La Andalucía negra existe, siempre existió y resiste
La Andalucía negra existe, siempre existió y resiste

La Poderío

12 junio 2020

Este texto está en la sección La Corrala, el patio de vecinas de La Poderío donde cada una charlotea, cascarrilla y pone colorá lo que sea mientras le da el fresquito o el sol en la cara. Más agustito que te quedas, oú. Eso sí, La Poderío no tiene nada que ver con lo que se pone aquí, solo apoya la participación de las lectoras. Puedes enviar tus artículos a ole@lapoderio.com. Otra cosa, antes de hacernos las propuestas pedimos que leas nuestro ideario.

Biznegra/ Colectiva antirracista, afrodescendiente y andaluz en Málaga.

Rabia, impotencia, miedo y angustia son algunas de las emociones y experiencias que nos atraviesan a las personas negras y afrodescendientes ante una agresión racista, especialmente cuando ésta es ejercida desde las fuerzas de seguridad y las instituciones del Estado. 

Hace unos días, en una de las pancartas que sostenía una mujer negra en las múltiples protestas que se han sucedido a lo largo de Estados Unidos y del mundo, se podía leer “¿A quién llamas cuando es la policía la que te dispara?”. Las violencias racistas son estructurales y están amparadas por todos los mecanismos del propio sistema que se hereda de la visión colonial del mundo. 

Por eso, el racismo institucional mata y vulnera los derechos humanos fundamentales de las vidas negras y racializadas sin que, en la mayoría de los casos, se ejerza justicia ni existan repercusiones legales y/o criminales para las personas e instituciones responsables. Lejos de esto, se despliegan todos los tentáculos de la maquinaria racista, colonial y heteropatriarcal para proteger a los agresores y legitimar sus actuaciones como parte de un discurso supremacista blanco que se reproduce desde los grandes medios de comunicación y generadores de opinión.

La negación de que España es también negra y racista es una excusa perfecta para no tomar acciones de responsabilidad y reparación a la comunidad.

George Floyd era un hombre negro que fue asesinado por un policía en la ciudad de Mineapolis (EE.UU) por el simple hecho de ser negro, por una institución creada para proteger a la ciudadanía, pero que asesina hasta tres veces más a personas negras. Esto es racismo institucional. Pero, ¿por qué nos ha removido a todas las personas negras y afrodescendientes este asesinato racista? Este no es un caso aislado, ocurre continuamente en todas partes del mundo y, por supuesto, también en España. 

Este asesinato se suma a una larga lista de nombres de vidas negras que han sido asesinadas y violentadas a manos de los cuerpos de seguridad del Estado español. Algunos de esos nombres son Lucrecia Pérez Matos (asesinada por la Guardia Civil en 1992),  Ilias Tahiri (asesinado por seis agentes de seguridad en el Centro de Menores de Tierras de Oria en julio de 2019), Daniel Jiménez (asesinado en detención policial, junio 2020), Larios Fotio (muerte por disparos de la Guardia Civil, El Tarajal 2014) o Mohamed Bouderbala (CIE Archidona 2017).*

El racismo es una realidad que en España está totalmente invisibilizada y negada, siendo fuertes los intentos por borrar y silenciar todos los elementos históricos y territoriales que ubican y dan cabida a la identidad africana y afrodescendiente española. Nos dejan sin lugares de enunciación desde los que gritar y denunciar las discriminaciones y violencias que sufrimos. De esta forma, la negación de que España es también negra y racista es una excusa perfecta para no tomar acciones de responsabilidad y reparación a la comunidad.

La afroandalucía

Desde la mirada de Andalucía hay muchos elementos materiales, territoriales e identitarios que nos narran historias desde la diversidad cultural y étnica pero, aún así, son capítulos que se dejan en los pasados. Persiste una resistencia e incapacidad de hacer uso de la memoria histórica y reparadora, necesaria para integrar un discurso antirracista en la actualidad. 

Partiendo de toda esta rabia y necesidad de contar y liderar nuestras propias voces e historias, nos organizamos en la plataforma autónoma de la “Comunidad Negra Africana y afrodescendiente en España”, a través de la cual se coordinaron las concentraciones el pasado 7 de junio en distintas ciudades de todo el estado Español: Madrid, Barcelona, Murcia, Zaragoza, Valencia, Mallorca, Rota y Málaga, entre otras. Esta experiencia de organizarnos y accionar desde lo colectivo, en un breve espacio de tiempo, ha sido una experiencia intensa, rica y, sobretodo, esperanzadora y sanadora para con nosotras. Construir primero comunidad hacia dentro es una necesidad y anhelo que compartimos muchas de las hermanas en Málaga, siendo ésta una de esas ocasiones en las que la herida ha sido cuidada entre todas. 

Concentración 7 de junio en Plaza de la Marina contra el racismo./ Foto: Auxi J. León.

Nos juntamos más de 300 personas en una convocatoria realizada con la coordinación y acompañamiento del resto de ciudades y poniendo mucha atención y cuidado, especialmente para las medidas de seguridad. Fueron pocos los días de difusión del evento y, algunas de nosotras, éramos cautelosas en la respuesta que nos daría el público. No fuimos conscientes, hasta minutos antes, de la acogida y el poder de convocatoria conseguido, el cual superó todas nuestras expectativas. 

Esta acción ha llegado en un clima en el que verdaderamente era necesario tomar el espacio público y amplificar nuestras voces, poder hablar en voz alta y decir que las vidas negras importan, que existe una comunidad negra y afrodescendiente en España, que estamos aquí, que siempre estuvimos y que vamos a seguir luchando hasta que eliminemos todas las formas de violencia y discriminación contra las personas negras, afrodescendientes y racializadas. 

*Fuente: desde el amor decolonial y comunitario se elaboró una lista para la que se extrajeron los nombre del post de Salma Azmian.

https://lapoderio.com/todas-las-primas-sumais/
La Poderío

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Una revista parida en el sur, con los aires frescos, reivindicativos, inclusivos, diversos, plurales y feministas de Andalucía, pero sobre todo, con las ganas de visibilizar las historias de personas reales olvidadas en los medios de comunicación y de desgranar el sistema heteropatriarcal que las victimiza y/o criminaliza en la mayoría de los casos.

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