Este texto está en la sección La Corrala, el patio de vecinas de La Poderío donde cada una charlotea, cascarrilla y pone colorá lo que sea mientras le da el fresquito o el sol en la cara. Más agustito que te quedas, oú. Eso sí, La Poderío no tiene nada que ver con lo que se pone aquí, solo apoya la participación de las lectoras. Puedes enviar tus artículos a ole@lapoderio.com. Otra cosa, antes de hacernos las propuestas pedimos que leas nuestro ideario.
Antonia Ávalos Torres./ Feminista, mexicana. Trabaja en el Comedor Comunitario de Mujeres Supervivientes en Casa Palacio Pumarejo.
«El viejo mundo se muere.
El nuevo tarda en aparecer.
Y en este claroscuro surgen los monstruos».
Antonio Gramsci.
Mientras tanto, sabemos que no todos los monstruos son buenos. Los hay terribles, con odios profundos y antiguos capaces de hacer guerras y de asaltar Capitolios.
Todos nuestros miedos se hicieron realidad. La derecha pactó con la ultraderecha para gobernar Andalucía en 2019. Momento temido, arribando al poder los que nunca se fueron: los hijos legítimos del franquismo. Viendo su oportunidad para desempolvar banderas para una España, solo, de los españoles.
Proceso que continuaría con la consolidación y presencia del neofascismo en todo el Estado Español, logrando en el Congreso hasta 52 escaños, recursos económicos, presencia mediática y la emergencia de un discurso de odio.
Un discurso que antes de su llegada estaba mal visto pronunciarlo en público, pero que ha calado hondo en gran parte de la ciudadanía de todas las clases sociales. Incluso, en a aquellos que se saben pobres, excluidos, pero abandonados durante años por las políticas sociales y la justicia social, pagando crisis tras crisis con sus cuerpos, su hambre y sufriendo la desigualdad y corrupción de un Estado que los desprecia.
Dos años del #niunpasoatrás
Hace dos años nos concentrarnos frente al Parlamento de Andalucía, ejerciendo nuestra libertad de manifestación. Expresamos nuestros temores e hicimos alianzas con los movimientos sociales de toda Andalucía con la idea de contener y ser contenidas a lo que vendría después: recortes y más recortes en Sanidad, Educación, Políticas Sociales, Migración, mujeres, violencia de género, etc.,
Tales fueron nuestras predicciones, que justo al año siguiente las mujeres fueron discriminadas de los recursos públicos andaluces, dejando sin fondos a alrededor de 200 entidades de mujeres dedicadas a la atención de la violencia de género.
Esto como bien sabemos, constituía parte de los acuerdos entre el trifachito, como una condición para gobernar en Andalucía. Un gobierno machista, xenófobo y patriarcal que lo que buscaba, y lo que busca, es golpear al movimiento feminista andaluz por sus formas de resistencia, por su autonomía, agenda política y su ética.
La venganza desde el Poder Instituido frente al avance contundente del Movimiento Feminista en todo el Territorio español, hay de aquellas mujeres desobendientes incapaces de controlar su libertad, ejercicio de su sexualidad y sus voces… Ese día 15 hubo fiesta, cante y alegría como somos las gentes del sur amorosas y pacíficas.
No fue un asalto, fue una manifestación
Intentar blanquear el fascismo y sus violencias comparando el Golpe de Estado del pasado 6 de enero en el Capitolio de los Estados Unidos con la manifestación del 15 de enero en Andalucía, no sólo constituye una mentira y un acto deshonesto, sino que representa un discurso peligroso que naturaliza la violencia instigada por parte de hombres fascistas como Donald Trump.
Además, busca confundir a la gente al relacionar el derecho constitucional a manifestarse, la libre manifestación en una sociedad democrática con un estado de derecho que apuesta por la convivencia en España.
El asalto al Capitolio fue un acto fascista, violento y temerario de quienes asumen una supremacía blanca, que creen que se lo merecen todo. Un asalto que se ha cobrado la vida de cinco personas por una ultraderecha norteamericana incapaz de respetar las leyes, instituciones, vidas y la convivencia social con el único afán de imponer por la vía violenta y el caos lo que les fue negado en las urnas.
No nos extraña que esta comparación la hagan sus pares en España, aquellos que se identifican con los seguidores de Trump en el odio a los “otros”, a las mujeres, los homosexuales, inmigrantes, pobres,… despreciando la convivencia pacífica y la participación democrática. Los nostálgicos del franquismo, los exmilitares del chat y los habitantes del Barrio pijo y burgués de Salamanca de la España franquista.
Nosotras seguiremos amando a través de un plato de lentejas, cultivando la ternura y la esperanza, construyendo solidaridades en un mundo incierto e injusto pero posible, con nuestras vecinas del Barrio, de la Casa Pumarejo y de una Andalucía feminista y antifascista.
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