Pilar Alonso y Habiba Chauof son integrantes del grupo Mujeres Mediterráneas, una formación musical nacida en Granada y compuesta por seis mujeres llegadas de distintos puntos que, desde 2015, vienen regalando al público un entrelazado particular de ritmos orientales y andalusíes. Con sus voces árabes y flamencas, su guitarra, su violín, su bendir, su pandero y sus palmas, estas mujeres crean con su música espacios mágicos que huelen a mar, a un mar Mediterráneo que impregna todos tus sentidos de un olor y color que se sienten cercanos y muy reconocibles.
Mujeres Mediterráneas ha contado, a lo largo de sus algo más de siete años de vida, con un estupendo y nutrido elenco de mujeres artistas que, por distintos motivos, han ido tomándole el relevo desde que se creara en Granada en 2015, de la mano de nuestras dos entrevistadas, Habiba y Pilar, nexo de unión a lo largo de todo este tiempo. En estos momentos, la formación está compuesta por Habiba Chauof, que es voz árabe y percusión; Ana Sola, cantaora, voz flamenca; Pilar Alonso, guitarra flamenca; Lameri, percusión; Elena Botica, flauta y bansuri; y Lamaya, violinista.
Os presentáis como una formación musical basada en la convivencia de las músicas y las culturas, concretamente el Flamenco (1) y la Música Árabe. Vosotras decís que el “quejío y mawal, emocionan igual”. ¿Cómo se funden una música y otra?
Habiba Chauof.- Yo creo que hoy en día no hay ninguna música pura, todas tienen influencias. Por ejemplo, la música árabe no es pura, pues tiene la influencia de la música turca, la persa, o incluso la griega. Si tú escuchas la música turca es muy parecida, hay una similitud en las melodías. Y en el Flamenco también. Como dice Pilar, ya no es cien por cien puro. A mi lo que me gusta más del trabajo que hacemos, es que Pilar siempre busca los palos menos tocados. Y eso a mí me encanta.
¿Qué palos serían esos, Pilar?
Pilar Alonso.- Por ejemplo, la petenera, la farruca, o la caña. Lo que yo veo respecto a la fusión de las músicas es que es muy interesante. Nos propusieron en la Universidad de Granada dar una conferencia sobre el origen de la fusión de la música flamenca y la árabe; y para nosotras fue realmente un reto que nos hizo ponernos a investigar: Habiba, la música árabe y yo el Flamenco.
Así vimos que hay muchísima similitud entre uno y otro. A nivel melódico, el Flamenco y el árabe son básicamente lo mismo; y rítmicamente, qué te voy a contar, si es que somos hermanos. Ahora, donde vimos diferencia fue en el tema armónico, ya que el Flamenco está metido dentro de la armonía tonal del sistema musical occidental y el sistema armónico oriental es muy diferente.
Entonces, para mí el Flamenco viene a ser como una hermandad entre Oriente y Occidente. De Oriente coge todo lo que tiene que ver con la melodía y con el sentir del corazón, ese sentimiento y color que tiene todo lo oriental y de Occidente coge todo lo mental, lo estructurado y matemático. El Flamenco abraza esos dos mundos y lo hace universal. Por ello, es imposible no encontrarse, porque están usando los mismos elementos, son hermanos, vienen de la misma raíz. Lo que sí hemos visto distinto, es como en el mundo flamenco la tierra del ritmo está en un lugar, y en el mundo árabe está en otro distinto.
¿La tierra?
Pilar A.- La tierra es el sentido del acento.
Habiba Ch.- Sí, los graves, son totalmente distintos en uno y otro. El otro día me estaba fijando en cómo tocaba Lameri y cómo yo doy la tierra.
Pilar A.- El ejemplo sería cómo el sonido grave está abajo, por eso en Occidente le llamamos tierra, mientras que ellos, sin embargo, dan el sonido grave en el aire, flotando.
Habiba Ch.- Pero si yo lo pienso a mi manera, yo pienso que ellos lo dan …
Pilar A.- … ¡Equivocado! (Risas)
Habladnos del proyecto sobre Blas Infante que hicisteis con el Centro de Estudios Andaluces de Coria del Río.
Habiba Ch. – Este proyecto fue una investigación muy bonita, muy interesante. Por lo menos yo descubrí cosas que desconocía de la música árabe, sobre todo de la parte del norte de África, todo ese estilo de músicas que son el malouf, el garnati, el andalusí… ¡Es un mundo tan grande!
Pilar A.- Es que han rescatado la discografía de Blas Infante y es impresionante los discos que tenía de música árabe. Escuchaba flamenco, música clásica y música árabe.
