Entrevista a JUAN JOSÉ TAMAYO ACOSTA
«El pensamiento religioso y la vida de las religiones deben acompasar su ritmo al feminismo y sus reivindicaciones»
Aprovechamos la presencia de Juan José Tamayo en Granada para hablar con él sobre teologías, religiones, utopía y feminismo. Para este teólogo español vinculado a la Teología de la Liberación que se declara feminista y bautiza al patriarcado con el nombre de un grupo de rock, Extremoduro, «la jerarquía católica de todo el mundo, y muy especialmente la jerarquía católica española, es el fiel reflejo y la verificación empírica del funcionamiento del patriarcado con toda su radicalidad».
¿Qué opinión te merece la movilización que se ha dado en nuestro país y en todo el mundo, este pasado 8 de marzo?
Me parece que el 8M es la manifestación más importante en las últimas décadas. De la gran manifestación y la gran huelga que tuvo lugar a nivel internacional, que tuvo los efectos más importantes y los resultados más eficaces en España, ya ha habido autoras, pensadoras, que han dicho que hemos entrado, con esa manifestación, en la cuarta ola del feminismo. Porque la movilización fue generalizada, no sólo participaron mujeres sino también participamos hombres por la igualdad, de todas las edades y de todas las tendencias ideológicas y sobre todo en un ambiente festivo-reivindicativo, no violento, que creo que marca un hito en la historia del feminismo, cuyas conquistas son realmente imparables.
Usted se declara feminista y dice que sin paridad no hay laicismo ni democracia. ¿Qué es para usted ser feminista?
El feminismo, para mí, primero es una filosofía. La filosofía del reconocimiento de la igual dignidad, de iguales derechos, de igual racionalidad entre hombres y mujeres. Por tanto, para mí el feminismo no distingue roles masculinos y femeninos, que generalmente son discriminatorios para las mujeres y privilegiados para los varones, sino que considero que hombres y mujeres estamos construyendo un proyecto de futuro en el que no hay que reconocer la división sexual del trabajo, no hay que reconocer los estereotipos de unas funciones y unas identidades masculinas contrapuestas a las femeninas, sino que nos movemos en un terreno de igualdad para construir una sociedad fraterno-sororal, en la que las discriminaciones de género sean eliminadas. Pero yo creo que, además, el feminismo no solamente lucha contra las discriminaciones de género, sino que lucha también contra otro tipo de discriminaciones que se refuerzan entre sí.
La discriminación de género por lo general está vinculada a la discriminación de clase, a la discriminación de etnia, a la discriminación cultural, a la discriminación religiosa…
Y esas discriminaciones, todas ellas, se refuerzan, y encuentran en la mujer la persona o el ser humano a la que se le somete a todas esas discriminaciones. Es decir, las discriminaciones no van por separado, sino que se complementan. Pero lo más grave en este caso es que quien es sujeto de todas las discriminaciones de manera especial son las mujeres. Y, claro, imagínese una sociedad que discrimina a las mujeres por todos estos motivos y todos ellos reforzándose unos a otros, pues entonces las mujeres son consideradas objeto sexual, mercancías de compraventa en cualquiera de los aspectos de su vida. ¿Por qué? Pues porque se produce la deshumanización de las mujeres y su mercantilización, y a partir de ahí con las mujeres se puede hacer de todo, lo más negativo, justificándolo, dentro de ese nivel de desigual que marca el patriarcado.
Y por eso para mí el feminismo lleva como consecuencia la desmercantilización de las mujeres de su propio cuerpo. Por ejemplo, a través de la prostitución, o a través de los vientres de alquiler o a través de la trata de personas, mayoritariamente de mujeres.
Es decir, el feminismo tiene que liberar a las mujeres de esa situación a la que le ha sometido el patriarcado de que son objetos de compra-venta, son objetos de negocio, que tienen un precio muy bajo y que se pueden comprar y se pueden vender de una manera muy alegre, y eso supone convertirlas en mercancías.
Hablemos del choque de la jerarquía católica con el feminismo. ¿Qué pasa con la jerarquía de la iglesia en este país?
Creo que es el último bastión y el más influyente en defensa del patriarcado. Si hay una institución que representa el patriarcado en estado puro es la jerarquía, en concreto la jerarquía católica. En general las jerarquías de todas las religiones, no es el caso, porejemplo, delanglicanismo, que ya ha incorporado a las mujeres al ministerio sacerdotal e incluso las ha incorporado al ministerio episcopal,etc. Pero de manera especial el catolicismo, la institución religiosa católica, o si quiere, la jerarquía católica de todo el mundo, y muy especialmente la jerarquía católica española, es el fiel reflejo y la verificación empírica del funcionamiento del patriarcado con toda su radicalidad. Y cuando digo con toda su radicalidad quiero decir que es la institución que de manera más permanente, de manera más estructural y sistémicamente está discriminando a las mujeres.
