El sur es un sentir jondo, que se lleva puesto en la piel, sin fronteras ni latitudes que lo midan. El sur va siempre con nosotras, las que migramos a otras geografías en algún momento de nuestras vidas para buscar fortuna. Pero el sur también es resistencia, que se reivindica con un acento, con un compás o con unos cuidados heredados de nuestras madres y abuelas. Para compartir(nos) con algunas de las artistas que conforman Arte Muhé tuvimos que subirnos pa’ Madrid, como en la canción. Porque, si quieres tener más oportunidades, la capital sigue siendo uno de los destinos más elegidos.
Aunque nada te asegura que lo vayas a conseguir, independientemente de tu género, las posibilidades de que acabes llegando a los grandes escenarios de este país si eres mujer (trans o cis) o persona no binaria se reducen a menos de un 10%. Este es el porcentaje de las artistas que actuaron en los principales festivales de música españoles en 2017, según un estudio del colectivo MYM: Mujeres y Música. Arte Muhé es ese caballo de Troya, creado por algunas artistas multidisciplinares para reivindicar la presencia de las mujeres sobre los escenarios.
El proyecto, que en su inicio pretendía llevar el arte a lugares donde normalmente no llega, como las cárceles, acabó haciendo sold out en la Sala Caracol de Madrid, para seguir con las entradas agotadas después en Valencia y Granada. Porque Arte Muhé es ambulante, como La Barraca de Lorca, y su latir pertenece a corazones de distintas partes del estado español.
Un colectivo multidisciplinar, feminista y ambulante
Estas comadres empezaron siendo tres. Las cantautoras La Mare, Eva Sierra y María Ruiz estuvieron cantando en la Puerta del Sol para celebrar el 8M de 2017 y que las mujeres que llevaban casi un mes en huelga de hambre consiguieran su objetivo, que el gobierno incorporara sus 25 propuestas al pacto de Estado contra la violencia machista. Esta actuación en la que confluyeron en este escenario improvisado les supo a poco y decidieron llamar a artistas de más disciplinas: circo, teatro, poesía, danza, graffiti… El proyecto, que en su inicio pretendía llevar el arte a lugares donde normalmente no llega, como las cárceles, acabó haciendo sold out en la Sala Caracol de Madrid, para seguir con las entradas agotadas después en Valencia y Granada. Porque en la capital es donde estas mujeres se encuentran y paren este proyecto multidisciplinar, pero Arte Muhé es ambulante, como La Barraca de Lorca, y su latir pertenece a corazones de distintas partes del estado español.
Lo increíble de Arte Muhé no es que hayan creado un espacio donde alzar su voz; ni que todas sean unas artistazas de un nivel mayúsculo; ni que cada vez más público se mueva a verlas donde haga falta para compartir su energía con ellas; ni que el pasado 17 de mayo cantaran ante 8.000 personas en el WiZink Center de Madrid, teloneando el concierto de Rozalén, también parte del colectivo… Lo realmente increíble de todo esto es que, frente al clásico de ser contactadas para fechas señaladas como el Día de la Mujer, ellas han creado un espacio abierto los 365 días del año. Para crear juntas, para mostrar que las mujeres artistas en este país existen y son muchas.
Las componentes de Arte Muhé ya son referentes para mucha otras que hasta ahora no se habían atrevido a mostrar su trabajo. Ellas existen cuando se juntan a dar conciertos en una plaza; ellas son una realidad cuando llenan salas en distintas ciudades; ellas nos representan cuando hablan de su trabajo en los medios de comunicación…
Referentes para no quedarse en el camino
Ya sabemos que lo que no se ve, lo que no está escrito, lo que no te cuentan, lo que no conoces… no existe. ¿Dónde están todas las mujeres escritoras, científicas o matemáticas de la historia? No lo sabemos, pero desde luego en los libros de texto no. Las componentes de Arte Muhé ya son referentes para mucha otras que hasta ahora no se habían atrevido a mostrar su trabajo. Ellas existen cuando se juntan a dar conciertos en una plaza; ellas son una realidad cuando llenan salas en distintas ciudades; ellas nos representan cuando hablan de su trabajo en los medios de comunicación…
Pero lo cierto es que estos espacios no abundan, ni en España ni en el resto del mundo. Solo hace falta echar mano a informes que atestiguan la representación que tienen las mujeres sobre los escenarios en distintos países de todos los continentes. Según un artículo publicado en El País “en 2017 solo un 15% de los artistas que actuaron en los principales festivales de música españoles eran o incluyeron mujeres”. Por su parte MYM: Mujeres y Música ha publicado que este 2018 ha habido, según los datos recabados hasta ahora, un 12,96% de representación femenina. Por un momento había pensado hacer recuento de los festivales más conocidos de música en Andalucía y mostrar los resultados. Pero, después de recopilar los principales nombres de las ocho provincias de la comunidad (que se dice pronto, pero lleva su rato) y empezar a hacer recuento y ver la casi nula representación de mujeres o personas no binarias he acabado cabreada y pensando que soy autónoma y mi tiempo es muy valioso para hacer esto sola. Pero si alguien se anima, lo hacemos en otro momento poquito a poco.
Las que faltaban
Las componentes del grupo Mafalda también se echaron las manos a la cabeza cuando descubrieron que entre sus referentes musicales de adolescentes no había mujeres, como mucho vocalistas, pero no instrumentistas o compositoras. Así que su primer año de gira por el país, se preguntaron dónde estaban Las que faltaban en un documental del mismo nombre, grabado de forma amateur. En él se hacen preguntas importantes para romper este bucle conformista. “¿Alguna vez os habéis preguntado por qué no vemos mujeres sobre los escenarios? ¿por qué sus espacios suelen estar relegados únicamente a ciertos roles? Decidimos lanzarnos a la carretera y contarlo por nosotras mismas”.