Habiba Ch. – Música del Magreb.
Pilar A.- Más de 40 discos de pizarra tenía en su colección. En el Centro de Estudios Andaluces de Coria del Río está la discografía. Y este Centro hizo un ciclo de conciertos sobre “Las músicas de Blas Infante” donde se programó un concierto de música clásica, otro de Flamenco y otro de música árabe. Habiba hizo la investigación de este último.
Habiba Ch. – Era muy difícil sacar las letras, porque no se entendía nada. Aquello fue para mí un descubrimiento. Había versiones que yo desconocía. Me sonaban las versiones nuevas, pero la letra era diferente. Me tenía que apoyar en la melodía, pero las letras había que buscarlas.
Ese componente tan variado de cada una de Mujeres Mediterráneas, ¿qué aporta a la música?
Pilar A.- Más que esta variedad, que no se busca ni mucho menos, quiero poner de manifiesto lo difícil que es encontrar mujeres instrumentistas, de cualquier instrumento que no sean solo de estudios de música clásica. Porque está claro que el mundo clásico cada vez tiene más mujeres instrumentistas y eso es maravilloso, pero hablo de la escasez que hay en el mundo de otras músicas, me refiero al Flamenco, al pop, al jazz… Es muy fácil encontrar cantantes en cualquier estilo, no hay problemas, pero mujeres que toquen un instrumento, un bajo, un piano… que improvisen, es muy difícil.
¿Eso no viene de la invisibilidad y menosprecio que se da a las mujeres en muchos ámbitos profesionales?
Pilar A.- Por ejemplo, tocaoras de Flamenco, poquísimas.
Pero ¿antes había?
Pilar A.- Sí, y eso es lo curioso. Antiguamente, y cuando hicimos la investigación para la Universidad de Granada, lo vimos, incluso en el mundo árabe y en el mundo folclórico popular nuestro, eran las madres las que cantaban y tocaban los instrumentos, las guitarras, las bandurrias… En el Sacromonte hay muchísimas fotos de mujeres tocando. Eran las animadoras de la familia, las animacotarros.
Mi teoría de lo que ha pasado, como en muchas otras profesiones, como tú dices, es que cuando llega el momento de la profesionalización en el cual tú ya tienes que dedicar, no solo ese tiempo de ocio, sino que para saber tocar necesitas estudiar una pila de horas, pues entonces, eso ya no. Ahora, cantar, pues también tienes que estudiar pues, aunque te viene de serie la voz, también tienes que estudiar, pero eso como que se ve más femenino. Pero un instrumento te tapa el cuerpo.
Hay un documental en el que participé y que es una maravilla, se llama “Tocaoras” de Alicia Cifredo. En él se explica toda esta historia, como por ejemplo, que las mujeres tenían prohibido tocar el violonchelo porque abrían las piernas, o el tocar la guitarra, que te tapa el cuerpo y, ¿cómo va a ser eso? Creo que todo esto viene de cuando a la mujer se la invita “amablemente” a quedarse en casa. Y de eso no estamos tan lejos. Esto ha sido el quítate tú que me pongo yo y tú a tu sitio, la casa .
Habiba Ch. – Lo mismo pasa también en el mundo árabe, las mujeres que se dedicaban a la música o al teatro, las llamaban las “señoras de la noche”. El hecho de que estés con un hombre cantando o tocando, ya te invalida para ser esposa o para ser madre.
¿Ha cambiado esto?
Habiba Ch. – Muchísimo. Aunque todavía no es fácil encontrar tu lugar dentro de la música, del arte en general, pero, sobre todo de la música, porque en el mundo musulmán, con el fundamentalismo, hay quien lo considera Haram, que está prohibido, sobre todo en la zona del Medio Oriente. Y es muy duro. Y dentro de las familias también porque es una cuestión de costumbres, de tradiciones. Es algo mal visto.
Vosotras habéis viajado mucho. Habéis llevado vuestra música no solo por nuestro país, también a Portugal, Marruecos, México. ¿Qué es lo que más gusta de Mujeres Mediterráneas?
Pilar A.- Mira, eso es una de las cosas que siempre comentamos, que cuando la gente nos pregunta sobre el grupo, por qué sois todas mujeres y eso, si es buscado o no buscado… realmente no fue buscado. Como dijimos al principio, fue una casualidad y nunca lo hemos buscado. Nosotras coincidimos en la música y decidimos seguir haciendo música. La sorpresa nuestra fue que ninguna de nosotras teníamos como esa cosa del feminismo, pero lo que sí vimos fue que, al darse este efecto de subirse mujeres al escenario, fuimos las primeras sorprendidas en que eso tenía una fuerza brutal. Las mujeres se quedaban flipadas, se veían como representadas en nosotras y los hombres se quedaban como… que se le saltan los ojos. Cuando este verano se cerró con nuestra actuación el Parapanda Folk, el director nos decía: “qué broche de oro, que guapísimas, que no sé qué…”.
