Este texto está en la sección La Corrala, el patio de vecinas de La Poderío donde cada una charlotea, cascarrilla y pone colorá lo que sea mientras le da el fresquito o el sol en la cara. Más agustito que te quedas, oú. Eso sí, La Poderío no tiene nada que ver con lo que se pone aquí, solo apoya la participación de las lectoras. Puedes enviar tus artículos a ole@lapoderio.com. Otra cosa, antes de hacernos las propuestas pedimos que leas nuestro ideario.
“Este Foro ha quedado muy redondito”, dice nuestra querida Sofía. Sí, estamos contentas porque hemos conseguido darle coherencia interna, acompañada del calor de todas.
Comenzamos el viernes por la tarde el onceavo Foro Feminista Rural haciendo alusión al simbolismo femenino con la colocación de un árbol de croché colorista en una pared de la calle, hecho por un grupo de mujeres de Jubrique. Ha sido un trabajo realizado durante tiempo, viéndonos cada semana Paca, Carmen, María Rosenda, Piedad, Antonia Benítez, Anita, Carolina,…..unas veces unas otras veces otras, para hacer las flores que lo componen, sumando color y forma, y sintiendo lo enriquecedor de lo común, de las tardes de labores de guardianas de sabiduría.
De ahí pasamos a la dimensión de la virtualidad, con una performance representada por la Asociación Ondula, que abordó de manera crítica la repercusión de las tecnologías en nuestros cuerpos, en nuestras vidas. Tras la actuación, el mismo grupo nos llevo a una reflexión con una metodología muy pedagógica, de construcción colectiva, que nos gustó mucho.
Cada una de nosotras terminó la sesión comprometida con las demás y consigo misma en mantener una relación crítica con las tecnologías, que aterrizamos en actuaciones concretas como mirar el reloj de muñeca en lugar del móvil cuando estemos trabajando, o en no usar los mensajes de wasap para cuestiones de trabajo fuera de los horario laboral…..”no queremos normalizar cosas que no son normales y que con la pandemia se han acelerado haciéndonos muchas veces vivir una vida que no es la real”.
Reividicación de la mesa camilla
La tarde del viernes, nos predispuso y armonizó para lo que abordaríamos el sábado. Las mejores lluvias de este otoño, que en Jubrique se presenta con sus castaños más dorados que nunca, abrieron el primer espacio de la mañana, con un grupo de mujeres dialogando desde la que renombramos y reivindicamos mesa camilla, frente a la mirada atenta y cálida de las fieles asistentes al foro.
Abordamos muchas cuestiones y aparecieron matices y sutilezas nuevas, de la mano de Isabel Muñoz Cobos, cordobesa veterinaria y experta en desarrollo rural; Ángela Accardi Toledano, campesina de Ronda y de Ganaderas en Red; Arrate Corres Velasco, que viene de Humilladero, de Spiga Negra; María del Rocío Vallejo Melgar, de Algatocin, activista feminista, trabajadora social y antropóloga; y Silvia Márquez, de Prado del Rey, periodista.
Hablamos de la imagen plana que se proyecta de la mujeres rurales, frente a la complejidad y profundidad de lo que realmente somos, y de la diversidad de mujeres y de ruralidades que componen nuestros mundos. Por eso queremos contarnos nosotras, el no ser narradoras de nuestra propio relato nos margina y simplifica.
Resignificarnos a través de las redes
Como siempre en nuestros espacios feministas, los cuidados se nombraron y resignificaron. Nuestras referentes abuelas y madres salieron a la palestra. Ahora nos toca pensarlas y cuidarlas. Si pensamos la ruralidad en clave de cuidados de personas y de cuidados de la tierra, con perspectiva de economía feminista podemos construir soluciones para que muchas personas puedan retornar y seguir generando vida en los pueblos.
De un análisis físico y emocional pasamos a problematizar nuestra presencia y visibilidad en las redes sociales, “hemos pasado de estar hipoinformados a estar hiperinformados”, lo que no significa que se represente adecuadamente la vida de los pueblos, del campo,….. Podemos afirmar que esas informaciones constantes y rápidas que no da tiempo a profundizar, favorecen mentalidades más conservadoras? Es posible.
