Fernanda de la Figuera: “Cultivar cannabis no es un acto político para mí, es un acto de vida”
Foto: La Canna Woman
Fernanda de la Figuera: “Cultivar cannabis no es un acto político para mí, es un acto de vida”

Laura Rueda

27 octubre 2020

Fernanda de la Figuera tiene 76 años y llegó a Andalucía hace ya 42, en el año 78. En el mundo del activismo cannábico se la conoce como «la Abuela de la Marihuana», pero nosotras preferimos presentarla como la primera mujer cultivadora legal de nuestro país y como una de las activistas más veteranas por la legalización de esta planta en el Estado Español. Así que en esta casa, que es La Poderío, Fernanda está en calidad de referente, de ejemplo de dignidad y lucha. 

Cuando le pregunto a Fernanda si cultivar su propio cannabis para consumo personal es un acto político, me responde que para ella es un acto de vida, ya que lo ha hecho siempre. “Igual que he plantado mis propios tomates, lechugas y maíz, también he plantado mi propia marihuana, lo que necesito para la casa”.

Sin embargo, los problemas que ha tenido esta malagueña de adopción con la ley no están relacionados con su propio consumo, sino con la implicación que ha tenido siempre con el dolor de las demás.

Marías por María

Hace justo un año, esta activista se enfrentaba a un juicio por el que le pedían cuatro años de cárcel por cultivo y distribución de cannabis en la asociación Marías por María, un juego de palabras que alude a mujeres por la marihuana.

Fernanda cuenta que se trataba de una organización mixta, pero que su prioridad era que las mujeres con problemas de salud, como fibromialgia o cáncer, tuvieran su tratamiento de forma segura, sin tener que acudir al mercado negro. “Yo la hice sobre todo pensando en que los hombres se echan a la calle y enseguida se van a un barrio y encuentran quien les venda lo que sea. Pero a las mujeres nos cuesta más, no es tan fácil para nosotras a veces y hay bastantes mujeres con problemas de distinta naturaleza que necesitan cannabinoides”. 

Su prioridad era que las mujeres con problemas de salud, como fibromialgia o cáncer, tuvieran su tratamiento de forma segura, sin tener que acudir al mercado negro.

Un cultivo para el consumo de cada persona

Si indagamos un poco en lo mucho que están haciendo los tratamientos cannábicos por personas con diferentes dolencias de todas las edades, la condena a la que se enfrentaba Fernanda parece desproporcionada. “Hacíamos un cultivo para lo que cada persona necesitaba para su consumo. Si uno llegaba y no tenía, el compañero le cedía de lo suyo. Era una cooperativa, creo que es una forma estupenda de organización”. 

Fernanda de la Figuera entrevistada por Clara Sativa./ Foto: Marihuana Televisión.

Juicio de Marías por María

Sin embargo, la cara visible de Marías por María, como suele pasar en tantas otras luchas (como por ejemplo el reciente caso del juicio a una sola compañera por el Coño Insumiso de Málaga) era Fernanda de la Figuera.

La activista nunca ha estado sola y compañeras y compañeros de todo el Estado español llegaron a Málaga para apoyarla en un juicio celebrado en diciembre de 2019, que al final se resolvió con una condena de nueve meses de cárcel por cultivo para Fernanda y siete meses de cárcel para el secretario y el tesorero. “Ahora toca recurrir”, escribía en su Facebook la activista cannábica Clara Sativa, “y seguir luchando para conseguir la absolución. La justicia está ciega, pero el pueblo despierta. ¡Fernanda es activista, no narcotraficante! ¡No estás sola, compañera!”

«¡Fernanda es activista, no narcotraficante! ¡No estás sola, compañera!».

«Mi lucha siempre ha estado ligada a los derechos de las mujeres»

El coraje de romper con lo establecido va intrínseco en el ADN de esta mujer, que siempre se ha considerado feminista. “Mi lucha siempre ha estado ligada a los derechos de las mujeres. Recuerdo que en el año 73 ó 75 me invitaron a un programa de televisión en Madrid sobre madres solteras. Yo era la que hablaba de maternidad responsable, porque nunca me quise casar. Desde jovencita me decían que a ver si me casaba y me calmaba. Tengo dos hijas maravillosas de dos hombres diferentes».