Habiba Ch. – Y como dice Pilar, no fue buscado y cada una de nosotras defiende algo de lo suyo, porque cada una lleva una mochila. Pilar lleva la suya, por ser mujer guitarrista. La primera mujer que da clases de guitarra flamenca en un centro oficial de enseñanza
Pilar A.- Bueno, eso más que otra cosa es algo curioso. Yo tenía la titulación de clásico, obtuve la titulación de Flamenco, me llamaron para trabajar y así fui la primera en esto. Nunca antes hubo una mujer que diera clases de guitarra flamenca en un centro oficial.
Habiba Ch. – A eso me refiero, a que cada una lleva su mochila, porque en el caso de Pilar no ha sido fácil para ella. Ana Sola también ha sido una luchadora. Y yo también tuve mis problemas con mi familia pues tenía prohibido cantar. Entonces, cada una lleva esa lucha que llega en un momento determinado, con la madurez, cuando piensas: lo hago ahora o nunca.
Yo me dedico a la música desde hace diez años, no más, y lo que digo es que si a mi madre, que fue la que me parió, le gustaba escucharme cantar, y a mi abuelo, que era poeta, escribía, cantaba y le gustaba la música, pues esto lo voy a hacer también por ellos. Y me da igual lo que piensen los demás. Ahí está esa fuerza y esa lucha, esa satisfacción de decir: “no quiero morir sin hacer esto que quiero”.
Pilar A.- Lo que hemos visto desde que tenemos este proyecto es la cantidad de gente que te da las gracias. No solo es que te aplaudan, es que la gente se espera para darte las gracias, no para que le firmes un autógrafo, ni nada. Mira, se me ponen los vellos de punta. Es que eso ocurre hasta con los niños, porque hemos tenido también experiencias en colegios donde hemos ido Ana, Habiba y yo y era impresionante.
¿Existe una conexión especial entre vosotras por ser todas mujeres?
Pilar A.- Es lo que te decía antes, cuando hablábamos de lo que significa ser feminista o no. Feminismo significa igualdad, y no tiene nada que ver con desigualdad para nadie. Entonces, claro que somos feministas. Lo que queremos es estar tranquilas y vivir con normalidad, porque somos seres humanos. Y, sobre todo, yo digo que la convivencia entre mujeres no es fácil, pero está llena de bendiciones.
¿Cómo os organizáis como grupo?
Pilar A.- Yo tengo la gran suerte de tener a Habiba muy cerca para todo, somos prácticamente como hermanas, y también con Ana, con la que tengo una relación muy profunda. Pero el problema es que no todas vivimos en la misma ciudad. Ana vive en Baza; Lamaya, en Marbella; y el resto, vivimos en Granada. Entonces yo tengo esa conexión con las dos voces que, cuando monto un tema con Habiba, ya puedo pensar lo que le podría venir bien a Ana y así. Y luego ya nos juntamos el grupo y ya se cuece todo. Pero, básicamente, partimos más del repertorio que ella (Habiba) propone porque es lo más diferente a nosotras. Y yo intento adaptarlo flamencamente hablando.
Habiba Ch. – O a veces Pilar propone otros temas y, según cómo me suene, los hago a mi estilo.
Pilar A.- Eso también. Y es que Habiba es como si se hubiese tragado una discografía árabe. Lo escucha y dice: ¡Ah! eso me suena por aquí. Y entonces, ella se mete en el tema y luego ya, casi en segundo plano, entra la parte flamenca y los instrumentos.
¿Los temas son versionados o propios?
Habiba Ch. – En la parte árabe algunos son poemas y Pilar los adapta a un palo flamenco. Ella primero me enseñó los palos flamencos, porque yo desde pequeña era una forofa del Flamenco. Yo tengo fotos con mi traje de flamenca cuando era pequeña.
¿Y de dónde te viene ese amor al Flamenco?
Habiba Ch. – Pues no sé. Yo escuchaba Flamenco y se me ponían los pelos de punta.
Fue premonitorio
Pilar A.- Y yo tengo fotos vestida de árabe (Risas)
H.C.- Por eso esta conexión. A ella le gustaba el mundo árabe y a mí el Flamenco.
Pilar A.- Mucho antes de conocerla a ella, a mí siempre me han dicho la Reina Mora.
Y a ti, Pilar, ¿qué te atraía de la música árabe?
