Entrevista a Fabiola Calvo Ocampo, periodista y escritora de Colombia. Allí, como en Andalucía, está en juego este domingo que la extrema derecha entre a gobernar.
Este domingo, 19 de junio, se celebran las elecciones al Parlamento andaluz, unos comicios de los que saldrá un gobierno de derechas o de izquierdas y con la amenaza latente de que la extrema derecha entre a formar parte del Gobierno en Andalucía. Ese mismo día, al otro lado del “charco”, el pueblo de Colombia también se enfrenta a unos comicios, la segunda vuelta de sus elecciones a la presidencia de la República donde también se da un enfrentamiento claro entre la izquierda y la extrema derecha trumpista, que tiene a la población de este país polarizada.
Por la derecha se presenta el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández. que lidera la formación que creó él mismo, la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quien, en la primera vuelta de las presidenciales celebradas el pasado 29 de mayo, obtuvo el 28,17 % de los votos.
Por la izquierda es la coalición conformada por seis formaciones políticas bajo las siglas de Pacto Histórico por Colombia, ganadora de la primera vuelta en mayo con el 40,34 % de los votos. El Pacto Histórico está liderado por el tándem de Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá y senador de la República, como candidato a la presidencia, y la activista feminista Francia Márquez Mina, candidata a la vicepresidenta.
Si bien la diferencia de votos obtenidos por una y otra formación en la primera ronda señala como clara ganadora a la izquierda, el Pacto no las tiene todas con ella, pues se sabe que los votos de los otros partidos de la derecha, y muchos del centro, irán ahora a la opción de Rodolfo Hernández, el también conocido como el Trump caribeño.
De este proceso hablamos con Fabiola Calvo Ocampo, doctora en Ciencias Políticas y Sociología, analista del diario El Espectador Colombia +20, autora de varios libros sobre la violencia política en Colombia y miembra fundadora y coordinadora de la Red de Periodistas con Visión de Género de Colombia (RIPVG).
Teniendo en cuenta que la izquierda nunca ha presidido el gobierno de la República de su país, ¿el triunfo del Pacto Histórico en la primera vuelta de las elecciones a la presidencia del pasado mayo fue algo inesperado?
Sí. De todas maneras, aquí ha habido un acumulado de hechos, de circunstancias, y es que la gente… Yo diría que el país no está tan dividido y polarizado como lo ponen. Es la utilización de los mensajes que ha hecho la derecha en este país. El recurrir a la mentira, acusaciones, populismo, que es lo que se ha hecho durante, sobre todo, este siglo XXI, cuando se posicionó el presidente Álvaro Uribe y tuvimos algún respiro, cuando ganó el partido liberal, no porque no pertenezcan a las mismas posturas, sino porque realmente abrió un compás con un proceso de negociación con la guerrilla más numerosa y antigua de América Latina como son la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC. Sin embargo, la derecha lo que propuso fue hacer trizas los acuerdos de paz.
¿Por qué recurro a esto para darle la respuesta? Porque realmente ha sido tanto el acumulado de falta de derechos políticos, de una mala situación económica, de falta de una reforma agraria en el país, que se han experimentado diferentes formas de lucha y, realmente, ninguna ha dado resultado.
En la década de los 60 a la juventud, al movimiento social, se le cerraron las puertas a la participación política de la vida del país. Es cuando surgen las guerrillas y a esto se suma un contexto internacional. Entonces, de ahí para acá, la respuesta del Estado y la respuesta del Gobierno ha sido la militar, han sido las armas.
En la década de los 60 hubo una juventud que buscó un camino y que finalmente no le resultó. En el siglo XXI surge otra juventud que, en otro contexto, pero en situaciones similares, exige sobre todo educación, empleo, salud, lo elemental que se debería tener. Es una juventud que sale a la calle.
Desde 2018, las primeras revueltas estudiantiles hacen que esta juventud tenga un papel importante en su país, ¿no?
