El Colegio de Arqueólogos ha solicitado una calle para María Josefa Jiménez Cisneros, pionera en la arqueología y fundamental para entender los orígenes históricos de la tacita de plata. De momento, todo lo que han recibido del Ayuntamiento es la callada por respuesta.
Paseo Antonio Burgos. Corneta Soto Guerrero. Arquitecto Acero. José León de Carranza. Sopranis. Ramón Franco. Columela. Sagasta. Y hasta hace bien poquito, Juan Carlos I. Pasea una por Cádiz y, a veces, parece que, perdonénme la expresión, está «paseando por un campo de nabos«; bastantes, además, con un pasado fascista que parece importar más bien poco.
Las mujeres ni están ni se les espera. Según datos del propio Ayuntamiento de Cádiz, de las más de 700 calles de la ciudad, menos de un 7% están rotuladas con nombres de mujer. De las que llevan nombre de mujer, solo un 1% reconoce a mejores por su trayectoria vital, el resto son vírgenes y santas.
En 2018 se dedicaron dos calles a la Matrona Teresa Rodríguez y a la Cigarrera Micaela de Castro, pero poco más se ha hecho. Ninguna avenida ni calle principal para una mujer. Y no es por falta de iniciativas ciudadanas. “No es el momento”, nos cuentan que es la respuesta habitual cuando se plantean estas cosas. De los aliados, me libren las diosas; que de los machistas declarados, me libro yo.
Así, por ejemplo, al inicio de esta legislatura, un grupo de profesionales del hospital Puerta del Mar, el hospital público de la ciudad, pidió una calle para la matrona Julieta Juanes de Lera, defensora de la sanidad pública, introductora de la educación maternal durante el embarazo; pero ahí quedó la propuesta, durmiendo el sueño de los justos.
Arqueóloga pionera
Tal es el caso también de la petición que en julio de 2019 cursó formalmente el Ilustre Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de la provincia de Cádiz, conocido popularmente como Colegio de Arqueólogos. En el escrito registrado en el Ayuntamiento de Cádiz, solicitaban que el tramo que faltaba por construir en la avenida transversal se denominase arqueóloga María Josefa Jiménez Cisneros. No han recibido ninguna respuesta, pese a que han insistido en la petición en otras ocasiones. Pero, ¿quién es María Josefa Jiménez Cisneros?
A María Josefa Jiménez Cisneros le debemos casi todo lo que sabemos sobre epigrafía de época romana y fenicio-púnica de la cultura gaditana, así como el conocimiento de los espacios artesanales romanos. Nacida en Cádiz el 7 de enero de 1916, Josefa fue una mujer extraordinaria que, sin duda, merece estar en nuestra genealogía ¡y en el callejero de la ciudad que la vio nacer y en la que desarrolló sus principales investigaciones!
Licenciada en Filosofía y Letras, Filología Clásica, por la Universidad Complutense de Madrid en 1948, fue Comisaria Provincial de Excavaciones desde 1948 hasta 1954. Josefa aprovechó estos trabajos para elaborar su tesis doctoral sobre la Historia de Cádiz en la Antigüedad. Con una beca estuvo de visita en el Centre National de la Recherche Français (CNRF), donde estableció relaciones con los arqueólogos más prestigiosos de su tiempo. Visitó la Antártida, Indonesia y algunas zonas subtropicales de África y, fuera de Cádiz, excavó en Tripoli y Cartago, entre otros yacimientos.
Dos décadas de excavaciones
Fue la primera en realizar una carta arqueológica de Cádiz. Entre las décadas de 1950 y 1970 dirigió diversas excavaciones y compaginaba esta actividad con su actividad docente en el Instituto Rosario de su ciudad. A ella debemos, como señala en su escrito al Ayuntamiento de Cádiz el Colegio de Arqueólogos, las intervenciones en San Severiano, entre los glacis y la playa de Santa María del Mar, en los enterramientos púnicos de la playa de los Corrales y, muy especialmente, en la Finca Nuestra Señora de los Números .
En el resto de la provincia, Josefa excavó en el Cerro de la Batería y el Cerro de los Mártires en San Fernando, en lo que hoy se conoce como yacimiento de Puente Melchor en Puerto Real, uno de los mayores centro alfarero de la Bahía de Cádiz, en el Rancho de la Bola y en Asta Regia en Jerez de la Frontera o en la Puntilla del Salado en Rota.
Y, por si todo esto fuera poco, fue también integrante del Instituto de Estudios Gaditanos y directora de la Biblioteca de Temas Gaditanos, desde 1974 al 1978.
Josefa consiguió abrirse paso en un mundo que aún a día de hoy sigue muy masculinizado. Nunca se casó en una época en que hacía falta un marido hasta para tener una cuenta en el banco. Sus investigaciones son fundamentales para entender la historia de Cádiz. Polifacética y trasgresora, su valioso fondo documental pertenece ahora a la Universidad de Cádiz: fotografías, epigrafía, calcos, dibujos, mapas, material cartográfico… a disposición de todas las investigadoras e investigadores. Josefa bien merece una calle en su Cádiz natal, y no una pequeñita.
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