Resistencias desde la Comunicación Feminista en tiempos de COVID-19
Desde Andalucía, Paz Madrid, periodista, nacida en Málaga y residente en Jaén, nos relata las vivencias pandémicas de la zona septentrional de nuestra región. Desde que se licenció, e incluso antes, ha seguido de cerca la movida cultural y musical, en festivales nacionales y andaluces. Los últimos tiempos han sido especialmente interesantes para ella y trabaja como periodista independiente en equipos grandes de festivales como Etnosur.
Agradecidas por el trabajo y la disponibilidad de nuestras compañeras Viviane Albenga y Paz Madrid, os dejamos con ellas.
¿Cómo está afectando la COVID-19 a tu zona?
FRANCIA/ Viviane Albenga – Viví el confinamiento en la ciudad de Burdeos, donde trabajo de profesora de sociología en la Universidad Bordeaux Montaigne. Burdeos está ubicada en la zona de Francia que menos padeció la epidemia, al contrario de Paris. El Presidente Emmanuel Macron anunció primero el cierre las escuelas, universidades y otros lugares públicos el jueves 12 de marzo. Yo estaba asistiendo a una función de teatro con estudiantes, una versión francesa-rusa-ukraniana de Antígona.
Emmanuel Macron pronunció su discurso en la televisión mientras estábamos eschuchando las palabras de Antígona y las de Tiresias describiendo la ciudad de Tebas castigada por la peste. La epidemia ocurre como consecuencia última del autoritarismo de Creon que impide a Antígona que entierre el cádaver de su hermano, cádaver expuesto y podrido hasta difundir la plaga. Cuando se acabó la obra, el alumnado más jóven que asistía encendió su móvil y, al enterarse que no volvían a las aulas el lunes siguiente, gritó con alegría. En ese momento, no se conocían los efectos del teletrabajo y de la llamada “continuidad pedagógica” que iba a imponer el Gobierno, fomentando una enseñanza a distancia a todos los niveles desde la primaria hasta la Universidad, que ahora intentamos rechazar para el próximo curso escolar.
No se interrumpieron sólo las clases, sino también un movimiento unitario de huelga en las Universidades con la consigna “El 5 de marzo, la Universidad y la Investigación en paro”. Y un movimiento social que duraba desde hacía meses en contra de una reforma neoliberal de las pensiones, y que alcanzó un nivel nunca visto desde 1995.
JAÉN/ Paz Madrid – La pandemia ha afectado gravemente a todas las familias en España. A nivel económico, el desempleo, los ERTES que ERTES y la desestabilidad provocada por los cambios, ya sea en el lugar de trabajo o en los términos del contrato, acaba afectando tanto económica como mentalmente a la capacidad de resistencia y a la fuerza necesaria para ver con otros ojos las oportunidades que también deja todo esto. No me canso de revisar el bien tan grande que ha supuesto para la Naturaleza que la dejemos en paz por unos meses. La pena es que ese respeto no se mantenga post-confinamiento. Las calles y parques se llenaron de vida vegetal y animal. Eso ha sido una maravilla.
¿Qué incidencias sociales y económicas, o de otro tipo, destacarías de esta pandemia en los distintos colectivos de mujeres?
FRANCIA/ Viviane Albenga – El 8 de marzo en Burdeos se manifestaron miles de mujeres y hombres para reclamar la igualdad de género y medidas de lucha contra las violencias machistas. En Francia, el año 2019 destacó por un aumento dramático de los femicidios, que alcanzaron el número de 150. Hace unos días, el periódico mainstream más reconocido en Francia, Le Monde, sacó una investigación multimedia sobre todos los femicidios cometidos en 2018, inédita en Francia por su manera de enmarcar el tema.
Hay que recordar que aquí, el análisis de las violencias de género en términos de violencia machista estructural no tiene tanto reconocimiento institucional como en España, ni fue retomado por los medios de comunicación mainstream para tratarlos como hechos políticos.
