Pastora Filigrana, feminismo plural para avanzar en derechos y una democracia más justa
Pastora Filigrana, feminismo plural para avanzar en derechos y una democracia más justa

La Poderío

25 marzo 2025

Con firmeza y convicción, Pastora Filigrana, abogada y activista, nos invita a seguir construyendo derechos, defendiendo un feminismo plural que impulse una democracia más justa y equitativa, sin caer en la complacencia del presente ni olvidar los desafíos futuros.

Pastora Filigrana García (Sevilla, 1981), abogada laboralista, sindicalista, feminista y activista por los derechos humanos, creció en el barrio de Triana. A los 23 años se licenció en Derecho y comenzó su trayectoria como asesora jurídica en la asociación gitana Villela Or Gao Caló, donde trabajó también con población migrante. Su activismo se extiende a la defensa de los derechos laborales, especialmente en las luchas de las cosechadoras marroquíes en Huelva. En su libro El pueblo gitano contra el sistema mundo, Filigrana aborda la resistencia histórica del pueblo gitano ante el sistema capitalista y la discriminación. En esta entrevista, comparte su perspectiva sobre el activismo feminista, la justicia social y su constante lucha en defensa de los derechos humanos.

Pastora, naciste en una España que estaba en pleno proceso de transición hacia la democracia. ¿Cómo viviste esa transformación como mujer, especialmente en el contexto de tu origen gitano?

Mis primeros recuerdos son casi de 1990 y por tanto la democracia ya está consolidada. En este sentido, mi reflexión parte de esos primeros recuerdos de la Sevilla previa a la Expo 92, que es un momento de mucho desarrollismo y para mi generación nos atravesó mucho, porque crecimos con esa idea del desarrollo, del pensamiento desarrollista, es decir, hemos visto que en una ciudad que era provinciana como lo era la Sevilla de antes de la Expo, se hace una exposición universal donde había casitas y en ese mismo lugar se empezaron a abrir grandes avenidas, construir los primeros centros comerciales y los primeros centros comerciales con cine. También, unas pistas de patinaje. Incluso, me acuerdo de un McDonald’s, o sea, crecer viendo el desarrollismo del neoliberalismo en en primera persona.

Todo esto nos marca como generación y, creo que en gran parte, esta crisis afecta mucho a mi generación porque habíamos crecido confiando en que el desarrollo cada vez iba a más y que, por tanto, los derechos, los bienes, las riquezas cada vez iban a ser de mayor acceso. La historia iba en una línea recta y hacia adelante.

“Tenemos que leer estos contextos también, porque puede haber dos temporalidades diferentes dependiendo de donde se nazca”.

Es verdad, que yo ahora contrasto ese pensamiento cuando soy más mayor y conozco gente que se ha criado en la misma época, pero en medios rurales y la historia es muy diferente. Si para mí ,mi niñez es ver como donde había una pequeña mercería, luego hay un McDonald’s, centros comerciales, o donde había un descampado, aparece el ave y una exposición universal, la gente de mi misma generación en el medio rural, lo que ve es que en su pueblo antes había cinco bares a partir de ahí hay dos y que donde había un futbolín, ahora ya lo han cerrado. O que en el cole antes había una clase por edad y que ahora hay tres clases únicamente porque hay muy pocos niños, es decir,  que tenemos que leer estos contextos también, porque puede haber dos temporalidades diferentes dependiendo de donde se nazca.

Esta sentimiento del medio rural en el Estado español, creo que también es muy importante y tiene sus consecuencias hoy, porque haberte criado sintiendo que la historia pasa por otro lado, es decir, es otra gente la que está viviendo el desarrollo y el avance, es lo que genera esa España vaciada hoy. En este aspecto, la migración del medio rural a las ciudades y, también en mi generación, personas que han decido quedarse en el medio rural son las que tienen ese sentimiento de desesperanza, de como que los han dejado fuera. 

Esto último es importante, porque también es una visión para entender cómo avanza el discurso de la ultraderecha, el neoconservadurismo en algunas zonas rurales que han sido vaciadas por un injusto reparto de la riqueza y el desarrollo a nivel geográfico.