La juventud estudiantil realmente ha jugado un papel muy importante en la vida nacional. Fueron muchos jóvenes estudiantes los que se vincularon a la guerrilla en la década de los 60 y hoy son muchos jóvenes universitarios los que están exigiendo en la calle sus derechos. Algunos dicen que han salido a la calle por su “no futuro”.
Aquí se presentó un hecho de mucha relevancia, quizá no para Chile, que implementó el “cacerolazo”, pero aquí en 2018 se te ponían los pelos de punta saber que todo tu vecindario, los de aquí y los del otro lado, todos sacaban en señal de protesta sus pañuelos rojos. Eso fue un único grito en este país. ¿Y cuál fue la respuesta a todo este movimiento social? Asesinatos y filtraciones en el movimiento, detenciones arbitrarias… La respuesta fue el fusil. Todo ese movimiento era la expresión de un descontento que no se manifiesta siempre de una forma contundente en las urnas.
Pero eso que nos comenta de la no manifestación en las urnas fruto de ese descontento, ¿pudo también estar influido por la acción de los grupos paramilitares que tuvo secuestradas en sus casas, sin poder salir a la calle, a comunidades enteras de su país?
Claro. Esa es la gran pregunta. ¿Por qué sacan a la policía y al ejército a la calle frente a las manifestaciones estudiantiles, las manifestaciones populares, de sindicatos, movimiento campesino, indígenas? ¿Por qué? Y cuando el paramilitarismo paraliza una amplia zona del país, no se da la misma respuesta contundente, se les deja actuar. Ni el Estado ni el Gobierno respondieron con firmeza.
¿Existe una connivencia del Estado con los grupos paramilitares en Colombia?
Sí. Esto se ha demostrado desde hace mucho tiempo. Desde el origen. Hoy hay muchos militares en la justicia especial para la paz, que fue la que se creó en los Acuerdos de Paz. Hay muchos militares en estos momentos que, ellos mismos, han contado su vinculación con los grupos paramilitares. Eso no se ha acabado. Eso sigue. El país está infiltrado por todos lados por el narcotráfico y el paramilitarismo. Y eso se manifiesta en la vida política del país, en las elecciones, en el miedo que le meten a la gente, en la violencia y las amenazas que hay en todos los territorios contra los líderes y lideresas sociales, a los que en muchos casos han asesinado.
¿Cuál es el planteamiento del Pacto Histórico en estas elecciones?
El planteamiento que hace el Pacto Histórico es de izquierdas porque es tanta la derecha, tanto el capitalismo salvaje en este país… Un capitalismo que yo pondría entre comillas porque aquí hay muchísimas expresiones feudales. Tanto que nunca ha habido una reforma agraria, y parte del problema de este país se origina ahí, en la falta de una reforma agraria, en esa pelea por la tierra.
¿Qué se juegan las mujeres en estos comicios?
Las mujeres perderíamos mucho y es lo que tienen que dar a saber el candidato y la candidata del Pacto Histórico, si gana el candidato de la derecha, que ha dicho que las mujeres deben volver a las casas a cuidar a los hijos y a la cocina. Sin embargo, la candidata vicepresidencial de Rodolfo Hernández es una mujer también, Marelen Castillo. Es una utilización de la imagen de la mujer para ganar ese espacio. Sin embargo, el candidato de la derecha ha sido vulgar, déspota y chabacano al referirse a las mujeres. Por ejemplo, manda callar a mujeres periodistas porque dice que preguntan tonterías, las grita. Es una cosa bárbara. Ni su antecesor de la derecha fue tan chabacano.
Este hombre desconoce el Congreso y nuestra Constitución, como cuando dice que denunciará a los que no estén de acuerdo con sus propuestas, que su primer decreto será la declaración del Estado de excepción. Yo me crié en Estado de excepción, con el país en manos del ejército y la policía. A las tres de la mañana tumbando puertas, sacando profesionales, mujeres. Mujeres vinculadas al movimiento social, a la guerrilla, mujeres que fueron violadas, eso es el Estado de excepción. Volver a las catacumbas. De verdad, con todo esto nos preguntamos ¿a dónde tenemos que irnos?