Durante la marcha del 8M, activistas feministas pintaron collages en toda la ciudad. En mi propia calle, permanecieron tres collages que no fueron borrados enteramente durante el confinamiento: “Tienes derecho a no tener ganas”», “No te quiero hasta la muerte”, y uno en castellano, el famoso,” Somos históricas”. Ese último es testigo de la presencia de una comunidad hispanohablante que participa de manera obvia del movimiento feminista en Burdeos, y también de la existencia de una comunidad feminista abierta hacia el mundo hispanohablante (se trata de una ciudad adonde emigraron republicanos y republicanas de España durante la dictadura franquista).
Al contrario, el proceso de las elecciones no fue interrumpido. Así que a pesar de cerrar las escuelas el 12 de marzo, la primera vuelta de las elecciones tuvo lugar el domingo 16 de marzo, sin que la población pudiera protegerse con mascarillas. El lunes 17 de marzo se proclamó el confinamiento general, sólo podían quedar abiertos los comercios esenciales.
El Primer Ministro, Edouard Philippe, insistió en que los franceses se habían portado con demasiada ligereza reuniéndose en los parques un domingo tan soleado de elecciones. Meses después, nos enteramos de que muchas personas involucradas en la vida democrática del país se contagiaron ese mismo día. Un reportaje difundido en la televisión pública (France 2) dio la palabra a personas que consideraron que fueron tratadas como “carne de cañón democrática”.
Aquí tenemos los elementos del teatro político francés. Primero, un gobierno sacudido por movimientos sociales de gran amplitud como el de los chalecos amarillos. Segundo, mentiras del jefe del Estado acerca del abastecimiento de mascarillas, reveladas por el periódico de investigación independiente Mediapart (que tiene cooperación con Infolibre). Tercero, una fecha de principios de confinamiento discutida por haber sido demasiado aplazada debido a las elecciones municipales.
El Presidente sorprendió en sus primeros discursos reconociendo los efectos del neoliberalismo en la falta de preparación de los hospitales públicos y considerando que la sanidad tenía que ser protegida de la competencia neoliberal. Pero las medidas impulsadas en el mercado laboral no llevan impronta alguna de esta aparente toma de conciencia progresista.
El derecho laboral se irá reduciendo hasta el fin del año por un dispositivo excepcional y temporal. Así la semana de trabajo laboral podría alcanzar las 60 horas en vez de 48, por ejemplo. Mientras, los medios franceses pusieron el foco en el ingreso mínimo vital español, que presentaron a menudo como una renta básica universal. Al leer a través de redes medios como La Poderío, La Marea o El Salto Diario, se entendía que no se trataba de renta básica universal y que idealizábamos a vuestra política.
JAÉN/ Paz Madrid – Las mujeres, por el hecho de serlo, han sufrido en primer plano esta pandemia. El paro se ha cebado con ellas. La última encuesta de la EPA es clara: sube el paro femenino, con 39.878 desempleadas más. También trato de ponerme en la piel de las madres que trabajan desde casa. Se me hace imposible pensar en una corresponsabilidad justa para alternar los horarios de trabajo con el cuidado de los hijos y de la casa, especialmente las madres solteras y las separadas. He leído algún que otro artículo aterrador sobre las jornadas interminables que se pegan para sacar todo adelante. El “tú puedes con todo” no siempre vale, especialmente en estos casos, donde parece que seguimos normalizando que el peso del hogar y la crianza recaiga en la mujer.
¿Cómo afecta esta pandemia y la situación que genera en la violencia hacia las mujeres? ¿Se ha tomado alguna medida para poder denunciar o ser atendida por violencia de género?
FRANCIA/ Viviane Albenga – En cuanto a las cuestiones feministas, el tema de los cuidados emergió en los medios mainstream tanto como en las revistas más académicas y militantes, lo que no suele ocurrir en Francia donde el tema se comenta de manera confidencial. Pusieron de relieve la importancia de los cuidados y de las mujeres que tienen trabajos que las pone en contacto con el virus; las violencias que padecieron mujeres, niñas y niños encerrados con su agresor también.
Las asociaciones feministas han estado sumergidas en la situación. Mi amiga, la feminista y socióloga Johanna Dagorn, que tiene orígenes en Málaga por su abuela, pasaba cada día varias horas teniendo teleconferencias con distintas asociaciones de acogida de mujeres víctimas de violencia. Estas organizaciones recibían más mujeres que nunca, ya que también las solicitaban las que no tenían hogar, no por motivos de violencia solamente, sino por precariedad extrema o porque estaban recién llegadas a Francia.