Yo por eso defino el patriarcado de las religiones con el nombre de un grupo musical. Distinguimos patriarcado duro o de coerción, patriarcado blando o de consentimiento, y yo incorporo un tercer patriarcado y le doy el nombre de un grupo musical, de rock, me parece que es, o de heavy metal (no tengo muchos conocimientos musicales), que se llama Extremoduro.
El patriarcado ‘extremoduro’ es aquel que defiende la inferioridad de las mujeres y su sometimiento a los varones como un fenómeno natural que, además, es por voluntad divina.
Y si el patriarcado duro considera que las mujeres son por naturaleza inferiores, el patriarcado extremoduro de las religiones considera que las mujeres son inferiores por voluntad divina y por un acto creador de Dios. Si es muy difícil desmontar el patriarcado duro, muchísimo más difícil es hacerlo con el patriarcado Extremoduro, que apela a la creación divina y apela a la voluntad de Dios para establecer que solo a Dios le representan los varones y que las mujeres, por tanto, no han sido creadas a imagen y semejanza de Dios, como dice el propio texto del Génesis.
Esa distancia que marca la jerarquía de la Iglesia con las mujeres puede ser muy perjudicial para ella misma.
A quien más daño hace es así misma. A quien más daño hacen los jerarcas católicos con esas declaraciones contra el feminismo, contra la teoría de género que ellos llaman “ideología” de género, los más perjudicados son ellos. Porque es un mensaje tan anacrónico, es un mensaje tan alejado del itinerario que sigue la sociedad que es el itinerario de la igualdad, que lógicamente las personas que se mueven dentro del paradigma de la igualdad pues no tienen otra solución que abandonar la institución. Y, por eso, ahí está el gran problema. En el siglo XIX la Iglesia Católica perdió a la clase trabajadora. ¿Por qué?, pues porque defendió el mundo empresarial y toda la revolución industrial con lo que suponía la marginación de toda la clase trabajadora, de los obreros y las obreras.
En el siglo XX, por esa mentalidad tan reaccionaria desde el punto de vista cultural, creo que ha perdido a los intelectuales, a los universitarios, a los jóvenes…, a la gente que se mueve en el mundo del pensamiento. Un pensamiento crítico, un pensamiento libre, un pensamiento emancipatorio.
Creo que como siga ese camino de discriminación de las mujeres, en el siglo XXI va a perder a quienes hasta ahora se han mostrado las más fieles seguidoras de sus orientaciones.
¿Por qué?. Pues porque todo tiene un límite de resistencia, y esos mensajes de sumisión de las mujeres, esa crítica del feminismo y esa consideración de que las mujeres son objeto de violencia porque no obedecen a los maridos, o porque se divorcian o porque defienden sus derechos y consiguen conquistas, pues esa actitud, lógicamente, tiene que terminar con una fuga de manera generalizada de parte de las mujeres, ya que no son consideradas como sujetos. ¿Qué organización puede defender que sus miembros no son sujetos?.
Lógicamente en una organización que dijera “ustedes están dentro de esta organización pero no son sujetos, ni religiosos, ni morales, ni sujetos de derecho dentro de esta organización”, la gente se iría y dejaría de pertenecer a esa cofradía.
Pues yo creo que es lo que está empezando a pasar, con toda razón, dentro de laIglesia Católica. Si la Iglesia Católica no reconoce a las mujeres como sujetos religiosos, porque no pueden acceder al ministerio sacerdotal y no pueden mantener relación directa con Dios sino a través de los varones clérigos; si las mujeres no son sujetos morales, es decir, que no tienen una guía ética y necesitan que los varones las conduzcan por el camino del bien y las alejen del camino del mal por cuya senda van ellas, y necesitan a unos hombres que les digan cuál es el bien y cuál es el mal, pues lógicamente…
Si,además, las mujeres en la Iglesia Católica no son sujetos teológicos, es decir, que no tienen capacidad para pensar la fe, sino que pensar la fe la tienen que hacer a través de los varones teólogos, pues dígame usted qué sentido tiene el que las mujeres se mantengan dentro de una institución como esta que les niega todos los derechos. Luego, claro, a eso sume usted que no reconoce los derechos sexuales reproductivos.
Pues lógicamente yo creo que en el siglo XXI, más pronto que tarde, más al comienzo que al final, la Iglesia va a perder a sus más fieles seguidoras que durante tantos siglos han sido las mujeres. Y harían bien. Y hacen muy bien. Y eso creo que es lo que posiblemente lleve a la jerarquía a replantear su comportamiento patriarcal.
En sus conferencias, clases y también en publicaciones, usted aborda el tema del feminismo dentro del islam.
Yo hablo del feminismo islámico pero dentro del feminismo político. Yo creo que el feminismo es una ideología y es una propuesta y un proyecto de sociedad que debe desarrollarse en la esfera cívica, en el ámbito político, en el campo cultural, en el terreno laboral, en el ámbito doméstico. Entonces el feminismo no creo que tenga que tener etiqueta. No existe un feminismo cristiano, un feminismo judío, un feminismo musulmán, sino que las mujeres y los hombres, teólogos y teólogas, las mujeres y los hombres creyentes, lo que tienen que hacer es acompasar el ritmo de esas teologías, o de ese pensamiento religioso y el ritmo de la vida de las religiones al feminismo y sus reivindicaciones. Por tanto,amí me parece que no se debe hablar de feminismo religioso, sea el feminismo hindú, budista, cristiano, judío… No, no.