Y el riesgo más grave es que todo lo que gira en torno a las redes sociales esté en el centro de nuestra vida. Pero si hacemos un uso consciente, las redes son herramientas para la comunicación, la visibilidad y la inspiración de otras, y eso es necesario, puesto que “tenemos la responsabilidad sobre nuestro hombros”.
Somos nosotras las que hemos de dar contenido propio a esa visibilidad. Las compañeras más jóvenes, que venían de Algatocin, de Arriate, de Ronda… agradecidas por la acogida a este foro, manifestaron su reivindicación del uso de las redes sociales para visibilizarnos y dar a conocer cómo es la vida de los pueblos, pues no se conoce, por mucho que se hable de ello en las redes.
Otra cuestión de riesgo que se abordó es el mantenernos con esa identidad heredada que nos remite a sentirnos y que se nos vea como mujeres que tenemos muchos saberes tradicionales importantes, que hay que mantener. Reconocemos que son saberes estratégicos para la autogestión y la sostenibilidad, pero que hay que combinarlos con otros nuevos. No quedarnos en lo que fuimos, revisarnos, repensarnos.
Cerramos este espacio emocionadas por la generosidad y el compartir tan amoroso que se dio durante dos horas.
Imaginarios del feminismo andaluz
El siguiente espacio lo dedicamos a las libreras como Sara L. de La Suburbia, con todo lo paradójico y complejo, de poner una librería en plena ciudad en estos tiempos; a la presentación del monográfico de Feminismo Andaluz con Araceli Pulpillo, Anouk y Viki y a la presentación de el periódico El Topo, por parte de Ana Belen García, creando una mesa diversa de mujeres jóvenes que nos contaron sobre su proyectos y sus perspectivas feministas que siguen avanzando hacia un feminismo andaluz, situado, que hace más grande el feminismo de pueblo que veníamos reivindicando hace años desde estos foros.
Esta mesa es una muestra del soporte físico que queremos dar a nuestros pensamientos y avances reivindicando el papel y la lectura profunda, y que las jóvenes feministas más vanguardistas están desarrollando.
Herramientas de comunicación
La tarde del sábado la dedicamos a aprender a manejar herramientas de comunicación y difusión propias. Los talleres planteados se desarrollaron durante la tarde, que seguía lloviendo mientras todas concentradas trabajan entusiasmadas en diferentes espacios elegidos.
El taller Expresando mi ruralidad. Crea tu propio programa de radio, con las orientaciones de Caterina de Tena, fue el más numeroso. Tras las orientaciones de la docente para hacer un podcast o programa de radio, se dividieron en subgrupos para realizar su propio podcast. El resultado fue impresionante.
El taller de cartelería de Guerrilla, con Anouk, maquetadora de Agenda Comadre, ofreció las claves para diseñar un cartel con criterio propio. Se hicieron varios carteles y todas aprendimos qué tenemos que tener en cuenta a la hora de hacer nuestro cartel.
El taller de Araceli Pulpillo, El fanzine como herramienta para la emancipación, motivó mucho al grupo que se autorganizó para conseguir como resultado un ruralzine colaborativo, que entre todas decidieron llamar “La cosa tiene castaña” y que será difundido próximamente.
Compartires
El resultado de todos estos talleres fue llevado al espacio final de la tarde que llamamos Compartires, y mientras tomábamos un café, Oliva iba dando paso a la muestra de los trabajos realizados, que ilustraron lo que veníamos hablando desde el principio de este foro, y que nos recordaba Ani en la mañana: nosotras tenemos que dar el contenido….y la visibilidad y el mensaje depende de nosotras, con el manejo de herramientas propias podemos hacer nuestro propio relato.
Cerramos el sábado bailando, animosas y felicitándonos por lo que estamos construyendo.
El domingo se ofreció un paseo guiado por Chico al que se asistieron unas treinta personas a la Loma de la Serena, para que todas tocáramos tierra y sintiéramos el otoño dorado de Jubrique.
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