Johanna Dagorn, en un artículo sobre el aumento de las denuncias por violencias de género (más de un 30%), plantea si se trata de un incremento de las violencias, o bien si las denuncias aumentaron por el carácter extremo de la situación de encierro revelando realidades que ya existían y se volvieron aún más insostenibles.
Según ella, no aumentó el número de víctimas, sino la toma en cuenta del problema por las víctimas mismas y los testigos. El aumento de denuncias se puede explicar por otra razón: el riesgo de que sus hijas e hijos padezcan violencias, motivo de denuncia ya bien identificado en cuanto a la decisión de denunciar por parte de las mujeres.
Johanna Dagorn anota que el Estado francés propuso soluciones pragmáticas, tal como la apertura de lugares de acogida de las mujeres cerca de los supermercados en las ciudades, por ejemplo, en Burdeos, las asociaciones feministas eligieron cuatro hipermercados para entrar en contacto con las mujeres allá donde se podían encontrar.
Parece paradójico denunciar la desigualdad de género en materia de tareas domésticas y, al mismo tiempo, ir a buscar a las mujeres en estos lugares, pero se trataba de acoger a las mujeres donde se podían encontrar, fuera del hogar, en este tiempo tan especial del confinamiento, es decir en los comercios esenciales.
JAÉN/ Paz Madrid – En abril la Junta de Andalucía publicó una Guía de recursos para la atención a víctimas de violencia de género durante la situación de alarma por el COVID-19. En este asunto me gustaría pararme a aplaudir otra iniciativa, la de Mascarilla 19. Esta herramienta ha supuesto que la mujer víctima de malos tratos pueda acudir a la farmacia más cercana a pedir este producto, la “mascarilla 19”, que en realidad no existe. Se trata de una palabra en clave para avisar de que corren peligro ante una agresión por su maltratador. Desde la propia farmacia se ponen en contacto con la Policía para detener el abuso y poner a salvo a la víctima.
Se trata de una iniciativa impulsada por los Colegios Oficiales de Farmacéuticos en colaboración con los distintos gobiernos autonómicos. Se ha ido extendiendo por numerosas partes de España para frenar la curva del coronavirus sin que se dispare la de la violencia de género.
Sin embargo, y aunque no dejan de ser medidas útiles, la realidad es otra. Continúan sucediéndose sucesos incalificables como el triple asesinato de Úbeda (en Jaén, la provincia donde resido) en el que un padre asesina a sus dos hijos y a su mujer y se tira después por la ventana. He tenido que leer titulares vomitivos de diarios supuestamente serios que rezaban: “Hombre de buen trato y correcto”, haciendo alusión a la declaración de un compañero de trabajo del asesino.
Las respuestas en contra de ese titular han corrido como la pólvora, de hecho, la publicación ha sido eliminada de redes, aunque sigue publicada en la web. Un intento más por exculpar al maltratador. Vomitivo e inexplicable a partes iguales. Y el horrible ejemplo se expande por Andalucía: el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) ha atendido a un 34% de nuevas usuarias por violencia de género en Jaén durante el confinamiento. Por desgracia, esta situación ha agudizado los casos.
Las y los periodistas nos debemos a un código deontológico para tratar temas como la violencia de género, la inmigración y otros asuntos sensibles que trasladamos a la población. Además, contamos con guías muy claras que aportan mucha luz a la hora de tratar estas informaciones delicadas. Como ejemplo está la Guía para el tratamiento informativo de la violencia de género del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA).
¿Cómo están actuando los colectivos de mujeres?
FRANCIA/ Viviane Albenga – Yo pertenezco a redes feministas, sobre todo universitarias, intelectuales y políticas, tras haber participado en el Movimiento Francés para la Planificación familiar. Primero, con centenas de médicas y mujeres del mundo político, cultural e intelectual, firmamos una petición para reivindicar la ampliación del plazo legal de aborto durante el confinamiento, publicada el 31 de marzo en Le Monde. El personal médico que inició esta demanda se declaró listo a transgredir la ley. El plazo fue extendido dos semanas más, únicamente para el aborto farmacológico.
