Un año más el Festival de Cine Africano Tánger-Tarifa- FCAT– nos sorprende con su programación y con las actividades que presenta en esta edición que, sin mascarillas ni cierres perimetrales por el COVID-19, puede respirar tras el mal trago de sus ediciones pasadas en las que, con mucho trabajo y mucha imaginación, pudieron salvar el festival.
Este año en Tarifa se ha podido disfrutar de una edición normalizada. Atrás quedó la suspensión de la edición de 2020 cuando, a punto de arrancar, unos días antes, España se confinaba entera. Con todo montado, ese mayo no hubo festival.
El FCAT se tuvo que reinventar y en diciembre de ese año, aún con pandemia, mascarillas y geles por doquier ofrecieron una edición singular, mezclaron lo (poco) presencial con lo virtual, apoyándose en la plataforma Filmin. Este descubrimiento de aunar lo presencial con los online, fue sin duda una tabla de salvación que hoy, dos años más tarde, sigue estando ahí.
Mane Cisneros, directora del FCAT, está encantada con el maridaje: “Esta es ya la tercera edición que va en Filmin, y estoy convencida que hay mucha gente que descubrió el cine africano en la primera edición online que fue maravillosa, porque fue en diciembre y estaba todavía todo el mundo enganchado a la pantalla del ordenador. Esa gente ha vuelto, nos pregunta y nos pide consejos sobre películas”
El online supuso al FCAT cuarenta y cinco mil espectadores, algo impensable para una Tarifa a la que le hubiera sido imposible alojar a tanta gente. “Y esto llegó para quedarse”, nos dice Mane, que añade “¿Ahora que hacemos? Dosificarlo. Porque nosotros queremos potenciar la presencia y las actividades presenciales, pero ahora mismo hay una programación online en Filmin. Además, ya hay mucha gente que está esperando estas fechas porque sabe que está el Festival”.
En la antesala del 20º aniversario del festival le preguntamos a su directora sobre lo que ha significado a nivel nacional e internacional esta convocatoria anual en Tarifa de cine africano. “Para empezar -nos dice- ha colocado a España en el mapa de los festivales de cine especializados en África. Teniendo en cuenta que España no ha tenido prácticamente pasado colonial, y el que ha tenido mejor ni citarlo, no se ha preocupado nunca por África. Y en cambio por América Latina sí, por el cine iberoamericano, por un interés histórico más natural”.
La programación del FCAT presenta seis secciones fuera de competición y en paralelo a las secciones oficiales: Afroscope, Miradas Españolas y La Tercera Raíz, a la que se suman la retrospectiva temática “Entre la tinta y la pantalla”, el foco Atteyat al-Abnoudy y las Sesiones Especiales.
Para Mane Cisneros, España en estos momentos ya mira a África, “aunque todavía no lo hace como debería. Pero es verdad que, si os dais cuenta, en estos casi 20 años de Festival, ha habido cambios grandes y se ha visto en la programación”. Pone como ejemplo una sección muy seguida del FCAT de las últimas ediciones, “Miradas españolas”, de la que nos dice que hubiera sido imposible programar en los primeros años del Festival porque no existía apenas interés por el cine del continente africano “no miraba hacia África y si lo hacía era con una mirada sesgada”.
En esta sección dedicada al cine español el tema elegido ha sido la migración marroquí en España, con tres cortos y un largo: Casablanca para volver de Pedro Sara; Farrucas de Ian de las Rosa; Las Alturas de Alejandro Salgado y Sis dies corrents de Neus Ballús.
“Si nos hemos atrevido a introducir esta sección dice Mane Cisneros, es porque creemos que España ha empezado a tomarse en serio el hecho de que África, primero puede ser un set de rodaje –y este año vamos hacer algo muy importante a nivel de industria que esperemos signifique la apertura de una puerta para la industria de la posproducción española en el ámbito de los cines de África- y también para hacer que España, a nivel internacional, empiece a aparecer en los créditos de las películas en coproducción. Porque ahora no está”.