Esa descripción que nos da de Rodolfo Hernández, el candidato de la derecha, se asemeja mucho a Trump, ¿no?
Se le dice el Trump caribeño. Sí, mantiene unas formas, en lo externo y en el contenido, parecidas al expresidente norteamericano. Realmente, Colombia en estos momentos necesita dar un paso adelante en lo que es un Estado social y de derecho, como reza en nuestra Constitución, pues realmente frenaría durante muchos años el proyecto que propone el Pacto Histórico.
¿Cuáles son las propuestas del Pacto Histórico?
La propuesta de Gustavo Petro y Francia Márquez es socialdemócrata, son fórmulas que ya se han realizado en Europa. Lo que queremos es salir de las fórmulas salvajes del capitalismo, salir del fracking, dejar de vivir sólo de las exportaciones de petróleo y carbón, darle un respiro a la tierra, al ecosistema, cuidar la naturaleza. Son unas fórmulas distintas. Ampliar y profundizar los derechos de las mujeres, de las comunidades negras, de las indígenas, darle la tierra al campesinado. ¿Eso es comunismo? Esa es la deuda que tienen los liberales de este país, que no hicieron.
¿Qué tipo de campaña ha hecho la izquierda?
Sobre el tipo de campaña que está haciendo la izquierda pues no podemos caer en el purismo también, ¿no? Habrá gente, oportunistas también, que quieran estar ahí por resolver situaciones personales porque realmente también pueden ser politiqueros, pero en general, la gran mayoría de los que pretendemos un cambio en este país, de izquierdas, o no, socialdemócratas o no, los que pretendemos un cambio en este país, estamos apostando por que la gente entienda sus propias necesidades y las propuestas y salidas que se están dando.
Hay gente que está muy polarizada, eso también es cierto, gente muy radicalizada, (mal utilizado el término en cuanto que no es el concepto de raíz, sino el de polarizarse, el del odio) pero también hay que tener en cuenta que este país está muy atravesado por un largo conflicto armado y realmente esto también afecta a la manera de actuar, al lenguaje. Pero eso no es el conjunto de la población, salvo algún sector.
Realmente la campaña que está haciendo la llamada izquierda de este país es el voto por el cambio, pero no sólo el voto, sino la participación ciudadana, el comprometerse con el cambio. El cambio no lo hace un presidente solo, no lo hace solo un Congreso. El cambio se hace realmente si hay un movimiento social fuerte en el país y si hay una voluntad política que haga coincidir esos dos aspectos para que Colombia realmente pueda tener, de verdad, un Estado Social y Derecho.
Una de las propuestas que está haciendo el Pacto Histórico, que lo hace fundamentalmente Francia Márquez, es el derecho a «Vivir sabroso«. Eso es parte de la campaña.
¿Qué es el Vivir Sabroso?
El «Vivir sabroso» es que se cumplan los derechos constitucionales y que seamos un Estado social de derecho, que tengamos derecho a comer las tres comidas. Que no haya 22 millones de pobres en Colombia; que tengamos derecho a la educación, en todos sus niveles; el derecho a la salud. La sanidad aquí está privatizada, es precaria. Eso es el derecho a «Vivir sabroso». Queremos que se cumplan los derechos constitucionales, que se hagan políticas públicas, que se defiendan a las mayorías y a las minorías. El derecho a que el campesinado tenga la tierra, el derecho a que se respete la naturaleza. Estas son las propuestas de la izquierda. Es la propuesta del cambio. La propuesta de una Colombia distinta.
Nos centramos ahora en la figura de Francia Márquez Mina, candidata a la vicepresidencia por el Pacto Histórico. ¿Quién es y qué supone para esta coalición de partidos?
Creo que hay que empezar diciendo que Márquez fue una apuesta que hicimos el movimiento social, las mujeres de este país y el mismo Pacto Histórico por dentro. Porque hubo un momento que se estuvieron buscando otras fórmulas vicepresidenciales para llegar a acuerdos, pero el movimiento de mujeres apostamos por Francia Márquez.