Pilar A.- Bueno, es que yo soy una enamorada de Granada. Para mí Granada es la fuente. La Alhambra, los mocárabes, los sonidos, los paisajes, la música… Yo he tenido que ser árabe en otra vida anterior o princesa de la Alhambra o yo que sé. Me encanta su estética, los sabores, los colores. Yo soy la eterna turista en Granada y si bien soy de Baza, vine a vivir a Granada con 18 años, eso sí, siempre con un pie en Baza.
Y a ti Habiba, ¿qué te gustaba del Flamenco?
Habiba Ch. – A mí me ha gustado desde siempre cantar y mi madre me ha ayudado mucho. Ella fue quien me hizo mi primer micro, con un palo y una tela, porque se hartó de verme con la cuchara en la mano frente al espejo. Y siempre me ha gustado mucho la música flamenca. Yo siempre le digo a Pilar que el Flamenco es matemático, como la música árabe, pero el Flamenco más.
¿Por qué es matemático?
Pilar A.- Porque el compás flamenco está muy definido. El compás flamenco a mí me encanta porque está muy bien pensado. Normalmente tú cuando te levantas por la mañana y comienzas la actividad diaria vas haciendo acciones: 1 – 2 – 1 – 2… Vas como en compás binario. Sin embargo, cuando llegas a casa y ya te vas a dormir, vas más despacito: 1 – 2- 3- 1- 2- 3… Por eso las canciones de cuna jamás serán binarias, son ternarias, y las marchas militares siempre serán binarias. Entonces, el Flamenco, todo eso lo mete en uno, hace una coctelera y sale el 1-2-3-1-2-3-1-2-1-2-1-2.
A eso se refiere Habiba cuando habla de que el Flamenco es matemático. Los compases del Flamenco son doce tiempos, como las doce horas, como los doce apóstoles, como los doce meses, como los doce símbolos del zodiaco, como los doce huevos, porque tú nunca compras 11 huevos, ¿verdad? (Risas). Entonces tiene doce tiempos (acompañándose de palmas) 11-12-1-2-3-4-5-6-7-8-9-10
¿Por qué empiezas por el 11-12?
Pilar A.- Depende del palo, por eso lo de matemático, se empieza en el 12, en el 1 o en el 8.
¿Y los flamencos qué dicen de vosotras?
¡Ah!, buena pregunta (al unísono Habiba y Pilar)
Habiba Ch. – A algunos les gusta. Bueno, es lo que yo percibo. Y otros, los puristas, tienen claro que no.
Pilar A.- Pero es que los puristas no asumen ni tan siquiera que el Flamenco viene de la fusión de culturas.
¿Cuánta mezcla hay en el Flamenco?
Pilar A.- El Flamenco es para mí un potaje de ingredientes que se da en una zona y en un momento concreto de la historia. Un momento concreto de no hace más de 200 años. No tiene más antigüedad, por mucho que se busque. Así, se da hace 200 años y el lugar es Sevilla, Jerez, Triana y Granada.
Y los ingredientes musicales del lugar y del momento concreto son, el primero, la música que ya existía aquí, el folclore andaluz, los fandangos. El Flamenco es un fandango a lo grande, tiene la misma estructura armónica y rítmica. El otro ingrediente es la cultura gitana, que es importantísima, porque la cultura gitana tiene… Si yo fuera racista sería racista en positivo, porque los negros son mejor que los blancos y los gitanos mejor que los blancos musicalmente hablando. Tienen mejor concepto rítmico, tienen un quejío en la voz, que eso es la voz afillá. La voz afillá es como ronca, es la voz de Morente sin ser gitano. Pero la mayoría de los gitanos tienen esa voz de manera natural. Entonces la influencia gitana no es que sea importante, es que es importantísima. Pero hablamos de los gitanos que había aquí, no de los gitanos de otros lugares.
Así, sumando los gitanos con la música folclórica y con aquellos que se habían quedado aquí, los que no se fueron, los andalusíes y sumando a todo ello la cultura negra y la cultura sudamericana, porque era la época de los viajes de ida y vuelta, salen los elementos que entran en esa mezcla. Elementos que no se han dado a la vez en ninguna otra parte del mundo nada más que aquí, donde se hizo el potaje.
¿Cómo vais de contrataciones?
Habiba Ch. – Pues no damos abasto, yo por lo menos. Tenemos lo de Mujeres Mediterráneas y también las actuaciones que tenemos nosotras, Pilar y yo con nuestro grupo de Morerías Flamencas.