Además de esto, en mi universidad, estoy a cargo de las cuestiones de igualdad de género, lo que me conecta con la red de las otras académicas que desempeñan el mismo cargo. Pude notar casos de ciberacoso hacia las estudiantes que no denunciaban antes la situación a pesar de que solían ser acosadas de manera más directa. Con la falta de contacto directo con las estudiantes, ahora nos toca hacer el balance de las violencias que denunciarán quizás más tarde.
JAÉN/ Paz Madrid – En Jaén tenemos el Comando Sororidad, que continúa denunciando en redes nuevos casos de maltrato, además de otras asociaciones y colectivos feministas que han estado más presentes que nunca en citas como la del 8-M. Las redes de apoyo social siguen siendo asociaciones y colectivos que habitualmente sostienen y acompañan en situaciones a las víctimas de malos tratos, además del apoyo que ha supuesto algunos de los recursos mencionados.
¿Cómo se está informando a la población de la pandemia desde los medios de comunicación y cuál es la situación de las y los periodistas?
JAÉN/ Paz Madrid – La situación de los periodistas siempre es ajena a los focos. También lo ha sido durante el confinamiento, pese a la carga que ha supuesto, para los redactores que han conservado su empleo, hacer trabajo extra para suplir la falta de compañeros por ERTES y ERES.
En Jaén hay un caso sumamente doloroso, el del cierre de Onda Jaén, la radiotelevisión municipal, que sufrió un incendio intencionado el pasado mes de agosto. Con apenas dos despachos quemados y todo el material de trabajo intacto, desde el Ayuntamiento se decidió primero un ERE (rechazado por el Gobierno central y la Junta de Andalucía) y después un ERTE para los trabajadores (inadmitido por la Delegación de Empleo de la Junta en Jaén).
Tras muchas idas y venidas, finalmente, el pasado 10 de junio el Ayuntamiento ratificó en un pleno urgente el cierre, dejando muchas dudas sobre la posible recolocación de los 52 trabajadores del medio público municipal. La Asociación de la Prensa de Jaén (APJ) y el Colegio de Periodistas de Andalucía (CPPA) han mostrado públicamente su rechazo a esta medida, que deja a la ciudad de Jaén sin un medio público radiotelevisivo, con el consiguiente daño a la democracia que conlleva, puesto que “sin periodistas no hay periodismo, y sin periodismo no hay democracia”.
¿Cuál es el papel que están jugando las Fake News en esta alerta sanitaria?
JAÉN/ Paz Madrid – El mismo papel que han jugado en unas elecciones importantes o durante cualquier otro hito de relevancia para el futuro de la ciudadanía: controlar mentes y desinformar. Ese es el objetivo de cualquier fake news.
El otro día escuché a alguien decir que no son fake news porque “news” significa “noticia” y eso no es en cualquier caso una noticia. Una noticia es una información verídica y fiable que está contrastada por un periodista, que debe provenir de fuentes oficiales o confidenciales pero validadas por un profesional de la comunicación. Otra cosa es que hoy en día cualquiera se piense “periodista” y difunda medias verdades a través de redes sociales, webs y blogs de pseudoperiodismo.
Siempre lo digo, lo difundo y no me canso de repetirlo: hay que contrastar la fuente, de dónde viene esa información. Es muy fácil darle al botón de “compartir” y difícil frenar la cadena de difusión una vez está “en el aire”. También es muy complicado, vista la situación, elaborar informaciones fiables. Ha habido muchas contradicciones en cuanto a la importancia o no de las mascarillas, filtraciones de horarios en cada fase y una serie de desinformaciones que no han ayudado a la población a estar informada, sino todo lo contrario. Es nuestra salud física y mental la que está en juego, además de nuestro derecho a la información. Estas fake news pueden llegar a generar ansiedad y depresión. Informemos con rigor y no compartamos cualquier cosa.
