Amal. Nací y crecí en El Rif. El trabajo, el coraje y la humildad de su gente la volví a encontrar en la tierra donde estudié comunicación y trabajo actualmente, Andalucía. Esta tierra me adoptó y me enamoró, gracias a personas que me hicieron conocerla en su profundidad y diversidad: sus pueblos, sus olores, sus calores. Gracias a las radios alternativas, descubrí otra manera de ejercer la profesión periodística. En ellas aprendí a trabajar en colectivo, e investigando en proyectos de proximidad supe lo que significa la transformación y la educomunicación, que me hicieron deambular por aquellos territorios escondidos e invisibilizados de Al-Andalus. Para entender mejor el mundo que habitamos seguiré caminando, descubriendo y observando la naturaleza. No me gustan las fronteras ni las diferencias lejos de los ojos de los ajenos.
Antonia. Confieso: odio dormir siesta. La vida es tan corta que me la quiero beber a versos y comer a besos. Así que de pequeña me enfundaba la sábana como si fuera una bata de cola y dedicaba mis siestas a cantar la Encrucijá de la gran Marifé de Triana porque, digan lo que digan, la copla empodera. Estudié periodismo para cambiar el mundo, pero la experiencia profesional me enseñó que antes hay que darle la vuelta como un calcetín al oficio, y en eso andamos. Soy coplera, muy de aquí, pero culo inquieto. Nací en un pueblo de Córdoba que se llama Adamuz y mi historia está unida a los sitios que me han acogido: Sevilla, Londres, Padova, Stará Lubovna, Lebrija, París o Madrid; y a las mujeres poderosas que me he ido encontrando en cada uno de ellos. Ahora veo el mundo desde la esquinita de Cádiz enredada en la comunicación corporativa. Casi ná.
Auxi. Canaria de nacimiento, andaluza de adopción y curiosa de profesión. Feminista hasta la médula, mi identidad es migrante porque vivo en tránsito. Soy muy de barrio, estar quieta me pone nerviosa, las ferreterías son mis tiendas favoritas y pocas veces digo que no a unas cañitas en buena compañía. En la academia he picoteado de la Filosofía, las Artes Visuales, los Estudios de Género y las Ciencias de la Educación, mientras fui metiendo el hocico en radios, teatro, movimientos sociales, investigación social, revistas, documentales… Todo muy independiente y muy precario también, que todo hay que decirlo.
Desde chiquita me gustaba escuchar historias, y he tenido la suerte de ser invitada en multitud de patios y cocinas, de dónde he sacado los mejores recursos bibliográficos que jamás hubiera podido imaginar. Mi trabajo actual me trajo a Málaga. La comunicación es el mejor nexo de unión que he encontrado y encuentro para continuar enredándome en la madeja de la vida. Y la vida, siempre quiere vivir, así que mejor hacerlo rodeá de tu gente y en proyectos que te den calorcito.
Laura. Nací y crecí entre pitas y arrecifes de sirenas, dunas y olor a salitre. Soy hija del desierto y del mar. Me considero nómada, pero el sur siempre será el lugar al que volver, mi hogar. Almería fue mi cuna, aunque comparto mi corazón con otros dos rincones: Málaga, la bella y Granada, poderosa y rebelde. Soy poliamorosa de ciudad. Soy contadoras de historias. Creo en la comunicación que reivindica otras realidades, y en la cultura como herramienta de transformación del alma y de la sociedad. Nunca me etiquetes ni me digas que no puedo hacer algo, soy una entusiasta con la energía y cabezonería suficientes para demostrar que mi manada y yo siempre podemos. El feminismo me da cada día algo nuevo: me presenta a personas maravillosas, me ofrece reflexiones e historias, me regala abrazos y amor del bueno, me brinda la oportunidad de cambiar lo que no elegí y de estar rodeada de más seres que pisan el suelo con firmeza y se cuelgan al vaivén de la vida y a todos los matices de su pantone. Aprendo, lucho, amo, me sorprendo, me fortalece, me conmueve, me eriza la piel… me hace mejor persona. Desde hace un año PODERÍO es mi palabra favorita del diccionario, pero no en masculino, sino en femenino, primas, La Poderío.