FCAT 2022
Las secciones competitivas son cada vez más un reflejo de la producción del cine en África. En el Festival de Tarifa se ven cada vez más películas dirigidas por jóvenes, “cada vez hay mayor presencia de jóvenes y mayor presencia de mujeres. La democratización del acceso al cine -nos dice la directora del FCAT- ha hecho también que las mujeres hayan podido coger más fácilmente la cámara y en esto hago referencia más al África negra que al África del Norte. Tenemos una retrospectiva dedicada a una de ellas. Pero yo diría que este es uno de los signos de identidad cada vez más marcados del Festival.”
“África es un continente muy joven y está sirviendo de plató para mostrar la producción más joven”, añade Mane Cisneros. “Nos va a sorprender. En el FCAT se ven este año producciones de corte futurista y también el grandísimo interés por la violencia, de manera transversal, no solo la violencia hacia la mujer, violencias también como las que vivimos en nuestra vida cotidiana. Son preocupaciones que la juventud africana tiene en un contexto global y que responden a sus propias realidades”.
Las retrospectivas son muy potentes, nos destaca. “Hay una retrospectiva muy grande, dedicada al cine y la literatura y luego la Tercera Raíz, que es otra sección que no podría haber existido hace años pero que ha ido cayendo por fuerza de la realidad. Hay 200 millones de afrodescendientes hispanohablantes y sabemos casi lo mismo que de África, bien poco. Están muy invisibilizados en el cine. Entonces creamos esa sección que tiene como objetivo visibilizar las producciones hechas por afrodescendientes o que hablan de afrodescendientes”.
En esta edición el país invitado es República Dominicana, país que cuenta con la mayor población afrodescendiente de toda América Latina.
El Festival también trabaja en proyectos que se llevan a cabo en la zona como el que se ha presentado en esta edición, Salto del Eje. Un programa piloto pionero de formación audiovisual dirigido a adolescentes de las barriadas de El Saladillo (Zona Sur, Algeciras) y Puente Mayorga (San Roque) seleccionadas en colaboración con la Fundación Márgenes y Vínculos, el IES García Lorca del Saladillo y la Coordinadora Alternativas y promovido por el Alto Comisionado Contra la Pobreza Infantil, con patrocinio del Grupo Red Eléctrica de España, Diputación de Cádiz y Ministerio de Cultura.
Este es un proyecto piloto pero pretenden que se quede como programa fijo en la provincia de Cádiz según nos dice Mane Cisneros “Se ha contratado a profesionales del cine -nos cuenta Cisneros- que durante mes y medio se han encerrado con estos jóvenes y han hecho esta formación, rodando cortometrajes. Se ha tenido a 20 adolescentes, chicos y chicas, que han trabajado de forma sorprendente y maravillosa, y que nos han descolocado. Creíamos que iban a hablar de pobreza y no, están mucho más interesados por el sexo, por problemas relacionados con el sexo entre adolescentes, por el bullying…”
El cine africano hoy
En nuestra conversación con Mane Cisneros, una de las pocas mujeres a cargo de festivales de nuestro país, hablamos del papel del cine africano en España, de la poca oportunidad que tenemos de ver estas producciones porque no se programan. “El problema a menudo se lo achacamos al cine africano -nos contesta- cuando en realidad el problema es nuestro, que no miramos, que no nos interesamos. Tanto el Festival de Cannes, de Locarno, Rotterdam, Toronto o el Sundance, son festivales que tienen en sus programaciones producciones africanas desde hace muchísimos años”.