El teatro político // Viviane Albenga
En el teatro político de nuestra Antígona en Burdeos, también se oye un coro de mujeres cuyos cantos comentan el desencadenamiento de la historia. El primer día después del cierre de las aulas, empezamos a intercambiar en Messenger con tres otras amigas, también profesoras en la Universidad, dos de ellas hispanistas : Isabelle Touton, quién publicó una antología destacada de entrevistas con escritoras españolas (Intrusas. 20 entrevistas con mujeres escritoras, Institución Fernando el Católico, 2018); y Lise Segas, autora de una novela feminista titulada Las malas lenguas (Verbum, Madrid, 2016). La cuarta mujer del coro, Hélène Camarade, también es feminista y trabaja ahora sobre la resistencia de las mujeres al nazismo.
Después de este primer intercambio, empezamos a hablarnos cada día, primero para tomar noticias de cada una. Porque, aunque todas vivimos el confinamiento en alojamientos muy decentes, cada una tenía preocupaciones cualquiera que fuera su situación privada: ser madre, ser hija de padre o madre enfermos o recientemente viudas, vivir sola o, al contrario, no tener tiempo para sí misma y sentirse agobiada… Creo que pusimos en práctica estos cuidados de los cuales se habla tanto. Y también, comentamos de manera cotidiana, con mucha agudeza, las informaciones que recibimos sobre la epidemia. Compartimos análisis: me acuerdo del día cuando comentamos el tema del familiarismo según el cual se discriminaba a las personas que teníamos el derecho de ver durante la pandemia y a principios de la desescalada, es decir, hijas, hijos padres, madres y su pareja cuando conviven. De amantes o amigos, nada, y claro que sí hacen falta.
No puedo restituir los matices de emociones y de ideas que se expresaron y que resultaron ser, para mí, una “habitación propia conectada” si retomo la expresión de la escritora y académica Remedios Zafra en su ensayo El entusiasmo. Si Remedios Zafra pone de manifiesto la soledad y la explotación que resultan de la conexión permanente, esta experiencia de sororidad virtual corresponde más bien a las redes de apoyo feminista que empoderan a sus miembras. Así que a pesar de vivir sola, no estaba aislada. Pero la habitación propia conectada, por empodedora que sea, no sustituye la emoción política de los cuerpos que se reúnen en manifestaciones, lo que ahora mismo intentamos recuperar mientras nos dicen que favorece la epidemia. Porque el coro de Antígona sí que cantaba fuerte en Francia cuando fuimos confinadas.
Defendamos la cultura // Paz Madrid
Me gustaría aprovechar este espacio para lanzar un grito a favor del sector cultural, uno de los grandes afectados por la crisis. Es inadmisible que podamos estar en una terraza de bar sentados con amistades, en grupo, y no podamos hacer eso mismo con un escenario delante. Los técnicos lo tienen aún más crudo. Las ayudas no llegan a todas personas y han sido excluidas automáticamente, al igual que otros artistas de la fotografía y profesionales de la cultura que se han quedado atrás y prevén un año con cero ingresos. Después de desarrollar una carrera en este sector, especialmente difícil, y llegar a dedicarte a él, cuando lo consigues, este es el resultado en tiempos duros.
Es como el ejemplo del flamenco, para llorar de pena. En 2010 se proclamó Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pero la realidad es que los tablaos amenazan con el cierre definitivo ante la falta de turistas, mientras los artistas flamencos viven al borde de la indigencia.
En papel queda muy bien apostar por algo tan genuinamente andaluz como es el flamenco, pero a la hora de la verdad nadie ha estado ahí para defenderlo. Desde algunas instituciones como el Consejo Económico y Social de la Provincia de Jaén (CES Provincial) se están haciendo recomendaciones a la Diputación Provincial para que ninguna administración caiga en la “tentación” de reducir o suspender los presupuestos de cultura en 2021, pidiendo que se tenga como referencia para entonces los de 2019, así como que se aligeren los pagos pendientes a proveedores culturales. Muchos de ellos aún esperan cobrar por actuaciones realizadas y en momentos así es cuando más hay que cumplir con los pagos. Porque la cultura es un sector que genera empleo y riqueza, como cualquier otro: que no se nos olvide.
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