¿Qué papel crees que ha jugado tu identidad, andaluza, en tu activismo y lucha por los derechos de las mujeres?

Más que mi identidad andaluza en mi activismo, yo no lo vería así, yo lo que he hecho es activismo desde Andalucía porque conseguí no emigrar. He nacido, he vivido en Sevilla. Trabajo en Sevilla y aunque sé que me hubiera ido mejor en Barcelona o Madrid por el tipo de trabajo que hago, mi apuesta ha sido quedarme en Andalucía y por ahora lo estoy consiguiendo.

“Yo no creo que mi identidad andaluza haya influido en mi activismo, sino que mi activismo se ha hecho de Andalucía”.

Yo no creo que mi identidad andaluza haya influido en mi activismo, sino que mi activismo se ha hecho de Andalucía. Claramente, ha estado atravesada por los padecimientos materiales concretos que suceden en la periferia andaluzay eso con los años sí que es posible que haya sido un enfoque, sobre todo cuando una aprende los marcos de la interseccionalidad o de la decolonialidad. Sí que es cierto que el pensar la emancipación desde un territorio como Andalucía finalmente acaba influyendo en un marco teórico.

En los últimos 50 años, España ha vivido grandes avances en términos de libertad, democracia e igualdad de derechos. Tú, como abogada y feminista, has sido testigo y parte de estos cambios. ¿Cuáles crees que han sido los avances más significativos para las mujeres y cómo crees que estos avances han influido en tu trabajo personal y profesional?

En los últimos 50 años ha habido leyes que cuando yo tomo conciencia y ya tengo uso de razón de todo esto, con 17 o 18 años, ya empiezan a estar consolidadas como fue la ley del divorcio, que yo creo esa es uno de los logros más grandes para las mujeres, desde un marco de derecho. El reconocimiento de la ley del aborto también creo que es uno de estos grandes cambios.

“Es a partir de 2006, 2007 cuando hay mucha más visibilidad del movimiento feminista y empieza a ser más democrática la idea de igualdad”.

A partir del año 2000, que son los cambios legislativos que he vivido yo desde dentro, creo que el asociacionismo de mujeres fue muy importante, es decir, todos los incentivos públicos para promover la participación política de las mujeres en la vida social y pública. Por ejemplo, en 2001, creamos una asociación de mujeres gitanas universitarias que con este empuje empezó a acumular fuerza y a visibilizarse.

Por supuesto, las leyes de Igualdad, la Ley Contra la Violencia de Género en 2004, la Ley de Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres en 2007. Yo creo que esas leyes sí que tienen un una repercusión importante.

“Toda esa movilización social para preservar la ley del aborto en los mismos términos ha sido muy importante para impulsar el movimiento feminista que después sería en 2018 y en el momento actual”.

De hecho, es a partir de 2006, 2007 cuando hay mucha más visibilidad del movimiento feminista y empieza a ser más democrática la idea de igualdad, no solamente dentro de la izquierda más posicionada o en los espacios más izquierdistas donde sí que siempre ha habido grupos feministas de mujeres, sino que empieza a democratizarse mucho más la idea de igualdad y feminismo.

En cuanto a la reforma última de la ley del Aborto, también es algo que atraviesa mucho el movimiento y sobre todo el intento de cambio del Partido Popular en 2014 de derogar esta ley. Toda esa movilización social para preservar la ley del aborto en los mismos términos ha sido muy importante para impulsar el movimiento feminista que después sería en 2018 y en el momento actual.

Este acto conmemorativo, del 28 de marzo,  no solo celebra el 50 aniversario de la democracia en España, sino también la lucha constante por los derechos de las mujeres. Como sindicalista y activista feminista, ¿cómo valoras la importancia de reconocer la historia de las luchas feministas, especialmente en las últimas cinco décadas? ¿Qué mensaje le estamos dando a las nuevas generaciones?

“Recuperar las memorias de lucha siempre es un chute de energía para poder eh tirar con el día a día para adelante”.

Recuperar la memoria de la lucha feminista o de cualquier lucha por los derechos siempre es importante. Primero, como motivación para las generaciones que en este momento están también haciendo una conquista de derechos. Segundo, porque al recuperar esa memoria histórica, también se hace una reparación de la autoestima. Cuando ves tanta violencia natural hacia las mujeres, recuperar las memorias de lucha siempre es un chute de energía para poder eh tirar con el día a día para adelante.