Las religiones, las teólogas, los teólogos, las personas creyentes, lo que tienen que hacer es incorporar los principios del feminismo y las prácticas de emancipación del feminismo a las propias religiones.
Y, a su vez, tienen que releer sus propias tradiciones desde el punto de vista de género y no patriarcal para contribuir también, de esa manera, a que las religiones sean un elemento más que contribuyan a construir esa sociedad fraterno-sororal. Por tanto, no me gusta, aunque sí hablo del feminismo islámico porque es una doctrina y es una práctica dentro del islam, pero yo prefiero más bien hablar de la incorporación de las religiones al movimiento feminista para que de esa manera contribuya a construir una sociedad sin discriminación de género.
¿Qué puede aportar la teología al momento actual que vivimos?
Me parece que la recuperación de una serie de valores que están olvidados dentro del modelo y de la ideología neoliberales y que al mismo tiempo están perdidos dentro de las propias religiones. A mí me parece que hoy vivimos sometidos a tres ismos, que son los que impiden una convivencia armónica, solidaria y justa, que serían, primero, el sistema de dominación neoliberal, que establece desigualdades cada vez más abismales entre los seres humanos por un inequitativo reparto de la riqueza.
En segundo lugar,vivimos bajo otro sistema de dominación que es el patriarcado, que impone la sumisión de las mujeres a los varones, basada en la masculinidad hegemónica. Y el tercer sistema de dominación al que estamos sometidos es el sistema del colonialismo, que consiste en la imposición de una cultura que se considera superior, que no lo es, que es la cultura occidental, a otra serie de tradiciones culturales o étnicas, que tienen sus propios valores pero que, desde la cultura occidental, consideramos que son de menor relevancia y son valores que no tienen el carácter ético que nosotros queremos imponer.
En esta configuración del mundo, sometido a estos tres sistemas de dominación, yo creo que las teologías y en concreto las nuevas teologías, pueden contribuir poderosamente a cuestionar las bases de esos sistemas de dominación. Estas nuevas teologías serían la teología de la liberación, las teologías feministas y las teologías de las religiones, que resumido podríamos decir que es la teología intercultural, interreligiosa e interétnica desde la perspectiva de género y en el horizonte de la ecología.
Hablamos de Utopía, de la Utopía Feminista.
La utopía feminista es una de las últimas que se han propuesto, tiene en torno a dos siglos, dos siglos y medio, y creo que camina a un ritmo extraordinario. Va logrando por etapas las conquistas que gradualmente se van proponiendo.
La clave fundamental de esta utopía es conseguir en la sociedad y en todos los campos del saber y del quehacer humano, la igualdad y la paridad entre hombres y mujeres, transformando la concepción del poder, de la política, de las relaciones humanas y generando una sociedad fraterno-sororal.
La utopía feminista tiene un largo recorrido y diferentes etapas. La primera fue la reivindicación de la igualdad política a partir de la discriminación de la que las mujeres fueron objeto en la Revolución Francesa, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, a la que respondió Olympe de Gouges con la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana.
Posteriormente, esa reivindicación de la igualdad a nivel político se expresó, desde el punto de vista filosófico, con Mary Wollstonecraf, Vindicación de los Derechos de las Mujeres, a partir de la idea ilustrada y de la universalidad de los derechos humanos y la universalidad de la razón, ella entendió que esa universalidad era excluyente hasta ese momento para las mujeres, por parte de los pensadores ilustrados y ella reclamó y fundamentó, desde el punto de vista filosófico, esa incorporación de las mujeres a la universalidad de los derechos humanos y de la razón. Luego tuvo su traducción política, en el siglo XIX, a través del movimiento sufragista, que logro sus objetivos del reconocimiento de los derechos políticos y sociales de las mujeres, a través del reconocimiento, en las diferentes constituciones, del derecho de las mujeres al sufragio, hasta llegar a la obra pionera de esta segunda etapa del feminismo que es El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir, que decía “La mujer no nace sino que se hace”.
Y a partir de ahí es cuando surge la idea de género, considerada como una construcción social por parte del patriarcado para discriminar a las mujeres. Y la etapa siguiente va a ser la etapa en la que el Feminismo va a afirmar que todo lo personal es político y por tanto hay que luchar contra la discriminación de las mujeres en el ámbito personal, porque eso también tiene una traducción en la discriminación de las mujeres en el ámbito político. Y como digo, la manifestación de este 8 de marzo sería la cuarta ola del feminismo, en el que las mujeres salen a la calle e incorporan a su lucha política los diferentes espacios públicos para defender sus derechos.
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