Fernanda continúa hablado de una historia que muchas veces se convierte en un tabú por los prejuicios de la sociedad heteropatriaral. «Desafortunadamente, mi último compañero falleció en accidente de tráfico. Mis dos hijas son personas normales, pequeñas empresarias con sus negocios. Una es fumeta y la otra no, en fin, normal. Yo no me avergüenzo en absoluto de decir que no me ha dado la gana de casarme, es más, estoy encantada con no haberme casado».

A lo que añade: «Ser madre soltera en aquella época era un estigma porque significaba que te habían dejado tirada y a mí no me dejó tirada nadie. Yo creo que el padre de mi hija mayor sigue sin perdonarme que no me casara con él. Yo lo tenía muy claro».

«Ser madre soltera en aquella época era un estigma porque significaba que te habían dejado tirada y a mí no me dejó tirada nadie».

Los 70 en Madrid

Antes de venir a Málaga, Fernanda vivió el Madrid de los 70 y participó de los debates de la época. “Yo me acuerdo de aquellos años en Madrid con las dos Cristinas, Cristina Almeida y Cristina Alberdi, que era también abogada. Y me decían, aquí la primera feminista eres tú. Cristina Almeida y yo somos de la misma edad y de la misma época. Hemos compartido muchas noches en Madrid de farra y de alegría”. Pero esa felicidad de la que habla Fernanda ha dado paso en la actualidad a un sentimiento de decepción. 

«Yo viví mayo del 68»

“Yo viví mayo del 68 y tenía las cosas muy claras. Creía que íbamos a tener una sociedad mejor de la que tenemos hoy en día. No me gusta nada el mundo en el que estamos, cada día va a peor. Lo único que cuenta es el dinero, una pena”.

“¿Con qué mundo soñabas”, le pregunto: “Uno más abierto, más aceptable, más responsable y solidario con los demás. En cambio, solo hay que ver cómo a muchas personas de este país les parece mal el movimiento de las personas que vienen de África, y los primeros que hemos cruzado el charco somos los españoles. Los problemas de la sociedad de hoy en día me parecen absolutamente bochornosos”, me confiesa entre indignada y apenada.  

«Yo viví mayo del 68 y tenía las cosas muy claras. Creía que íbamos a tener una sociedad mejor de la que tenemos hoy en día».

«Cada día más mujeres usan esta planta»

Afortunadamente, activistas como ella nos han dejado un escenario más feminista y en la actualidad, solo en nuestro país, encontramos a asociaciones como Mujeres Cannábicas o REMA (Red Estatal de Mujeres Antiprohibicionistas).

En relación a esto, Fernanda se remonta a finales de los 90 para contarnos una anécdota de la época de la asociación ARSECA (Asociación Ramón Santos de Estudios del Cannabis de Andalucía). “Recuerdo cuando hacíamos las fiestas de la Bella Flor que yo siempre quería hacer la fiesta de la madre del cultivador, porque había muchos chicos que venían, pero vivían con sus familias y el jardín se lo cuidaban sus madres, porque han sido las que siempre han regado las macetas. Y hoy hay cada día más mujeres que usan esta planta porque les va muy bien para muchas cosas”. 

Hay una certeza que Fernanda sigue teniendo muy clara después de cincuenta años de activismo. “Las mujeres tenemos que cambiar el mundo. Las mujeres cambiaremos la sociedad”. Con ejemplos como el suyo, no tenemos la menor duda de que así será. Gracias a todas las mujeres que, como Fernanda, ponen su rostro y todo su cuerpo como campo de batalla en la lucha por la consecución de derechos para todas las demás. 

Laura Rueda

Laura Rueda

Creo en la comunicación que reivindica otras realidades, y en la cultura como herramienta de transformación del alma y de la sociedad. Nunca me etiquetes ni me digas que no puedo hacer algo, soy una entusiasta con la energía y cabezonería suficientes para demostrar que mi manada y yo siempre podemos.

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