Sobre todo, sí que me parece importante esta recuperación de memoria para las mujeres que vienen después de estas luchas, o sea, las mujeres más jóvenes, las niñas y las adolescentes de hoy. El poder tener referentes de luchas de mujeres feministas, sin duda, hacerle la realidad diferente y plantear su lucha.

Pastora, te hiciste muy conocida en 2019 por tu defensa de las mujeres migrantes que trabajaban en la recogida de los frutos rojos, una lucha que visibilizó las duras condiciones laborales y la explotación a las que muchas de estas trabajadoras se enfrentan. Además, has sido una figura destacada en la lucha sindical del campo andaluz. ¿Cómo ha influido tu activismo en la mejora de las condiciones de estas trabajadoras y en la reivindicación de los derechos de los trabajadores en Andalucía? ¿Cómo ves la intersección entre la lucha de los derechos laborales y la defensa de los derechos de las mujeres, también migradas, en Andalucía, especialmente en un contexto de tanta precariedad laboral?

Con toda esta lucha, que todavía queda mucho por hacer a nivel legislativo y administrativo, lo que sí hemos conseguido es sacar este problema a la luz pública y que mucha gente, y también la institución, tenga que asumir un discurso de que los trabajos más precarizados están altamente feminizados y racializados y que son los trabajos que sostiene el sistema económico como la obtención de materia prima, que es el campo, o el trabajo de cuidado.

“Los feminismos tienen que ser de clase, tienen que ser antirracista y tienen que preocuparse de las situaciones de la mujeres que más difícil lo tienen”.

Yo creo que estos discursos que hemos hilado desde los movimientos sociales de feministas de clase antirracista son un ejemplo, tan concreto, como la lucha en el campo y esto ya es muy difícil de cuestionar. Yo creo que eso sí que que ha sido un logro en el imaginario colectivo.

Ahí sí que me siento satisfecha del trabajo que hemos que hemos venido haciendo, porque coloca la necesidad de que los feminismos tienen que ser de clase, tienen que ser antirracista y tienen que preocuparse de las situaciones de la mujeres que más difícil lo tienen.

Por un futuro en democracia

Mirando al futuro, Filigrana lo tiene claro: “tenemos dos retos: sostener los derechos que ya tenemos y evitar que la lucha se quede en autodefensa”. Según ella, la situación actual es tan crítica que existe el peligro de dedicar toda la energía militante únicamente a defender los logros alcanzados, sin avanzar hacia nuevas conquistas y subraya la necesidad de seguir luchando por la expansión de derechos y la creación de nuevas oportunidades para las mujeres. En su opinión, es fundamental “imaginar un futuro con mayores logros en términos de igualdad, sin caer en la complacencia de lo ya alcanzado”.

Asimismo, destacó la importancia de entender la lucha por la igualdad como un esfuerzo «amplio», que debe ir más allá de los temas exclusivamente de género. «La lucha por la materialidad, por la vivienda, por la renta, por el trabajo digno o contra el racismo», explicó, «tiene que ser parte de la lucha por la igualdad de las mujeres». Según la entrevistada, no se puede lograr una igualdad real si no se consideran estas «realidades interseccionales» que afectan de manera particular a las mujeres. Por ello, abogó por un feminismo plural que construya alianzas amplias, capaces de enfrentar los retos sociales, económicos y políticos del futuro.

*Este texto es una colaboración con «España en Libertad. 50 años», una iniciativa del Gobierno de España coordinada por un Comisionado especial y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, asesorados por un Comité científico compuesto por académicos de reconocido prestigio, y está enmarcado en el evento «Porque fuiste, somos; porque somos, serán».

La Poderío

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Una revista parida en el sur, con los aires frescos, reivindicativos, inclusivos, diversos, plurales y feministas de Andalucía, pero sobre todo, con las ganas de visibilizar las historias de personas reales olvidadas en los medios de comunicación y de desgranar el sistema heteropatriarcal que las victimiza y/o criminaliza en la mayoría de los casos.

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