Esta no mirada, esta no programación, es de la que se lamenta la directora del FCAT que nos dice que después de 19 años, “yo no busco financiación para el Festival, yo mendigo financiación. Porque lo leo y lo sigo leyendo en la mirada de mi interlocutor o mi interlocutora: ‘¿África qué inspira? Uff, estos serán unos friquis o de ONG. Vamos a ver lo que nos van a meter aquí. África no interesa a nadie’. Y esto es así, hasta el día que se acuerdan que sin el coltán nos hemos quedado sin móviles, etc, etc. Ignorando cosas como que el Bizum se inventó en África, que existe allí desde mucho antes que llegara a España”.
Ante esta falta de visión, el FCAT sigue adelante y sigue cumpliendo ediciones “yo me peleo con uñas y dientes porque este Festival siga adelante, porque el día que nosotros cerremos las puertas, yo no sé si España va a tener otra ventana a todo este continente. Y la prueba es que están surgiendo otras iniciativas, como en Barcelona, en Navarra, pero les cuesta sangre sacarlas adelante y no siempre hay constancia. Ojalá que sigan adelante” dice Mane Cisneros.
Antes de concluir nuestra charla nos interesamos por las novedades que se presentarán en la edición del año que viene. “En realidad la avanzadilla de lo que vendrá el año próximo está ya este verano, porque en esta edición hemos arrancado un FCAT-LAB, donde se presentan proyectos en fase de posproducción, en búsqueda de empresas que apoyen el proyecto para que puedan concluirse”.
Según nos cuenta, esta es la manera más fácil y menos onerosa que ha encontrado la gente del FCAT para hacer entrar a España como coproductora en películas africanas. En esta edición, dice, se presenta un catálogo de empresas del audiovisual español, del sector de la posproducción, a productores y cineastas africanos con el ánimo de que las conozcan y que España pueda estar.
“Sabemos que España, a nivel de presupuestos, somos más competitivos que franceses, ingleses, belgas o alemanes, pero por desconocimiento y por falta de posibilidad de tener estos think tank y esos espacios de encuentros con la industria, no se conocen. Los africanos no conocen a las industrias españolas y viceversa. Con lo cual este año arrancamos con este proyecto que creo que es uno de los más importantes a nivel de industria”.
PALMARÉS DEL FCAT 2022
Entre los premiados en esta edición del FCAT están, el premio Acerca de la Cooperación española y Premio Casa África al Mejor Largometraje Documental ha sido para Xaarasi Xane de Bouba Touré y Raphaël Grise, y Mención especial para Freda de Gessica Géneus. En cuanto al Premio al Mejor Cortometraje se lo ha llevado Microbús de Maggie Kamal, la Mención especial ha recaído en Egúngún, de Olive Nwosu y en ficción el Premio al Mejor Largometraje ha sido para Faya Dayi, de Jessica Beshir.
El documental Lèv la Tèt dann Fènwar, de Erika Etangsale, ha contado con el premio Tv5 Monde al mejor largometraje y mención especial de Casa África de Largometraje Documental.
En cuanto al apartado mejor actriz y actor, Néhémie Bastien ha sido premiada por su papel en Freda, de Gessica Géneus y los actores de Nous Étudiants, Benjamin Kongbo Sombot, Nestor Ngbandi Ngouyou y Aaron Koyasukpengo.
Érika Étangsalé: “El traumatismo y el dolor se pueden transmitir de generación en generación”
Directora, guionista, asistente de cámara, supervisora de continuidad, Érika Étangsalé ha viajado a Tarifa, a la sección oficial de la 19º edición del FCAT, con su documental Lev la tète dann fenwar que ha obtenido en Tarifa el Premio TV5 Monde al mejor largometraje y mención especial de Casa África al mejor largometraje documental.
Este documental narra la experiencia de un obrero jubilado, emigrado a Francia desde la isla de La Reunión. En su relato la directora Erika Etangsale, narra los sueños y el dolor del protagonista -su padre- que tienen sus raíces en las heridas de la historia colonial, evidenciando que el sufrimiento y los traumatismos también se pueden transmitir genéticamente.