Pilar A.- Y también tenemos muchos proyectos abiertos. Por ejemplo, tenemos un proyecto con Diputación (Granada) que salió del encuentro de mujeres que tuvimos este verano en el Festival Sulayr de Pampaneira. Fue como un laboratorio en el que nos juntamos La Flamencura todo lo Cura, Mujeres Mediterráneas y Lara Bello. Entre todas hicimos como una coctelera de la que salió Sulayla, un grupo de siete mujeres.
Este nuevo año de 2023, ¿cómo se os presenta?
Pilar A.- Pues tenemos el estreno de nuestro próximo videoclip, mantener el proyecto en sus distintos formatos e iniciar la próxima grabación.
Y en cuanto a la composición de Mujeres Mediterráneas ¿cómo lleváis tanta diversidad?
Pilar A.- Me gusta mucho la configuración actual que tenemos porque siento que hay como tres generaciones. Yo podía ser la madre de la flautista y eso es muy curioso. Es muy bonito porque ves la diferencia en la manera de actuar, de sentir, de pensar y ves cómo la música nos une y nos pone a todas a ras. Ahí da igual que tú seas la mayor o la menor, hay que sacar la actuación hacia delante y entre todas la sacamos. Y eso es una vivencia muy importante.
Y también ha sucedido algo muy bonito últimamente en Mujeres Mediterráneas, la maternidad de dos de nuestras compañeras. Ahora, cuando nos vamos de viaje, somos las seis del grupo más las dos niñas y los dos cuidadores. Ellas no han dejado los conciertos y siguen actuando y manteniendo los cuidados, dándoles la teta a las bebás en mitad de las pruebas de sonido, y todo tan normal.
Habiba Ch. – Y además ellas, las madres, también lo agradecen. ¿Sabes cómo lo disfrutan?
Pilar A.- Ensayamos con las niñas, los perros, los maríos, las abuelas… (Risas)
Habiba Ch. – Yo también añadiría que creo que las chicas que están ahora con nosotras han entendido muy bien el concepto de Mujeres Mediterráneas. Hablando con ellas yo les decía que nosotras, las que hemos estado antes, no solo buscamos estar con mujeres músicas, también es importante estar con personas, con personas que tengan una cierta visión de la música.
¿Que visión es esa Habiba?
Habiba Ch. – Para mí la música es como un mensaje. En mi caso es un mensaje para mis hijos, para mi familia, para el mundo árabe también. También para el mundo de los hombres, porque yo noto mucho, mucho, el machismo, en el sentido en que a una mujer se la ve como una fuente de placer. De hecho, hemos encontrado muchas dificultades a la hora de las contrataciones en este sentido, cuando se nos ha planteado: dame esto y yo te doy conciertos. Eso lo sufrimos todavía.
Eso que cuentas es muy fuerte.
Habiba Ch.- Sí. Yo lo he sufrido más de dos o tres veces y lo he hablado con Pilar.
¿Se os pedía pago en especie para contrataros?
Pilar A.- Sí. Y hoy sigues encontrándote casos así, de si quieres un concierto pasa por el aro. Y esto no han sido ni un caso ni dos.
Habiba Ch.- Entonces para mí la música es un mensaje. No se trata solo de subirte al escenario y hacer música, es algo más. Aquí somos mujeres y tiene que haber mucho amor, mucha sororidad y mucha protección también.
*Aclaración sobre por qué en todo este texto aparece la palabra Flamenco en mayúsculas cuando su grafía, según marcas las normas, debería ir en minúsculas. La respuesta está en este texto de Antonio Manuel que tras su lectura nos abrió a la duda de cómo encabeza esta palabra:
«Ese día, después de comer unas papas con chocos, mi hermano José Enrique nos fotografió juntos. Manolo Sanlúcar sostenía en sus manos «Arquitectura de lo Jondo», una emocionante conferencia de Federico García Lorca. Yo, «Orígenes de lo Flamenco y secreto del cante Jondo» de Blas Infante. Aquel día decidimos proponer que Flamenco se escribiera siempre con mayúscula, para distinguirlo del ave zancuda y del natural de Flandes» https://antoniomanuel.org/flamenco-se-escribe-con-mayuscula.
Así que hemos entendido interesante seguir su consejo y contribuir con ello a alimentar el debate sobre las palabras que día a día utilizamos en nuestra pequeña o gran realidad. El lenguaje, como ser vivo que es, está al servicio de los universos que nosotras, que nosotros, queramos crear. Al igual que nos daña la sinrazón de aquellos que niegan el carácter inclusivo de nuestra lengua, también nos anima a generar en nosotras mismas la reflexión necesaria que nos permita dudar entre encabezar con mayúscula o minúscula una palabra tan nuestra como es Flamenco.
0 comentarios