Estos casi 40 minutos de documental recogen muchas voces de artistas de nuestro país como Anita Kuruba, de Canteca de Macao, Alicia Ramos, Isa Casanova (La Otra) o Luz Punx (Malayerba). Y todas ponen en común su experiencia en festivales y conciertos y reflexionan sobre por qué es más difícil llegar; por qué recibimos mansplaining cuando el trabajo que realizamos es técnico; por qué el patriarcado nos hace competir entre nosotras; por qué tenemos que demostrar 20 veces más que los hombres; por qué se nos enseña a no ocupar espacios desde pequeñas; por qué no tenemos tantas referentes artistas que se salgan de la norma… “Que las mujeres vean a otras mujeres: baterías, bajos, es decir, instrumentistas… para que así también exista una opción de que tú creas, como niña o como persona que quiere entrar en este mundo, que tú también puedes hacerlo”, dice Edna Sey, de The Sey Sisters en el documental Las que faltaban.
El mundo está lleno de célebres hombres mediocres
Durante el coloquio-debate “El patriarcado musical: causas y consecuencias (Presencia de las mujeres delante y detrás de los escenarios)’ organizado el pasado mes mayo en el Muvim de Valencia, las participantes coincidieron en que los contratantes siempre se excusan en la excelencia para contar o no con mujeres. Las mujeres siempre tenemos que demostrar el triple o el doble para merecer espacios, cuando a los hombres se les permite ser mediocres. Esto ya lo decía Gloria Fuertes en los 50, “una mujer para que se la reconozca como escritora, pintora, investigadora o lo que sea, tiene que hacer veinte veces más que un hombre, tiene que ser una fuera de serie. No hay apenas mujeres reconocidas en ninguna profesión, pero el mundo está lleno de célebres hombres mediocres”.
Hace un año mucha gente se llevó las manos a la cabeza cuando en Suecia se anunció que iban a crear un festival no mixto, libre de agresiones machistas y de hombres cis hetero. A pesar de las críticas, surgió el Statement Festival, “el primer gran festival de música del mundo para mujeres, personas transgénero y no binarias”, que se celebró en Gotemburgo los pasados 31 de agosto y 1 de septiembre. Un evento histórico que se rebela contra el abuso sexual y el acoso en los festivales de música.
Proyecto Sororitas. Girls on the stage
En febrero de 2018 las componentes del colectivo cultural multidisciplinar de Granada Atica publicaron su proyecto Sororitas. Girls to the stage. Al hacer valoración de su primer año de recorrido algo les chirrió mucho, solo el 30% de las artistas de su programación habían sido mujeres, frente a un 70% de artistas hombres cis. Fue entonces cuando se propusieron un replanteamiento de su gestión, para mejorar su programación con una perspecitva de género.
“Proyecto Sororitas nace para conoceros a todas vosotras mujeres trans, cis y otras identidades no binarias o periféricas. Queremos saber qué hacéis, dónde estáis, cuándo queréis tocar en nuestro espacio, hacer una jam session, una pinchada o dar vuestro primer concierto. Estamos de brazos abiertos, esperandoos.”, concluían en su comunicado. Pongo este caso como ejemplo porque creo que todos los proyectos (festivales, ciclos de conciertos, salas de música en vivo, etc.) deberían hacer la misma reflexión. Vivimos en un sistema patriarcal, es normal que repitamos los patrones que nos encontramos al llegar. Solo deconstruyéndonos podremos comenzar de nuevo y ser más inclusivas.
¿Pero sabéis qué? Hemos venido a desenterrar la historia de nuestras abuelas y nuestras bisabuelas y queremos dejar grabada la nuestra para que las que vienen tengan referentes. Venimos cargaditas de sororidad, dispuestas a ser altavoces y romper brechas, para que las cosas cambien. Mientras los programadores de los festivales mainstream se plantean que un 50-50 no estaría mal para empezar, iniciativas como Arte Muhé son como esas casas andaluzas donde todo el mundo es bien recibido a comer
La Poderío entrevista a Arte Muhé
La entrevista que os presentamos con este artículo a algunas componentes de Arte Muhé se gestó entre Málaga y Granada; La primera ciudad fue donde yo conocí a Tam y la segunda donde me reencontré con ella en un bolo que tenía con La Otra. O más bien tendría que decir que estas ganas de encontrarme con ellas, esta nueva generación de mujeres autoras, surgieron cuando escuché la canción ‘Que se cuelan’, que ya se ha convertido en un canto a la disidencia sexual.
Esta reunión entre comadres tuvo lugar en Madrid el verano pasado, durante la semana del Orgullo LGTBQI crítico. Hablamos de acentos, de deconstrucciones personales, de sororidad, del momento en el que se pusieron las gafas violeta y de mucho más. Era miércoles, 28 de junio y después de compartirnos en una charla que tiene la piel de todas ellas, nos fuimos a la manifestación, a celebrarnos.
En un país en el que dedicarse a la cultura es una auténtica locura, dedicarte a hacer cultura siendo mujer con un mensaje social podría considerarse casi kamikaze. ¿Pero sabéis qué? Hemos venido a desenterrar la historia de nuestras abuelas y nuestras bisabuelas y queremos dejar grabada la nuestra para que las que vienen tengan referentes. Venimos cargaditas de sororidad, dispuestas a ser altavoces y romper brechas, para que las cosas cambien. Mientras los programadores de los festivales mainstream se plantean que un 50-50 no estaría mal para empezar, iniciativas como Arte Muhé son como esas casas andaluzas donde todo el mundo es bien recibido a comer. Porque somos muchas, somos todas y todas tenemos una historia que contar.
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