¿Qué has querido transmitir en tu documental En las brumas de la noche (Lèv la tète dann fenwar)?
En esta película trato la cuestión de la emigración. Es una historia que parte de la propia experiencia de mi padre, que se fue desde la isla de La Reunión a Francia para trabajar. Lo hizo a través de un programa que gestionaba la emigración desde las provincias de ultramar. Entre los años 64 al 81 se desplazaron muchos reunioneses y de La Martinica, territorios de ultramar franceses.
La Oficina para la Emigración de los Territorios de Ultramar puso en marcha este programa porque quería que estos territorios fueran una provincia más de Francia. La película se construye a partir de la trayectoria de mi padre y habla de la transmisión generación por generación y que llevamos en nuestro propio cuerpo.
Hace 15 años hubiera sido imposible abordar este tema que me interesa mucho, que es el de la epigenética. Antes, hablabas de memoria celular y nadie creía en ello, pero ahora sí es reconocida científicamente. Lo que quiero contar es que el traumatismo se puede transmitir de generación en generación.
¿Cómo has podido poner en marcha un proyecto como éste?
Es algo que me interesa, y será un argumento que abordaré en proyectos futuros. Fundamentalmente sobre cuestiones que se transmiten de generación en generación a través de nuestro propio cuerpo.
Abordas dos temas muy importantes como son la emigración y la memoria, que a juzgar por los premios recibidos (Premio Marseille Esperance, Premio Ópera prima en el FID Marseille…) han merecido el reconocimiento del sector y del público.
Efectivamente, mi película ha sido muy reconocida en festivales, lo cual me llena de alegría, pero lo que realmente me gustaría es que mi película llegue a la gente, porque este es un cine que difícilmente llega a las personas. Por eso alguno de los premios que ha recibido dado por jóvenes, me toca de manera especial porque son premios que vienen de la gente, del público. Festivales, sí, pero querría que documentales como éste pudieran llegar a la gente, al público en general.
¿Cómo ves la industria del cine en estos momentos en Europa?
En realidad, no puedes hablar de la industria del cine en general. En Francia, que es lo que más conozco, por suerte es una cuestión de estado, y tiene un apoyo real. Es una cuestión del reconocimiento del derecho de autor. Los ingresos que te llegan por las entradas vendidas en el cine tienes que invertirlos obligatoriamente en un cierto porcentaje en el cine, debe volver al cine. De esta manera el cine tiene una parte que se autofinancia, que se nutre de sí mismo.
¿Cuáles son las principales temáticas que te planteas a la hora de abordar una producción, viertes en ella tus inquietudes?
En realidad, es lo que estoy haciendo, es también el pasado, los antepasados, lo invisible, lo intangible. Cosas y argumentos que son muy poco valorados. Lo invisible, lo femenino, el lado femenino de la naturaleza; a día de hoy hacemos más hincapié en la inteligencia artificial que en lo vivo. Es por eso que concluyo mi película diciendo que la luz viva está desvaneciéndose.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Estoy trabajando sobre dos argumentos. Uno de ellos, el más avanzado, tiene que ver con unos pececitos muy pequeñitos que en la isla de La Reunión viven en las desembocaduras de los ríos y tienen que luchar río arriba a contracorriente para llegar hasta la parte alta del río, un poco como el salmón. Utilizo esta metáfora para poder hablar de otros temas.
¿Cómo ves el FCAT?
Acabo de llegar de un gran festival, y ahora al estar aquí veo que el FCAT es un festival que tiene una dimensión humana muy importante, que facilita y permite el acercamiento con las personas. Sobre todo, muy humano. Es sobre todo un lugar simbólico, por dónde se encuentra Tarifa.
Foto de portada: Un momento de la inauguración de la 19º edición del FCAT, con la performance de la bailarina gaditana Clara Otero // Foto: LolaFpalenzuela
0 comentarios
Trackbacks/Pingbacks