Lola. Soy obrera de la palabra, que ama las causas justas aunque sean difíciles y a veces perdidas, y que sabe que el arma más poderosa de transformación social es la palabra pensada, escrita, hablada. Me emociona la vida y sus historias y el poder contarlas. Con sangre cubana y suiza, soy andaluza mestiza, como esta tierra que me sustenta y me mima. Nací en Madrid, me crie en Barcelona y estudie periodismo en Bilbao. Desde hace más de dos décadas vivo en la Granada mora, tierra de mi familia que abandonó en busca de un presente-futuro mejor. Cuando chica quise ser artista de pinceles y barro y termine siendo comunicadora. Creo en el periodismo comprometido y riguroso y abomino de la manipulación en todas sus formas y contextos. Por eso estoy aquí con mis compañeras, en esta cuadriga que galopa, en esta galera que navega tormentas, en esta Poderío maravillosa.
Lucía. Cordobesa de los pies a la cabesa, de Aguilar de la Frontera. De campo más que un chaparro. Feminista porque mi madre me lo ha inculcado sin ella saberlo. Y mu flamenca. No soy periodista. Nací periodista y es mi forma de vida. Siempre en continuo aprendizaje y siempre queriendo transformar la realidad de las historias en dignidad. Soy una mujer pegada a una cámara para inmortalizar esos momentos. Me pierdo y se me encuentra entre las pateras de la Frontera Sur de España, recorriendo campamentos de personas refugiadas, reliada en las melfas y en el ritual del té saharaui. Las migraciones y el feminismo es lo que me quita el sueño y lo que me hace soñar. Me chifla inventar con mi familia, las migas de mi padre, la sororidad, la playa en invierno y el olor de Andalucía.
María. Creo que soy la única “de ciencias” del equipo. Tuve infancia gaditana pero pronto volví a la ciudad de la Mezquita, donde nací. Apasionada de los paseítos por el campo, de las matemáticas (en serio!), del rol y también una ávida lectora, cuando puedo y me dejan. Ingeniera por papeles pero por vocación he acabado como gestora de una marca especializada en la Comunicación y el Marketing digital: MaríaDeLaCom, porque entiendo que Otra Comunicación Es Posible, y ahí vamos… Despacito y con buena letra esta andadura que tantas alegrías me está dando, siendo la mayor, sin duda: La Poderío, en la que aprendo cada minuto que paso trabajando con mis primas-amoras. He estado ligada a varias ONGDs desde hace más de dos décadas, aunque actualmente sin tiempo para eso, siendo el feminismo a lo que dedico el -escaso- tiempo disponible para activismo, tanto a formarme como a participar en actividades relacionadas.
Rocío. Arrabalera y de clase trabajadora, comunicadora audiovisual, roja, seriéfila y letraherida. Intensita con mucha rocanrol actitud. Descubrí que no hay verdad absoluta y la mía está en mezclar La Paquera y Barricada, en querer ser desde pequeña la Teniente Ripley y María Jiménez. Amante de las radios comunitarias y firme defensora del cooperativismo. A veces (muchas veces) me enroco en mis contradicciones, me ofusco porque quiero cambiar el mundo ya y no termina de salir bien. Y aún así, continúo. No como animales y podría estar viendo El Padrino hasta hacerme polvo la retina. Si me dieran un eurito cada vez que me dicen “Vete a Cuba” podría hacerme un castillo, o dos, para meter a toda esa gente que no te sujeta la puerta cuando ve que vas a entrar. Sueño con un mundo sin libros de Paulo Coelho porque solo entonces habrá significado que estamos bien abastecidas de amigas, sororidad, compañerismo y mucha fuerza pa trabajar en colectivo.
Ruth. Me enamoré de Andalucía hace casi una década, cuando dejé tierras castellanas para estudiar en Granada y después en Málaga. Años después, no puedo imaginar un domingo de invierno perfecto sin pedalear hacia los Baños del Carmen y leer hasta el atardecer o desconectar durante un fin de semana primaveral en algún pueblo de Cádiz. La realidad andaluza es un crisol plural que se articula desde múltiples miradas que merecen ser compartidas entre todas y que construimos día a día tejiendo en red. Soy periodista (aunque también viajo con algunos años de Derecho en la mochila) y tengo la suerte de investigar sobre temas relacionados con derechos humanos, libertad de expresión y género desde México hasta Turquía. Ea, un fueguito más en este Mediterráneo que es testigo de la mayor migración de personas después de la segunda guerra mundial.