Márquez como fórmula vicepresidencial se da en la consulta del 13 de marzo, hace nada de tiempo. Una consulta en la que, en el interior de los partidos y de algunas coaliciones, se definía quién sería el presidente. En esa consulta estaban otros candidatos junto a Márquez y Gustavo Petro. Márquez consigue la segunda posición en la votación después de Petro. Eso realmente fue una fuerte presión para que fuera la candidata a la vicepresidencia.
En cuanto a ella, a la fuerza que tiene, le viene porque es una mujer de un territorio muy azotado por la violencia, como es el Cauca, en el suroccidente del país. Es una mujer que paró un fracking, porque no hubo consulta previa y ella lideró ese movimiento. Ha sido y está amenazada. Trabajó como empleada doméstica, es madre soltera, estudió Derecho y se ha preparado bien. Es feminista. Es decir, tiene todo lo que necesita un pueblo de sus gobernantes, porque los gobernantes de este país han estado desconectados de la realidad. Que ella esté ahí, es una simbología para el pueblo negro, para lo que ella ha insistido de que Los nadie puedan llegar a gobernar en este país y nuestro derecho a vivir sabroso.
¿Cuál ha sido el papel de las mujeres en su país?
El conflicto armado se inicia en la década de los 60 con el surgimiento de las guerrillas por la liberación nacional y social. No obstante, es necesario considerar el antecedente inmediato de la denominada Violencia (con mayúscula) de los años 50, protagonizada por el enfrentamiento entre los dos partidos tradicionales, Liberal y Conservador. Uno de sus resultados fue la pérdida de 300.000 vidas.
La participación de las mujeres, tanto en una como en otra contienda, fue y ha sido diferente y se encuentra enmarcada en el proceso de expulsión del campesinado del campo a la ciudad, el gran desplazamiento por la violencia, así como, los cambios políticos, la influencia del movimiento de mujeres a nivel internacional y el feminismo, los acuerdos de paz firmados en 1984, la nueva constitución de 1991 y la negociación del Estado con la guerrilla más grande y antigua de América Latina, firmados en 2016 y que mostró una amplia participación de mujeres, el 40 %.
Esta negociación es la primera en el mundo que incluyó una Comisión de Género y arrojó en los Acuerdos firmados un enfoque de género con los derechos de las mujeres y de la población LGBTI.
Y en estos momentos, ¿por dónde pasan las reivindicaciones de las mujeres de Colombia?
Bueno, nuestras reivindicaciones pasan por muchos aspectos. Pasan por la economía del cuidado, por ejemplo. Y eso está también en el programa del Pacto Histórico, el reconocimiento de la economía del cuidado que es parte de la economía del país, el repartir el cuidado en lo doméstico; el tener un Ministerio de la Mujer, un Ministerio por la igualdad de género, que tendría muchas aristas. Pasa también por el tema de la educación y el derecho a la salud, que aquí en Colombia son muy precarios.
También algo que se aprobó recientemente es el profesionalizar a las parteras. Y algo muy importante, la lucha contra la violencia hacia las mujeres, porque aquí es muy alta, y en tiempo de pandemia ya ni digamos. Ha aumentado muchísimo, y la violencia de pareja es muy alta. Las cifras han aumentado exponencialmente y por ello las políticas que se proponen es que se dé una lucha real contra esta violencia, con un presupuesto específico para implantar una política pública contra la violencia hacia las mujeres.
¿Qué papel están jugando los medios en esta campaña?
Hay medios que directamente están apostando por el candidato de la derecha. Como, por ejemplo, la campaña de que Colombia se va a convertir en una Venezuela. También dicen que esto va a ser el “castro-chavismo”, fórmulas que se sacan de la manga para asustar a la gente. Porque la gente está sintiendo una necesidad de cambio, pero la asustan de tal manera, con tanta mentira. En algunas zonas del país se está dando dinero todavía, para la compra de votos. O como el problema de votos que se vio ahora en marzo, que habían desaparecido miles de votos del Pacto Histórico. Por ello estuvo en entredicho el Consejo Nacional Electoral.
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