lleve a otros asuntos como el de la inmigración y el famoso muro anunciado por Trump en la frontera con México, ¿Por qué no se habla de las vallas con cuchillas que rajan los cuerpos de miles de personas en Ceuta y Melilla o de las muertes por disparo de pelotas de goma de la guardia civil en la playa de Tarajal? Lo que quiero decir es que los paralelismos se pueden hacer también con el partido de Pablo Casado o con el de líderes tan respetables y progresistas como Pedro Sánchez, cuyo gobierno sigue practicando las devoluciones en caliente y encerrando a personas en los CIES.
Vox es un voto racista, pero también es machista. Frente al auge del feminismo, ¿el patriarcado se rearma?
Obviamente. Vox en sus mítines habla de regresar a una España católica, y ya sabemos cuál fue el papel que el catolicismo reservó a las mujeres. Como afirma el teólogo Juan José Tamayo, la Iglesia católica entiende que el clérigo, varón, es el único representante de Dios. Y, como decía la feminista Mary Daly, ‘‘si Dios es varón, el varón es Dios’’. En ese sentido, la Iglesia legitima el patriarcado, por eso debemos estar atentas a las distintas alianzas entre los distintos poderes.
¿Qué valoración haces de la ausencia de agenda en clave andaluza en la campaña? ¿Y de los análisis de los resultados infantilizando y culpabilizando al pueblo andaluz?
Efectivamente, casi ningún partido ha hablado sobre Andalucía en esta campaña, con la excepción de Adelante Andalucía, y esto es porque son franquicias de partidos estatales.
Sobre la infantilización del pueblo andaluz no es nada nuevo. La prepotencia con la que se nos mira desde otros lugares del estado, tampoco. Pero esto también tiene su explicación en cuál es el papel que a cada quien nos están haciendo jugar en el tablero estatal. Y, nuevamente, hay responsabilidades por parte de quienes gobiernan Andalucía. Realmente, podemos decir que incluso desde aquí se contribuye a infantilizar o, incluso, idiotizar al pueblo andaluz, ¿cómo se explica, si no, la programación de Canal Sur? ¿Hay espacio para la crítica y el debate? ¿Sirve para conocer nuestra tierra, sus gentes, sus sentires, sus pesares…?
Y con este panorama, ¿qué podemos hacer para frenar al fascismo?
Pues organizarnos en lo concreto. Estar en los movimientos que luchan por una sociedad más justa a todos los niveles. Tener nuestra propia agenda y no ir a remolque de lo que hagan otros. No nos engañemos, Vox representa el 6% del censo. Nuestro objetivo no puede ser, exclusivamente, neutralizar a Vox. Tenemos que combatir desde los movimientos la derechización de la sociedad, no permitir que sigan calando mensajes que atentan contra los derechos humanos más fundamentales. Como escuché a Helena Maleno en una intervención, ante políticas de miedo y muerte, debemos contestar con amor y con vida.
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